La Caja del misterio

Las hipótesis sobre la salud de la institución son tan abundantes como las teorías sobre el origen de la vida, el eslabón perdido o la existencia del ser Supremo.

Lo curioso es que pasan los años y no parece haber nadie investido con la suficiente credibilidad para precisar, en forma inequívoca, cuáles son los verdaderos números de la CCSS.

Ante la falta de certidumbre, han surgido muchas especulaciones y hasta afirmaciones con tono de epitafio. Recordemos, por ejemplo, que el mandatario Rodrigo Chaves y Marta Esquivel, jerarca de la CCSS, ya declararon en quiebra al Seguro Social.

En sintonía con el temerario diagnóstico de Chaves, en marzo del 2023, la Junta Directiva de la CCSS decidió suspender 340 proyectos (hospitales, clínicas, Ebáis y otros) para “garantizar la sostenibilidad financiera de la institución”.

Pero ocho meses después, el mismo órgano retomó 213 obras del portafolio de inversiones que representan un gasto de un millón de millones de colones, los cuales aparecieron por arte de magia o, a lo mejor, siempre estuvieron allí.

De hecho, la Contraloría denunció a la presidenta Esquivel y a la Directiva por el presunto maquillaje de los informes actuariales que utilizaron para justificar la paralización de obras y para hablar sobre la quiebra de la entidad.

Otras voces internas también desmienten que el enfermo haya entrado en fase terminal, aunque reconocen la urgencia de tomar medidas en todos los órdenes para alinear la calidad de sus servicios con las necesidades de la población.

Evitar que el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) y el Seguro de Enfermedad y Maternidad (SEM) lleguen finalmente a escenarios deficitarios figuran, sin duda, entre las prioridades.

También existen añejas deudas con las eternas listas de espera, la formación de médicos especialistas, el desarrollo de infraestructura, el impulso a la investigación y la atención digna del paciente.

Un paso fundamental para atender estas y otras patologías es dispersar los nublados del día sobre las finanzas de la institución y, una vez libre de conjeturas y misterios, definir acciones para relanzar a la CCSS como baluarte de la paz social.

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El autor es jefe de información de La Nación.