Realizar un control cruzado de los formularios y utilizar el número de aletas en vez de su peso, son parte de las medidas sugeridas por organizaciones ambientales para mejorar la trazabilidad de las pesquerías de tiburón en Costa Rica.
La trazabilidad permite identificar el origen, así como las diferentes etapas de la comercialización de un producto, asegurando que este sea el mismo y se evite así la ilegalidad.
En el 2013, tres especies de tiburón martillo fueron incorporadas en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). Al ser incorporadas en el Apéndice II, no se prohíbe su comercialización, pero sí se regula. Por eso, Cites está interesada en mejorar los mecanismos de trazabilidad de estas especies.
“Si hay un país en Centroamérica que puede hacer las cosas bien es Costa Rica”, dijo Maximiliano Bello, de la organización internacional Pew Trust.
Sin embargo, aunque un diagnóstico sobre trazabilidad realizado por consultores contratados por Cites dio una buena nota al país, organizaciones ambientales locales consideran que se podrían realizar ajustes para mejorar los controles.
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Randall Arauz, presidente de Pretoma, sugiere utilizar el número de aletas como criterio, en vez del peso. “En términos de trazabilidad, si es la misma aleta que se descarga y se exporta, ¿qué importa el peso?”, dijo.
Andrés López, investigador de Misión Tiburón, considera que el control cruzado de la información en los formularios es crucial en la fiscalización.
López recomienda concientizar a las comunidades costeras y a la ciudadanía en general sobre las especies de tiburón incluidas en Cites y cuyo comercio está regulándose.
Regular el mar. López también señala lo relevante de recopilar datos para garantizar, no solo la trazabilidad, sino también la sostenibilidad de la pesquería.
“¿Qué está pasando con las aletas y otros productos de las especies que se utilizan como carnada en faenas en altamar como los tiburones zorros (Alopias pelagicus) y tiburones azules (Prionacea glauca)? Tal vez sea importante poner más controles a estas especies y a sus aletas, ya que podrían ayudar a detectar fallos en el sistema”, manifestó López.
“La trazabilidad viene a ser un mecanismo que garantiza que esas especies fueron legalmente adquiridas”, añadió Bello.
Según él, los mecanismos de trazabilidad deberían implementarse desde la salida de los barcos al mar, y no solo a partir de los desembarques en muelle. Es más, estima que se podría ir más allá, al incluir al consumidor final.
“La certificación es un mecanismo que puede funcionar. Es posible manejar las poblaciones de tiburón de manera sostenible. Esas medidas de manejo podrán ayudar a pescar menos, pero con un mayor valor de mercado y así no pierden los pescadores. Pero, sin manejo, esas especies van a desaparecer y los pescadores estarán en una peor situación a la actual”, alertó Bello.
Trabajo conjunto. A Mauricio González, de la Federación Nacional del Sector Pesquero (Fenapes), la buena calificación del país en trazabilidad no lo toma por sorpresa. “Hemos estado trabajando con el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca)”, manifestó.
De hecho, y según González, el Formulario de Inspección de Desembarque (FID) ya fue homologado en Centroamérica. “Eso fue liderado por Incopesca, aunque en este país no reconozcamos lo que hace esta institución”, dijo.
Con respecto a las organizaciones ambientales, González resiente sus críticas al sector pesquero y la poca disposición mostrada a trabajar juntos en pro de lograr una pesca sostenible.
“Este país se desarrolló de espaldas al mar y no existen herramientas que recomienden al pescador el tipo de embarcación, arte de pesca, carnada según especie o información de temperatura, plancton y clorofila para hacer una pesca más dirigida y por tanto más rentable. Nada de eso ha habido”, destacó González.