Limón.- Javier Román Arias, un sacerdote de 52 años, fue presentado ayer como el nuevo obispo de la diócesis local durante una sencilla pero emotiva misa celebrada en el gimnasio de la sede regional de la Universidad de Costa Rica.
Román, sétimo entre 11 hermanos, dijo que sus prioridades serán la juventud y la familia.
“Me presento con toda sencillez: soy un pobre siervo de Jesucristo, en favor de ustedes. No traigo programa previo, ni otro interés que presentarles a Jesucristo, muerto y resucitado. Mi programa pastoral es Cristo. No tengo otra cosa que darles”, dijo el actual secretario de la Conferencia Episcopal, entre el aplauso de los feligreses y el sudor que le chorreaba por la frente.
La ceremonia se desarrolló con el estilo limonense de variedad étnica, con presencia de representantes de varios cantones.
Incluso llegaron feligreses desde Talamanca. Benigno Rodríguez es indígena cabécar y salió a las 2 a. m. de Alto Cuen para también tomar parte en el festejo. Similar fue la ruta de Bertilia Vargas, de Tsuiri, en Bribrí, quien había sido escogida para que, en su lengua, hiciera la segunda lectura de la misa.
Hubo pasajes en lengua china e inglesa, como parte de la diversidad limonense.
Román llega a cubrir una vacante de año y medio que había dejado el obispo José Rafael Quirós, hoy arzobispo de San José.
El nuevo obispo recibió la noticia acerca de su designación la mañana del 9 de marzo. El papa Francisco, representado en sus inmediatos colaboradores del Vaticano, fue quien decidió con base en una terna que le enviaron las autoridades católicas costarricenses.
Román ha ejercido como cura párroco en las comunidades de San Cristóbal Norte, Desamparados, San Miguel de Escazú, Nuestra Señora de Loreto, San Vicente de Moravia y el Templo Votivo del Sagrado Corazón.