El ex presidente ejecutivo de Renault y Nissan, Carlos Ghosn, que se hallaba bajo arresto domiciliario en Tokio a la espera de ser juzgado, confirmó este martes 31 de diciembre que está en Líbano.
Las circunstancias en las que huyó de Japón, donde la justicia le acusa de malversación financiera, siguen siendo oscuras.
“Ahora estoy en Líbano. Ya no soy rehén de un sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad”, escribió Ghosn, que posee triple nacionalidad libanesa, francesa y brasileña, en un documento transmitido por su portavoz.
“No he huido de la justicia, me he liberado de la injusticia y de la persecución política. Por fin puedo comunicarme libremente con los medios, lo que haré a partir de la próxima semana”, agregó este empresario de 65 años que tiene casa en Beirut.
Una fuente de su entorno dijo a la AFP que Ghosn está en Beirut "con su esposa", "libre" y "muy feliz". También indicó que sus abogados no estaban al tanto de su huida de Japón, y desmintió una información de una TV libanesa que habría escapado escondido en una caja de instrumentos de música.
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De acuerdo con el diario libanés al-Jumhuriya, el que fuera todopoderoso jefe de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, llegó en Beirut en un avión procedente de Turquía.
En una primera reacción francesa la secretaria de Estado de Economía, Agnès Pannier-Runacher dijo estar "muy sorprendida" por el giro que ha tomado este caso.
Su principal abogado dijo estar “estupefacto” por la noticia y aseguró que no había tenido contacto con Ghosn y que se enteró “por la televisión” que su cliente había salido de Japón.
Se trata de un giro inesperado del caso del magnate del automóvil caído en desgracia, que debía ser juzgado en Japón a partir de abril de 2020.
130 días en prisión
Una fuente de seguridad libanesa informó a la AFP que Ghosn llegó el lunes al aeropuerto de Beirut . “La manera en la que se fue de Japón no está clara”, dijo a la AFP otro alto cargo libanés.
Nada en su comportamiento en los últimos días presagiaba que abandonaría Japón, dijeron a la AFP algunas personas que lo frecuentaron hasta la semana pasada.
“El seguía preparando su juicio durante nuestras reuniones regulares”, aseguró su abogado.
Desde su arresto, el 19 de noviembre de 2018 en Tokio, sus abogados y su familia denunciaron las condiciones de detención, el trato que le dispensan y la forma en la que la justicia japonesa lleva a cabo el procesamiento.
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Fue liberado bajo fianza en abril, pero con estrictas condiciones: tenía prohibido ver o contactar a su esposa Carole.
A mediados de noviembre pudo hablar por primera vez en casi ocho meses con ella por videoconferencia.
Según su equipo de comunicación, Ghosn pedía “el levantamiento total” de las diversas prohibiciones impuestas, considerándolas “excesivas, crueles e inhumanas”.
Quien fuera aclamado como “el salvador de Nissan” después de su llegada al grupo japonés en 1999 ha pasado un total de 130 días en la cárcel desde noviembre de 2018.
Ghosn, otrora el presidente ejecutivo mejor pagado de Japón, se enfrenta a cuatro cargos en este país: dos por ingresos diferidos no declarados a las autoridades bursátiles por Nissan (que también está siendo procesado por ello) y otros tantos por abuso de confianza agravado.
Como consecuencia de este caso judicial Ghosn fue cesado como presidente de Nissan y Mitsubishi Motors (tercer miembro de la alianza) en los días posteriores a su arresto hace 13 meses. Luego dimitió de la presidencia de Renault, antes incluso de que se llevaran a cabo otras investigaciones contra él en Francia.