Lima. El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, se integra este jueves en Lima a la asamblea anual de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en la que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, pidió a los países americanos sumarse a las sanciones a Rusia.
“Blinken hablará con los líderes regionales sobre las prioridades compartidas, incluida la lucha contra la discriminación y la intolerancia, la salvaguardia de la democracia y la protección de los derechos humanos”, dijo el Departamento de Estado estadounidense en un comunicado.
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Delegados de 32 de los 34 miembros activos de la OEA se reúnen hasta el viernes para la 52ª Asamblea General del bloque regional, su máximo órgano de decisión política. La cita, la primera presencial desde el 2019, se realiza bajo el lema “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”.
“Sabemos que el recorrido es empinado, la desigualdad y la discriminación vive en cada calle de cada barrio, de cada ciudad de nuestro hemisferio, en cada paraje alejado”, afirmó el secretario general de la OEA, Luis Almagro, al inaugurar el cónclave la noche del miércoles.
“Como hermanos de las Américas debemos ser diferentes”, manifestó, instando al diálogo y a la democracia.
Solidaridad con Ucrania
“Estados Unidos se sumará a una declaración encabezada por Guatemala para pedir a Rusia que ponga fin a su agresión en Ucrania. La solidaridad de la OEA con Ucrania sigue siendo fundamental ya que Rusia viola la soberanía, la integridad territorial y la independencia de Ucrania”, indicó el Departamento de Estado.
La guerra en Ucrania a partir de la invasión rusa a fines de febrero estará presente en los debates. Fuentes de la delegación estadounidense confían en que ese texto será aprobado.
El presidente ucraniano pidió el miércoles a los países americanos, “por favor”, condenar en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) las “políticas agresivas” de Rusia. También llamó a “evitar” relaciones comerciales con personas o empresas rusas.
“¿De qué lado estaría Simón Bolívar en la guerra que desató Rusia contra Ucrania? ¿A quién apoyaría José de San Martín? ¿Con quién simpatizaría Miguel Hidalgo? Creo que no ayudarían a alguien que está saqueando un país más pequeño”, se preguntó Zelenski.
La OEA ya pidió en marzo el fin de posibles “crímenes de guerra” en Ucrania y en abril suspendió a Rusia como observador permanente. El anfitrión Perú promueve a su vez una resolución para tratar la seguridad alimentaria del continente, amenazada por la invasión rusa.
Nicaragua y Venezuela
Dos países miembros de la OEA no estarán representados en Lima pero, como ocurrió en los últimos años, concitan la atención de la asamblea anual por su situación política y de derechos humanos: Nicaragua y Venezuela.
En el caso de Nicaragua, la comunidad internacional condenó la deriva del régimen de Daniel Ortega, en especial tras la represión de una ola de protestas antigubernamentales en el 2018 y la reelección del mandatario hace casi un año para un cuarto periodo consecutivo, con todos sus potenciales rivales presos o en el exilio.
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En noviembre del 2021, Nicaragua anunció su salida de la OEA, a la que acusó de injerencista, luego de que esta desconociera la elección de Ortega. En abril del 2022, el Gobierno de Ortega retiró a sus representantes ante la OEA y expulsó a la representación del organismo en Managua.
En la asamblea de la OEA, Canadá, Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica y Estados Unidos patrocinan una resolución que busca responsabilizar al régimen de Nicaragua por sus continuos abusos a los derechos humanos.
“El régimen definitivamente se ha distanciado de la organización (...) y las dificultades para trabajar estos temas han ido ‘in crescendo’”, dijo Almagro el miércoles a periodistas.
El encargado de la diplomacia estadounidense para las Américas, Brian Nichols, comentó que la Asamblea General debe examinar también una declaración sobre los derechos humanos en Venezuela, donde el mandatario Nicolás Maduro, en el poder desde el 2013, no es reconocido por la OEA tras reelegirse en el 2018.
El Gobierno de Maduro abandonó la Organización en el 2019, aunque el proceso no se ha completado por deudas de “algunos millones de dólares”, según dijo Almagro. Poco antes del retiro de la delegación de Maduro, la OEA decidió aceptar al enviado de la Asamblea Nacional venezolana, controlada por la oposición, como representante legítimo del país.
Esa banca fue asumida por Gustavo Tarre, un enviado del líder opositor Juan Guaidó, quien en enero del 2019, cuando Maduro asumió un segundo mandato tras cuestionados comicios, se declaró presidente encargado de Venezuela, invocando su condición de jefe de la Asamblea Nacional.