Esa lista de graduados es bien particular: Dra. Vía Láctea, Dra. Arteria, Dra. Mariposita, Dra. Glicemia, Dr. Blood O+, Dr. Salbu-Ta-Mol...
... hasta completar 30, junto a Enredos, Timosita, Pompluna y Serotonina.
Es la lista de 30 payasitos que se graduaron de doctores de la risa. O, mejor dicho, de los 30 nuevos “doctores payaso”, de Hospisonrisas, un proyecto de voluntariado que suma ya 14 años continuos de llevar alegría a los pacientitos más enfermos de nuestros hospitales, niños y adultos.
La quinta generación de doctores payaso recibió su título este 10 de enero, tras completar un proceso intenso de formación durante los últimos dos años, que incluyó estudios en Psicología, Artes Dramáticas y conceptos clínicos.
La fundadora y directora de Hospisonrisas, Angie Cervantes Rodríguez, calcula que por ahí han pasado unas 250 personas, que reúnen un perfil muy especial para ganar el mérito de ponerse esa nariz de payaso.
“Trabajamos en un ambiente en que manejamos mucho dolor y pérdidas, con procesos de enfermedad, muerte y duelo, en una cultura donde el dolor y la pérdida se asocia con tristeza.
“Nosotros rompemos ese ambiente con alegría y colores, pero no lo hacemos desde la falta de respeto o de comprensión, sino que lo estamos haciendo desde la conciencia de que lo más maravilloso de cualquier proceso es celebrar la vida”, comentó Cervantes.
Ella, además de payasita y actriz, es microbióloga de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y asesora en esa institución en las pruebas para el diagnóstico de laboratorio para covid-19.
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Hospisonrisas se inició hace 14 años en el Hospital Nacional de Niños. De ahí, ha pasado a otros centros de la red de servicios de la Caja donde también se atienden adultos.
Tienen un coro de payasitos que todas las navidades recorre el país con música y alegría. Lo hicieron también en el 2020, con todos los protocolos contra la covid-19, tal y como lo han hecho con sus visitas de rutina por los salones hospitalarios.
Los dos años de formación de estos doctores payaso les proporcionan herramientas para que conozcan el funcionamiento de los hospitales, toda la terminología clínica básica, las reglas de los servicios, y la prevención de infecciones.
“Les damos todo el arsenal de Psicología para entender los tipos de personalidad, cómo llegarle a la gente en un proceso de duelo. También herramientas artísticas como el manejo de la improvisación, trabajo corporal, técnica clown y maquillaje. Y un componente de desarrollo personal para que se den el chance de encender su niño interior”, comentó Cervantes.
El proceso de selección de los 50 cupos que se abre cada dos años para esta formación, es muy estricto.
Al final, tras entrevistar las 300 o más personas que solicitan un cupo en cada período, seleccionan 50... y en el camino se van quedando hasta que solo llegan los que merecen esa nariz de payaso.
Esta quinta generación, permitió que 30 se pusieran la nariz y los zapatos de payaso. De alguna manera, es una certificación muy peculiar que garantiza que esa persona, como dice Cervantes, destila luz y está absolutamente enamorada de la vida.
“Es maravilloso constatar que no solo sí existen esas personas, sino que se pueden reunir para pulirlas en un diamante que atraiga a otras. Es una sinergia de almas puras que logra impactar positivamente muchas vidas”, agregó.
Por eso, todo el proceso de capacitación trata de asegurar la calidad de la formación de cada doctor payaso.
Se trae a los mejores maestros, tanto del país como del exterior, que empiezan a pulir ese diamante de adentro hacia afuera, desde las emociones hasta la construcción material del personaje: nariz, peluca, maquillaje, gabacha, zapatones.
El reclutamiento para la siguiente generación, la sexta, se iniciará en algún momento del segundo semestre del 2021, para lo cual los interesados deben estar atentos a la convocatoria que se abre por las redes sociales de Hospisonrisas: http://www.hospisonrisascr.com/, HospisonrisasCR, tanto en Facebook como en Instagram.