Berlín. El jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, reúne este domingo a su coalición para intentar rebajar las tensiones entre los socios gubernamentales, que podrían derivar en una crisis.
Desde hace semanas, los Liberales del Partido Democrático Libre (FDP), los ecologistas y los socialdemócratas del canciller —los tres socios de gobierno— divergen en cuestiones que van desde el clima hasta las finanzas del ejército y las infraestructuras, pasando por el presupuesto de 2024.
“La casa de la coalición está ardiendo”, advierte el diario popular Bild.
Estas tensiones internas llegaron incluso a Bruselas, donde a principios de marzo acabaron bloqueando un texto sobre las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos nuevos. Este sábado, llegaron a un acuerdo tras semanas de negociaciones con Berlín.
En la reunión de este domingo por la tarde, esperan limar las asperezas entre los grupos de la coalición, y así reducir sus niveles de impopularidad.
Según varios sondeos, los que salen beneficiados de estas tiranteces son el partido de la oposición conservadora y la AFD (extrema derecha).
“Los ciudadanos esperan que la coalición llegue a resultados”, advirtió Dirk Wiese, un responsable socialdemócrata, en el semanario Spiegel.
Los Liberales, que tienen el ministerio de Finanzas y se ven como garantes del rigor presupuestario, critican a sus otros dos socios por “una adicción al gasto público”, en palabras de uno de sus responsables, Christoph Meyer.
A propósito del clima, los Verdes y el FDP ya hace semanas que manifiestan sus desacuerdos sobre los motores de combustión y la prohibición progresiva de las calefacciones de gasóleo o gas.
El canciller Scholz, conocido más bien por esquivar las dificultades y no encararlas directamente, tiene problemas para calmar a sus socios.
Los conservadores de la Union Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) no dejan de criticarlo. “Hace falta más liderazgo, y Olaf Scholz no lo demuestra”, lamenta su vicepresidente, Carsten Linnemann.