Columnistas

Tragicomedias de cada día

Hay historias ante las que uno no sabe si reír o llorar, sentir pena o enojarse

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Hay historias ante las que uno no sabe si reír o llorar, sentir pena o enojarse. Quizás todo dependa del lado en que uno la viva o el ángulo que escoja para analizar el caso. La cuestión es que, hace unos días, una carroza fúnebre perdió los frenos y terminó incrustada en la sala de una casita, con muerto y féretro a cuestas. Una tragedia dentro de otra tragedia dentro de otra más: un activo empresarial deteriorado, una casa destruida y, encima, un funeral interrumpido.








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