República Dominicana. La XXVIII Cumbre Iberoamericana cerró este fin de semana con el compromiso de los 22 países miembros de negociar en bloque mejores condiciones de financiamiento ante los organismos internacionales.
Delegaciones de 22 países suscribieron la Declaración de Santo Domingo, que plantea la necesidad de una “ruta crítica para alcanzar una seguridad alimentaria incluyente y sostenible en Iberoamérica”. Además, trabajar en la urgencia de reducir el hambre, así como dar pasos hacia una migración más controlada y una solución integral para Haití, país que vive en medio de un caos, social y político, luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio del 2021.
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“Hay hambre, tenemos más o menos 60 millones de personas que tienen problemas de seguridad alimentaria, y un tercio de los alimentos que se producen en la región se desperdician” por problemas en cadenas distribución, almacenamiento y comercilización, explicó Andrés Allamand, Secretario General Iberoamericano, en rueda de prensa al concluir el encuentro.
“Lo que tenemos en mente, como compromiso de esta cumbre, es generar una situación de hambre cero”, añadió.
El canciller de Costa Rica, Arnoldo André Tinoco, conversó con La Nación en Santo Domingo, República Dominicana, y considera que estos acuerdos tomados son muy importantes para la región, pero lo que ahora debe imperar es trabajar para llevarlos a la práctica.
“Nunca será lo mismo negociar solo con un organismo internacional que hacerlo en bloque. Nunca. En la plenaria coincidimos en que los 22 países deben tener mayor solidez de lo que se tiene hasta este momento en la Secretaría General Iberoamericana (Segib)”, dijo Tinoco.
Esto es una apuesta nada fácil en una región con proyecciones de crecimiento menores a 2% para este año y la dieta saludable más cara del mundo: $3,89 diarios por persona, inaccesible para 22,5% de la población, según Naciones Unidas.
“El acceso a una dieta saludable debe ser un derecho y no un privilegio”, dijo el presidente boliviano, Luis Arce, que resaltó, en su intervención en la plenaria del sábado anterior, el impacto del cambio climático sobre la producción de alimentos.
Los países firmaron cartas con compromisos para luchar contra ese fenómeno y cuidar el medioambiente.
Mejores financiamientos, mejores condiciones: en bloque
Reducir el hambre, coincidieron los mandatarios, pasa por un mejor acceso a financiamiento para los países y mejores condiciones.
El presidente anfitrión, Luis Abinader, dijo al final de la cumbre que “los países de Iberoamérica van a trabajar como un solo bloque” para negociar con organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
“Asistimos a un escenario internacional caracterizado por elevados e insostenibles niveles de endeudamiento que condicionan el crecimiento”, expresó en el debate en la plenaria el presidente argentino Alberto Fernández, cuyo país no termina de salir de una crisis crónica con alta inflación y volatilidad cambiaria.
Ecuador, que asume la presidencia pro tempore y organizará la próxima cumbre el 29 de noviembre 2024 en Quito, se comprometió a estudiar la “viabilidad” de planteamientos para reformas del sistema financiero.
La carta ambiental alerta sobre “los desafíos globales del cambio climático”, como “la pérdida de la biodiversidad”, además de la “escasez de recursos hídricos y la contaminación de los océanos”.
Esta crisis “produce hambre, muerte”, apuntó el mandatario colombiano, Gustavo Petro.
“Se necesitan fuertes inversiones nacionales, extranjeras, públicas, privadas, alrededor de las energías limpias”, planteó Petro, quien propuso que los países con mayores emisiones las alimenten.
Flujos migratorios
A lo largo del debate se abordaron temas sensibles para la región como la migración y la estabilidad política, con filosos comentarios del presidente chileno Gabriel Boric contra la “dictadura familiar de (Daniel) Ortega y (Rosario) Murillo en Nicaragua”.
“Fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad”, espetó. “Vemos en el mundo entero nuevos riesgos y amenazas a la democracia”, aseguró.
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El canciller Denis Moncada, en representación de Ortega, exigió “respeto”.
Boric abogó por mayor “coordinación” frente a la crisis migratoria y anunció conversaciones con Venezuela, país del que han huido más de siete millones de personas en los últimos años, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Cualquier solución sostenible pasa por ser capaces de trabajar en conjunto entre países de origen, de tránsito y de destino”, expresó el chileno. “Urge acelerar e intensificar la coordinación entre nuestras autoridades policiales y migratorias para contrarrestar redes de crimen trasnacional organizado”.
La región enfrenta altos flujos de migrantes procedentes, además de Venezuela, de Cuba, Haití y otros países de Centroamérica, que buscan escapar de la pobreza.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, propuso una cumbre sobre este tema.