Sin duda, una de las variables económicas más importantes a prestar atención durante el 2024 es el tipo de cambio. Durante el año pasado, se presentó una de las mayores apreciaciones del colón en mucho tiempo: 12% medida desde el primero hasta el último día del año o 16% medida como el promedio de todo el año respecto al promedio del 2022. Esto generó bastante volatilidad en el tipo de cambio, situación a la cual no estaban acostumbrados los costarricenses.
Las características que se siguen presentando en el inicio del año no han variado mucho, por lo que es importante recordar cómo se forma este macroprecio. Con sus matices, el tipo de cambio puede ser fijo (como lo tuvimos el siglo pasado) o flexible. El país adoptó el segundo modelo al implementar un régimen cambiario de flotación administrada —es decir, un mercado libre—, donde la oferta y demanda determinan el precio, que en este caso es el tipo de cambio, y el Banco Central de Costa Rica (BCCR) puede intervenir según ciertas condiciones, generalmente para garantizar una formación ordenada del precio y que el mismo responda a sus determinantes.
La apreciación cambiaria del 2023 marcó significativamente la economía nacional, ya que el precio del dólar alcanzó mínimos que no se registraban desde hace una década, principalmente porque la oferta de dólares del sector privado sobrepasó la demanda de la economía en su conjunto. En el 2024 se espera que el saldo en ventanilla de bancos siga siendo superavitario durante todo el año, pero podría tener algunos matices en algunos periodos. Es por esto por lo que Mercado de Valores proyecta una ligera depreciación que ubicaría el tipo de cambio en un rango entre ¢520 y ¢540.
¿Qué podría cambiar la tendencia actual del tipo de cambio?
Primero, se espera es que la producción y las exportaciones del régimen especial se empiecen a normalizar, llevando al PIB a una tasa de crecimiento de alrededor del 4% para el 2024. Debido a la relevancia de las exportaciones en la entrada de dólares al país, el balance comercial podría propiciar un menor flujo de divisas.
También podrían presentarse algunas pinceladas de la estacionalidad típica del mercado cambiario que se han presentado en otros años, principalmente a partir de abril, pues en ese periodo el mercado debería tener un menor flujo de dólares debido al fin de la temporada baja y de la misma actividad económica. Esto generaría algunas presiones hacia el alza en el tipo de cambio. Se espera que sean más las sesiones de MONEX donde la demanda supere la oferta.
Por otro lado, en la última decisión de Política Monetaria del Banco Central se optó por disminuir la TPM a 5.75%, aceptando el riesgo de que alguna parte de los portafolios de inversión decidan intercambiar colones por dólares, lo que nuevamente generaría alguna demanda. Se espera que las disminuciones en la TPM sigan durante el 2024, llevando el indicador al 4.50% para finales de año, principalmente porque la inflación tendería a normalizarse alrededor del piso de la banda de tolerancia del Banco Central en 2.4% para el cierre del año.
Otras proyecciones para el 2024
El Ministerio de Hacienda no crearía presiones sobre el mercado cambiario. La entrada de divisas por empréstitos internacionales y una colocación por $1.000 millones durante este año generarían expectativas sobre los agentes económicos de que hay suficientes dólares en la economía, sin que necesariamente esto llegue a afectar al tipo de cambio.
Además, esperamos que la razón deuda/PIB siga en su camino a la baja, alcanzando un 60.2%, con una gestión de deuda principalmente con colocaciones en colones en el mercado interno.