La mejor opción para salir de la crisis educativa es fortalecer las alianzas público-privadas, pero el Ministerio de Educación Pública está atrapado en una maraña burocrática que lo tiene paralizado.
La preocupación es mayor debido a la cancelación del acuerdo entre el Ministerio de Educación (MEP) y la Fundación Omar Dengo (FOD). Es alarmante que un programa tan exitoso se disuelva, a sabiendas de la incapacidad del MEP para dar continuidad a una labor especializada y fundamental para el país.
El Programa Nacional de Informática Educativa (Pronie) ha sido líder mundial en el uso de la tecnología en la educación y distinguido por varios organismos internacionales gracias a su calidad y mejora continua.
El Pronie es un actor esencial para la alfabetización digital y el apoyo a las poblaciones más vulnerables, que requieren aprender a programar, desarrollar su capacidad para resolver problemas y potenciar habilidades de pensamiento computacional.
Nuestro desarrollo en el campo tecnológico tiene sus bases en este programa, que jamás hubiera sido realidad dentro de la estructura burocrática y rígida del MEP. El Pronie es más que un programa de alfabetización y educación digital, es formación de habilidades que posibilitan a los estudiantes dar un salto cuantitativo y cualitativo en el nuevo mundo que se les abre. A lo largo de los años, el Pronie ha favorecido a más de 2 millones de estudiantes.
Negociación y transparencia
No me cabe la menor duda de que toda alianza público-privada debe ser evaluada, lo que no se vale es actuar sin medir las consecuencias para nuestro complejo e ineficiente sistema educativo, o sin analizar los resultados.
El Pronie es un eficiente programa que llega a 4.200 centros educativos, de los cuales unos 2.000 son unidocentes, y da mantenimiento de calidad a más de 1.200 laboratorios de informática educativa, donde los estudiantes aprenden programación, big data, las bases de la inteligencia artificial y el empoderamiento tecnológico.
El Pronie prepara anualmente a 16.000 estudiantes en más de 200 centros educativos para las certificaciones técnicas que los estudiantes requieren con el fin de incorporarse a la industria 4.0, que cada día exige más conocimientos.
La pregunta es si el MEP tiene los recursos humanos, la organización y la estructura para hacerse cargo del programa con los requerimientos de calidad que se exige y a los costos actuales.
¿Podrá el MEP dar asistencia técnica a más de 192.000 computadoras portátiles, servidores, redes e instalaciones de laboratorios? Es preocupante que el MEP pretenda absorber el proyecto, dados sus altos costos operativos, su ineficiencia, su cuestionada calidad, su inflexibilidad y su baja productividad.
Un proyecto en el cual el equipamiento y la asistencia técnica es del 78,5 % del presupuesto total, con 273.000 activos, 40.000 computadoras nuevas programadas para este año y que requiere atender unos 30.000 reportes. Todo esto con un 0,66 % del presupuesto del MEP.
La capacidad tecnológica del MEP y su respuesta a los estudiantes durante la pandemia fue deficiente. En vista de esta realidad, lo lógico es renegociar en forma transparente con la FOD antes de emprender una aventura tan arriesgada y que difícilmente reducirá los costos promedio por estudiante de $38 que reporta la FOD. No queda claro en las manifestaciones del MEP cuáles fueron las verdaderas razones para la cancelación del Pronie.
Hay que cambiar
El MEP no está preparado ni lo estará nunca mientras su estructura administrativa sea tan compleja. Con 91.000 empleados y miles de problemas, jamás conseguirá desarrollar un programa tan complejo como el Pronie.
El MEP, en lugar de divorciarse de la FOD, debe aprender a trabajar en conjunto y seguir pidiendo resultados, productividad, transparencia y compromiso. Debe tercerizar los servicios de limpieza, mantenimiento, seguridad, transporte, contabilidad, planillas y capacitación para poder medir costos y concentrarse en lo esencial, que es mejorar la calidad de la educación.
Bien haría en aliarse con socios calificados para que los estudiantes aprendan inglés y matemáticas, y así no seguir aumentando la odiosa diferencia de clases. Hoy necesitamos colegios técnicos que preparen a los alumnos en ciberseguridad, inteligencia artificial, desarrollo de software y control de calidad.
Hay que hacer cambios grandes en el MEP, pero primero debe cambiar de mentalidad y abandonar la rigidez. Se trata del ministerio que tiene el presupuesto y la responsabilidad más grandes de Costa Rica.
El autor es ingeniero.
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