Alexander Duguin es un filósofo, politólogo y geopolítico que nació en Moscú el 7 de enero de 1962. No tiene ningún cargo oficial en el gobierno ruso, pero es asesor político y militar del presidente, Vladimir Putin, por lo cual lo han llamado el “cerebro” y el Rasputín de Putin.
Es importante conocer sus ideas porque, en cierta medida, influye y a la vez refleja la ideología, la estrategia y la geopolítica de Rusia y del presidente Putin, catalogado por Forbes como el hombre más poderoso del mundo.
Antecedentes. Duguin es doctor en Ciencias Políticas y ha sido profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Estatal de Moscú. Es autor de 30 libros y habla unos 10 idiomas. Entre 1993 y 1994 fue ideólogo del Partido Nacional Bolchevique, de tendencia marxista-leninista. En 1995 se presentó como candidato a la Duma de San Petersburgo y obtuvo solo 1 % de la votación. En 1998 dejó ese partido. En el 2002 fundó el Movimiento Eurasia, que luego se convirtió en partido político. En el 2014 participó en un encuentro en Viena contra el movimiento gay.
Duguin es miembro de la Iglesia ortodoxa rusa. En mayo del 2016 acompañó a Putin y al patriarca Kirill en un viaje de peregrinación al monte Athos, en Grecia. Es también integrante del Club de Izbork, uno de los tanques de pensamiento más influyentes de Rusia, e inspira las actuales políticas de Rusia en Ucrania. Se le considera más radical que Putin en este asunto.
Debido a que propuso la invasión total de Ucrania, fue muy criticado por los académicos moderados y perdió su plaza en la Universidad de Moscú.
Uno de sus libros más leídos en Rusia y en el extranjero es Fundamentos de geopolítica (1997), en el que contrapone dos sistemas globales: 1. Eurasia, que incluye a Rusia y a Europa central, de orientación conservadora y autocrática. 2. El Sistema que él define como plutotecnocrático, encabezado por los Estados Unidos como potencia hegemónica junto con el Reino Unido. Se identifica totalmente con el primer sistema, según sus palabras, conservador y autocrático, y se opone al sistema segundo.
Polémica. No obstante, su libro más destacado y controversial es Cuarta teoría política (2009). En él dice que desde el siglo XVIII hasta la actualidad han existido las siguientes teorías políticas predominantes:
- El liberalismo, cuyo eje es el individuo y tiene un discurso a favor de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Estados Unidos essu potencia principal. Según su opinión, el liberalismo es ultraindividualista y aleja a la gente de todo lo colectivo, identidad nacional, identidad religiosa y, ahora, la identidad degénero. Desde su punto de vista ya fracasó y el gobierno de Trump,el brexity los gobiernos de Hungría y Polonia marcan el fin de la hegemoníaliberal en el mundo.
- Elmarxismo, comunismo, socialismo, cuyo eje es la clase y se aplicaronen la Unión Soviética desde 1917 hasta 1991. Aunque sobrevive en algunos países, ha sido derrotado por los Estados Unidos y las potencias del liberalismo. Afirma que esta segunda opción fracasó.
- Elfascismoy el nazismo,cuyo eje es el Estado en el primero y la raza en el segundo. Se aplicarondurante las décadas del 30 y del 40 del siglo pasado. También fracasaron y fue derrotado por las potencias aliadas del liberalismo.
- Elpopulismo integral, posliberalismo o antiliberalismo,cuyos ejes deben ser el dassein, categoría inventada por el filósofo Martin Heidegger, que significa “ser en el mundo”, y es una especie de nuevo humanismo.
Esta teoría es la que promueve Alexander Duguin con fervor y se caracteriza por criticar todo lo que según su juicio ataca al dassein y promueve la deshumanización: la globalización, el cosmopolitismo tecnológico, el ateísmo, el imperialismo y el unipolarismo norteamericano. Además, promueve una nueva síntesis entre las teorías políticas dos y tres.
Considera que el orden mundial que él caracteriza como liberal debe ser derrocado. Propone una nueva revolución estructural contra el liberalismo y un populismo integral que debe unir la derecha de los valores cristianos con el socialismo, la justicia social y el anticapitalismo.
Juego político. Sus referentes favoritos son Vladimir Putin, Donald Trump, Víctor Orban y la Liga Norte de Italia. En América Latina sus gobiernos más afines serían los que se oponen a Washington: Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Ante el enfrentamiento entre los EE. UU. y el gobierno de Nicolás Maduro, estoy seguro que Duguin apoya al segundo.
El geopolítico de Putin es muy crítico de los organismos internacionales y promueve un regreso al Estado nacional y a las diferentes formas de nacionalismo.
Según algunos analistas propone un regreso del mundo hacia principios del siglo XX. Es decir, devolver la historia en un siglo, más o menos. Define a la modernidad y al liberalismo como las raíces del mal y favorece el tradicionalismo.
A nivel de relaciones internacionales promueve un mundo multipolar que garantice la existencia de distintas civilizaciones, como Eurasia, cuyo centro es la Federación de Rusia.
Para promover su proyecto mundial tiene como maestros tanto a comunistas como a nazifascistas: Lenin, Mussolini, Hitler, Julius Evola, Jung y el Che Guevara. Propone unir la izquierda radical comunista con la derecha radical nacionalista y el tradicionalismo de René Guénon. Pero aclara que su ideología no es ni marxismo ni fascismo sino una nueva síntesis: el populismo integral del siglo XXI.
Después del colapso del socialismo real en la Unión Soviética y el campo socialista hace unos 20 años, en su propuesta promueve el retorno de Rusia como gran potencia mundial. Dice textualmente que “nuestro objetivo es el Imperio indoeuropeo –desde Vladivostok hasta Dublín– bajo la bandera de Cristo y del gran monarca". Y agrega: “Rusia retornará a la historia y construirá una nueva Rusia, imperial y absoluta”.
Con lo anterior queda claro que se revela como ideólogo del neoeurasianismo cristiano ortodoxo y con un anhelo de retomar las glorias del Imperio zarista del pasado, pero ahora en el siglo XXI. El Rasputín de Putin no nos oculta que su proyecto mundial de populismo integral del siglo XXI favorece la causa y la eventual hegemonía de Eurasia, de la Iglesia ortodoxa rusa y, sobre todo, del Kremlin y de la Federación de Rusia.
El autor es politólogo.