San José (Redacción).
Al jueves 29 de setiembre, 30.000 personas habían asistido a la XVI Feria Internacional del Libro en Costa Rica pero el fin de semana la concurrencia fue masiva, informaron los organizadores, que darán a conocer las cifras totales y oficiales en las próximas semanas.
Así, el evento superó las expectativas del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) y de la Cámara Costarricense del Libro, pero también de los asistentes.
El copatrocinio del Ministerio, primera vez que sucede, permitió que la entrada a la actividad, inaugurada el pasado viernes 23 de agosto, fuera gratuita.
Esto contribuyó a la gran afluencia, muy por encima de ediciones previas: 24.500 visitantes en el 2012 y 25.000, en el 2011, por ejemplo.
Durante 10 días, público de todas las edades se hizo presente en las seis sedes que conformaron el distrito ferial: antigua Aduana, Casa del Cuño, Teatro de La Aduana, salón de ensayos de la Compañía Nacional de Teatro, Espacio Cultural Carmen Naranjo y Museo de Arte y Diseño Contemporáneo.
En todas estas locaciones hubo desde muestras de arte, humor gráfico, proyecciones de películas, puestas en escena hasta venta de libros, y una agenda artística con más de 200 posibilidades, entre ellas talleres, presentaciones de libros, conversatorios, conciertos y una exposición de fotografía en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo que continuará hasta el 28 de setiembre.
Tanto la asistencia de público como la venta de libros superó ampliamente lo esperado. Al respecto, Luis Bernal Montes de Oca, presidente de la Cámara Costarricense del Libro, manifestó que “todos los expositores están muy satisfechos con los resultados, las ventas fueron excelentes”.
México se lució. El país invitado de honor, México, participó con una cuantiosa oferta de libros, así como de una agenda de presentaciones, conferencias, música y teatro, todo a cargo de una delegación de 50 artistas que vinieron al país.
Para el ministro de cultura y juventud, Manuel Obregón, “se cumplieron nuestros objetivos en cuanto a que los protagonistas fueron los dos extremos de la cadena de valor del libro: los autores y los lectores, quienes participaron con entusiasmo y alegría en esta fiesta”.