Chiang Mai. En una colina en las afueras de la ciudad de Chiang Mai, al norte de Tailandia, un dron sobrevuela un bosque para evaluar el papel de estas zonas verdes en la lucha contra el cambio climático.
El dispositivo recorre meticulosamente la densa jungla y transmite cientos de fotos que, posteriormente, se ensamblan en un modelo tridimensional.
Gracias a esta tecnología, los científicos logran obtener rápidamente una visión de la salud del bosque y estimar con precisión la cantidad de carbono que almacena.
Los árboles, como captadores de CO2, desempeñan un papel fundamental. Sin embargo, desde el año 2000, los bosques a nivel mundial disminuyeron un 12% debido a la deforestación, según el Observatorio Mundial de Bosques (Global Forest Watch, en inglés).
El tamaño y la extensión no son los únicos criterios. La cantidad de CO2 almacenada varía según las especies y la edad de los árboles.
Conocer la cantidad de carbono almacenada por los bosques es crucial para comprender la urgencia de reducir las emisiones a nivel mundial.
La mayoría de las estimaciones actuales combinan imágenes satelitales con estudios terrestres, que, lamentablemente, requieren una considerable cantidad de trabajo manual.
Definir las buenas prácticas
“Sin el dron, tendríamos que recorrer todo el bosque con una vara y una cuerda de 5 metros, tomando medidas en cada árbol”, explica Stephen Elliott, director de la Unidad de Investigación sobre la Restauración de Bosques (FORRU) en la Universidad de Chiang Mai.
Gracias al dron, esta tarea titánica ya no es necesaria, y la técnica también protege el subsuelo, según destaca el científico.
El dron recopila tres medidas esenciales: la altura, la circunferencia y la densidad del bosque. Mientras la máquina sigue una trayectoria preprogramada, el equipo en tierra vigila posibles obstáculos, como aves, mediante un par de binoculares.
“Recogemos datos o capturamos imágenes cada tres segundos”, explica Worayut Takaew, el piloto del dron. “Las imágenes se convierten después en un modelo 3D que puede ser visualizado desde diferentes ángulos”, añade.
El objetivo de Stephen Elliott y su equipo no es llevar a cabo una reforestación a gran escala, sino definir buenas prácticas, como plantar especies específicas, fomentar el retorno de animales que traigan semillas de otras especies y colaborar estrechamente con la comunidad local.
La reforestación iniciada hace varias décadas es un éxito evidente en las imágenes en 3D, en comparación con los terrenos vecinos que permanecieron intactos.
El equipo de Elliott calcula el carbono almacenado por la capa de hojas y el humus, el material orgánico que suele encontrarse sobre el suelo. Descubrieron que la parcela almacena tanto carbono como un bosque primitivo.
Medidas precisas
No obstante, el dron presenta una limitación al no captar de manera precisa lo que ocurre bajo la copa de los árboles. Para superar esto, los científicos utilizan escáneres LiDAR, que permiten analizar todo el bosque con imágenes de alta definición.
“Es posible penetrar en el bosque y reconstituir la forma y el tamaño de cada árbol”, explica Emmanuel Paradis, un investigador francés del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas en francés).
Paradis lidera un proyecto plurianual que busca realizar el análisis más preciso de la cantidad de carbono que pueden almacenar los bosques tailandeses.
En total, se cartografiarán cinco tipos de bosque, incluyendo parcelas reforestadas por los equipos de Elliott, con radares LiDAR colocados en un dron.
“El objetivo es obtener una estimación precisa de la capacidad de almacenamiento de carbono de los bosques en Tailandia”, explica Paradis.
“Muchas personas, y estoy en cierta medida de acuerdo, piensan que estas estimaciones no son lo suficientemente precisas”, declara.
“Estimaciones demasiado optimistas pueden generar demasiada esperanza y demasiado optimismo respecto a las posibilidades de los bosques de almacenar carbono”, advierte.