Heilyn Salas, una nicoyana de 35 años, tiene muy clara la definición de la palabra “lucha”. Desde pequeña ayudaba a lavar los platos de una soda para ganarse algún dinero y ayudarle a sus padres en el hogar, cuenta que también ha limpiado casas y siempre ha sido muy trabajadora, como reconoce.
Salas es vecina de Puntarenas, tiene tres niños y hace unos meses decidió dejar atrás los tabúes y dudas para aprender a manejar autobús, pues su larga búsqueda de trabajo fue infructuosa pese a contar con una carrera universitaria y hablar inglés.
Con una gran sonrisa y pilotando un autobús Heylin recorre las calles de la la ruta Barranca-Puntarenas, gracias al trabajo que hace una semana le dio la empresa autobusera 4x3, en la provincia de Puntarenas.
Según contó, su hijo menor, que apenas tiene siete años, es el que más feliz está de ver a su mamá conduciendo el vehículo y su mente curiosa lo lleva a plantear muchas preguntas sobre cómo es manejar aquel automotor tan grande y además, le pide que lo lleve a dar una vuelta. Su hijo mayor, de 15 años y su hija de 10 también están muy felices.
Desde el 2019 esta madre soltera buscó trabajo como docente de Español en secundaria, profesión que estudió gracias a su esfuerzo. En ese año logró cubrir algunas incapacidades en colegios de Tilarán y Cañas, pero no consiguió un nombramiento, por lo que decidió trabajar como manicurista mientras seguía intentando conseguir una plaza en el Ministerio de Educación Pública (MEP).
“Cuando comenzó el 2020 se vino lo de la pandemia, no hubo presencialidad, yo era manicurista antes de ser educadora, entonces me defendí un poquito ahí con las uñas a como podía, me defendí por un tiempito con el trabajo de las uñas pero ya después no di abasto porque ya uno no podía tener contacto con la gente por el asunto de la pandemia, entonces el negocio se vino abajo.
”Me sostuve un tiempo pero yo dije : ¿Qué voy a hacer? Fui a la regional del MEP a buscar qué había, no había nada, volvía a ir pero no había nada, llenaba los links para hacer incapacidades menores a 35 días, yo decía, al menos con incapacidades la voy sacando, pero tampoco”, confesó.
Narra que hasta se postuló para ser cajera, dependiente y secretaría, envió muchos currículos a donde veía ofertas, pero nada salía, también intentó buscar un empleo en recursos humanos, profesión en la que tiene una carrera técnica, pero la oportunidad no se presentó.
En esa búsqueda un día apareció una luz, su amiga Cinthya, quien fue la primera mujer en manejar autobús en la empresa para la que hoy trabaja Salas. Su amiga y el esposo Antony, se ofrecieron a enseñarle a manejar el bus, lo que al principio la llenó de dudas pero terminó lanzándose al agua.
“Yo dije: si ella puede yo también puedo, entonces ella habló con los jefes de la empresa para ver si podíamos ir al plantel para mover los buses y familiarizarme yo un poco más con el automotor, eso no fue que se me ocurrió la semana pasada y ya hoy estoy en el bus, no, tenemos algunos meses de estar yendo al plantel a ver los buses.
”Tuve la oportunidad de que se me abrió un campo en Nicoya para ir hacer la prueba práctica y sin conocer las calles de la ruta me fui para allá, a ver si pasaba la prueba de la licencia, y gracias a Dios la gané. A mí me dijo el gerente de 4x3: en el momento que usted ya tenga la licencia el trabajo es suyo. Entonces mucho más emocionada yo estaba y mucho más ganas tenía”, aseguró.
‘La gente me ha recibido muy bien’
La noticia de esta mujer conductora de autobús fue dada a conocer por algunas páginas puntarenenses y guanacastecas, y sin esperarlo, su foto e historia se hicieron virales, recibiendo muchas muestras de apoyo en sus redes sociales y también, en su comunidad.
“Gracias a Dios la gente me ha recibido muy bien, mi amiga Cinthya se llevó la peor parte, porque ella era la primera mujer en manejar el autobús, le tocó lidiar con todos los estereotipos de cómo va a andar una mujer manejando bus.
”Ellos (sus jefes) están muy contentos con Cinthya y ahora también conmigo, han sido comentarios sólo positivos, por el Messenger muchas personas me han dicho que sienten dicha, que se alegran mucho y todo eso lo motiva a seguir adelante”, dijo.
La nueva chofer reconoce que hasta la fecha no ha lidiado con malos tratos, pero sabe que ha sido todo un reto por ser mujer, pues cuando su amiga Cinthya inició hace casi tres años, le comentó que otros choferes hombres “tiraban el bus encima” o había personas que decidían no subirse al bus solamente porque una mujer lo conducía.
En su nuevo trabajo también le han ayudado con su rol de madre jefa de hogar, por lo que ingresa a trabajar a las 4: 00 a. m., realiza cinco recorridos completos al día y pasadas las 2:00 p. m. sale de su jornada en el autobús para atender las labores en su casa y compartir tiempo de calidad con sus hijos, que son parte de su motor de vida.
Lo más difícil son las vueltas
Cuando creció en su natal Nicoya aprendió a conducir, por lo que sentarse detrás de un volante no era nuevo para Heilyn Salas, así que al iniciar su aprendizaje en bus ya conocía los principios básicos del manejo.
Pero la diferencia de tamaños entre un automóvil a un autobús es considerable, por lo que debía aprender cómo dominar el largo del automotor y sus dimensiones, en ese proceso lo más complicado fue agarrar las vueltas en la carretera.
“Lo más difícil del bus, yo siento que para mí fue las vueltas, que si hay un carro parqueado a un lado y otro del otro lado en el momento en el que usted quiebra el bus lo puede coletear, entonces más que todo es eso.
“Echar para atrás no, porque se guía por los espejos, es lo mismo, tiene que ir en línea con los espejos y ver que no va a golpear nada de lo que está a la par, porque a mí me ha tocado meter el bus en medio de buses, entonces uno se va para adelante y se pone en línea recta y con los espejos se guía. Pero ya a la hora de sacarlo y dar vuelta sí, porque usted no pueda asomar la trompa y doblar de una vez porque con la cola puede golpear”, explicó Salas.