Etiquetas alexander friedman

Mientras entramos en la tercera década del milenio, no debemos temer lo extraño, sino a un enemigo mucho más antiguo: nosotros mismos.



Hoy la innovación tecnológica y los cambios demográficos son vientos que van en contra del aumento del crecimiento, en lugar de empujarlo, y la ingeniería financiera ya no puede arreglar la situación.