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Nuestro pacto social, ¿a qué punto ha llegado en el camino del reconocimiento de la libertad de creencias y su consecuencia política, el laicismo?


Es preferible ser quien realmente se es, que ser lo opuesto a lo que decimos que somos. Una interpretación de las palabras de Francisco.


Mi interlocutor religioso supone que, mientras él está lleno de un complejo catálogo de creencias y valores, yo, ateo, soy un ataúd.