El argentino que llegó a la S a finales del 2001 asegura que desde el día uno él notó la gambeta de Bolaños, la pegada de Azofeifa, el liderazgo de Badilla y el amorío con el gol de Saborío. Además reveló el dolor que lo embargó al conocer el deceso del Gladiador.
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Ahora, el orden en la cancha es observar, decidir, recibir y pasar, mientras que antes el jugador recibía, observaba, decidía y pasaba.