La epilepsia, enfermedad neurológica crónica que afecta a personas de todas las edades, es difícil de diagnosticar, sobre todo si no se tienen los elementos adecuados para ello.
“Pero una vez identificada, se debe intentar darle al paciente una mejor calidad de vida. No hace falta decir que una persona que sufre 30 convulsiones diarias lleva una vida bastante difícil; pero si es candidata a una cirugía, quizá podamos controlar su problema de salud”, dijo Rosalinda Guevara Guzmán, coordinadora del Laboratorio Sensorial del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México.
Las convulsiones que desencadena la epilepsia son causadas por descargas eléctricas anormales en ciertos grupos de neuronas. Llegan a ocurrir en diferentes partes del cerebro y pueden manifestarse como muy breves lapsos de ausencia, como contracciones musculares o como convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde una al año hasta varias al día.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de febrero de 2018, en el mundo habría unos 50 millones de personas con epilepsia y, en la población en general, la proporción de pacientes con epilepsia activa (con ataques continuos que necesitan tratamiento) sería de entre 4 y 10 por cada mil habitantes.
Sin embargo, de acuerdo con estudios realizados en países pobres o de ingresos bajos y medios, esta proporción sería de entre 7 y 14 casos por cada mil habitantes.
La OMS sostiene que cada año se diagnostican unos 2.4 millones de casos de epilepsia, de los cuales habría, en los países ricos, entre 30 y 50 por cada 100 mil habitantes, mientras que en los países pobres esta proporción podría ser el doble, debido, probablemente, a la fuerte presencia de enfermedades endémicas como neurocisticercosis y paludismo, a lesiones durante el parto, a la deficiente infraestructura médica y a la poca disponibilidad de programas de salud prevetiva. Por todo lo anterior, casi 80% de las personas con epilepsia vive en estos países.
Otro factor que podría contribuir a que el número de casos de epilepsia sea alto en los países pobres es la falta de especialistas. El Atlas de Neurología 2017, de la OMS, señala que el promedio de neurólogos en estos países es de 0.1 por cada 100 mil habitantes, mientras que en los países ricos es de 7.1.
Controlable
Esta enfermedad no es curable. A pesar de ello, entre 60 y 70% de los casos se pueden controlar con los medicamentos disponibles. De esta manera, es posible que los pacientes lleven una vida normal, dependiendo del tipo de convulsión o de epilepsia que padezcan.
Es muy importante que las personas con epilepsia reciban tratamiento, pero, en ocasiones, incluso con los medicamentos no mejoran.
“Sí, alrededor de 30% de los casos no responden a los medicamentos. Con una enfermedad tan persistente, los pacientes se vuelven resistentes a ellos y, por lo tanto, la hiperexcitabilidad del cerebro no disminuye. Entonces, la única solución es una cirugía. Ahora bien, no todos los pacientes son candidatos a ella”, apuntó Guevara Guzmán.
De varios tipos
No hay una edad específica para que esta enfermedad aparezca. Puede presentarse en la infancia, la adolescencia, la edad adulta o la vejez. Por otro lado, existen varios tipos de epilepsia que dañan distintas estructuras cerebrales. La idiopática -es decir, cuyas causas no han sido identificadas- es la más frecuente: acapara casi 60% del total de los casos.
La epilepsia cuyas causas son conocidas se llama epilepsia secundaria o sintomática. Aparece como consecuencia de daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (traumatismos durante el parto, falta de oxígeno o bajo peso al nacer), malformaciones congénitas, golpe craneoencefálico grave, accidente cerebrovascular que impide que el oxígeno llegue libremente al cerebro e infecciones cerebrales como neurocisticercosis, meningitis y encefalitis.
“En nuestro laboratorio, mis colaboradores y yo estudiamos la epilepsia del lóbulo temporal, la más estudiada en el mundo. En el lóbulo temporal hay estructuras relacionadas con los procesos de memoria y aprendizaje. A medida que la enfermedad avanza, el cerebro se deteriora y, en algún momento, estas estructuras quedan afectadas. En un artículo que enviamos a la revista Epilepsy Research expusimos que, cuando el foco causante de la enfermedad está en el lóbulo temporal, se puede extirpar junto con el bulbo olfatorio, que es una sección muy pequeña", explicó la investigadora.