La competencia entre pizzerías se intensifica con el surgimiento de pequeñas marcas que, en su mayoría, se establecen en zonas residenciales.
Estos negocios, como Oteros Pizza o Monster Pizza, le han ganado clientes a cadenas internacionales como Pizza Hut, Papa John’s y Little Caesars.
A los 15 años, Claudio Otero comenzó a trabajar en Pizza Alegría y, cuatro años después, en Pizza Hut. Fue esa experiencia lo que lo impulsó abrir, en 2003, su negocio, Oteros Pizza.
Hoy, tiene seis locales distribuidos en San José y Cartago. Entre sus planes está abrir en Heredia y Santa Ana, en el 2018.
El gerente general dijo que, pese a que perciben un aumento en la competencia, han logrado sostenerse por la calidad.
Por su parte, Monster Pizza abrió su primer local también hace 13 años y posee actualmente cuatro. El más reciente es el de Coronado, que arrancó apenas hace tres meses.
Gabriel Valverde, gerente del negocio, destacó que la empresa ha apostado por ubicar su mayoría de restaurantes en zonas residenciales porque le permite abarcar una mayor población en comparación a un espacio comercial en el que hay más marcas cercanas con las cuales competir.
“Siento que estamos muy bien posicionados. Nos hemos ganado la fidelidad de los clientes, no solo porque compran una pizza de gran tamaño –que es por lo que nos caracterizamos– sino también por el sabor y el precio al que le apostamos”, dijo Valverde.
Los grandes reaccionan. “En este momento, se puede considerar que las pizzerías de barrio, si las pusiéramos juntas, son el competidor más importante”, indicó Jorge Gutiérrez, gerente general de Pizza Hut.
La franquicia estadounidense arribó al país en 1972. Tiene 60 restaurantes (en formatos de servicio a la mesa, domicilio, food court , para llevar y móviles) y alrededor de 1.250 colaboradores.
Ante la creciente competencia, la empresa se enfoca en aumentar la cobertura, crear nuevos productos y promociones.
“La estrategia es seguir haciendo nuestros productos más accesible a diferentes mercados y niveles socioeconómicos. Le damos más valor al dinero de los clientes a través de promociones y productos especiales, como los Martes de 2x1, Big Quatro y otras”, explicó el gerente.
Otra empresa que reconoce el impacto de las “pizzerías de barrio” es Little Caesar, franquicia estadounidense que inició operaciones en el 2014 y que cuenta con cuatro restaurantes (pero prevé tener 18 en un plazo de cinco años) y 50 colaboradores.
Virya Navarro, gerente de Mercadeo de la marca, señaló que, hace unos años, comer pizza era considerado por los ticos como un lujo. Sin embargo, ahora existen múltiples negocios que ofrecen productos de calidad y a precios accesibles.
“Que surjan estos negocios sí afecta a las grandes cadenas, pero hay que entender que el mercado es muy grande y da para todos”, agregó la representante.
Consciente de esa situación, la firma busca destacar con su propuesta Hot-N-Ready que consiste en la entrega inmediata de algunas de sus pizzas.
La franquicia estadounidense Papa John’s coincide en que el mercado tico es suficientemente grande para los actores existentes. Esta firma tiene presencia en el país desde el 2000, posee 22 locales y más de 200 colaboradores.
“Papa John’s se enfoca en calidad, servicio al cliente y consistencia en ambos, para cumplir la promesa a los clientes de que tienen los mejores ingredientes, la mejor pizza”, manifestó Gabriela Cordero, vocera de la marca.