Los 75 estudiantes del kínder Teodoro Picado, en Upala, no tendrán que sentarse en las sillas podridas que sus maestras rescataron del barro dejado por el huracán Otto.
El mismo día en que este diario dio a conocer su situación, la Casa Presidencial prometió los pupitres y el viernes 10 de febrero los entregó. La compra se hizo en el mismo cantón, con dineros donados por los costarricenses durante la emergencia. Se invirtieron ¢1,2 millones.
Esta entrega se adelanta en cinco meses, a la que estaba programada para julio.
Aunque el Ministerio de Educación Pública (MEP) corrió para tener listo el nuevo edificio un año antes de lo planeado, solo pudo conseguir 400 pupitres para los 640 estudiantes, incluidos los niños de preescolar.
Estos alumnos estrenaron recinto el 6 de febrero, un proyecto que supera ¢600 millones.
Todavía está en proceso la entrega de más útiles escolares y materiales didácticos para que los maestros puedan dar clases sin problema.
Sorith Escamilla Noguera fue la docente que le comentó a La Nación su preocupación por la falta de pupitres.
Según relató el 6 de febrero, en Bijagua consiguieron dos mesas prestadas y cerca de una docena de sillas fueron rescatadas del barro que se apoderó de la vieja escuela, en el centro de este cantón.
“En cuanto nos enteramos de la necesidad, buscamos cómo ayudarles. Además de este proyecto, estamos coordinando la entrega de uniformes ”, dijo Ana Josefina Güell, viceministra de Desarrollo Humano e Inclusión Social.
Fotos: Presidencia para GN