Mientras Leonardo Chacón estaba en sus primeros Juegos Olímpicos, en Costa Rica también se empezaba otro proceso para el futuro del triatlón, sabiendo, eso sí, que para acercarse a otra clasificación debía pasar al menos una década, precisamente porque no se empezó antes. Pero ese momento llegó y quienes pasaron el “colador” de la exigencia y otros factores, son Raquel Solís (23) y Álvaro Campos (22).
Ambos forman parte del equipo Coopenae, al mando del entrenador Roberto Solano, quien también fue la cabeza cuando Chacón estuvo en Londres 2012. En aquel entonces, repasa Solano, se desarrolló una estructura alrededor del liberiano, logrando el apoyo exclusivo de patrocinadores privados, pero sin el respaldo de la federación o el Comité Olímpico Nacional. También había atletas que pasaron desapercibidos, pero quienes fueron necesarios para cumplir la meta.
Eso cambió, porque ahora existe sinergía entre esas dos instituciones, aunado al fundamental aporte privado. En masculino hubo muchos prospectos, mientras en femenino Solís se convirtió en el relevo solitario de Alia Cardinale.
“Pusimos el programa de identificación de talentos y comenzamos a desarrollarlos y a que los patrocinadores creyeran. Sabíamos que estábamos en buen camino, porque en un Panamericano donde solo iban los mejores 15 de América, tres o cuatro eran costarricenses, todos del mismo equipo”, explica Solano.
Luego los mismos atletas, cuando están entre los 18 y 20 años, deben decidir si desean seguir el duro camino que exigen anhelos como los Juegos Olímpicos, compitiendo contra muchos rivales profesionales, mientras los ticos deben llevar su carrera universitaria.
“Estamos en ese debate, pero no estamos dispuestos a dejar el estudio, no es un compromiso que queramos hacer todavía. A veces tardas más rato llegando (a la meta), pero el plan de vida lo vas resolviendo paralelamente”, señala sobre la filosofía con que inició el equipo, que hoy se conoce como Coopenae.
Son muchos los atletas que han pasado por sus manos, y aunque no todos están listos para enrolarse en el proceso olímpico, nuevamente, como sucedía con Chacón, son fundamentales y por eso los recursos económicos de este proyecto son para todos. Dedicarse simplemente al alto rendimiento implicaría un riesgo mayor al fracaso.
“Si alguna persona se aburre y se sale (como ya ha pasado) o se lesiona, no queda nadie y es como volver a empezar. Aquí no llegan los más talentosos, llegan los insistentes”.
Quien tenía muy claro dónde quería estar es Raquel Solís, primera mujer costarricense en clasificarse a un mundial junior por méritos propios, misma historia que podría cumplir en los Juegos Olímpicos, porque la única tica en las justas ha sido Karina Fernández por invitación.
Actualmente Solís es 120 en el ranquin ITU (Unión Internacional de Triatlón), tiene 43 eventos internacionales y ha dado muestras de su crecimiento, como el octavo puesto en un panamericano y segundo lugar Sub-23.
Su meta es clasificarse a París 2024 mediante la modalidad New Flag (nueva bandera), la cual da cinco cupos, uno por continente, por lo que Solís debe ser la primera de América entre aquellas atletas que no logran el boleto mediante ranquin olímpico. Y de acuerdo a los cálculos de su entrenador, ese lugar lo debe pelear con tres o cuatro atletas de un nivel muy similar.
“Desde muy chiquita, cuando tuve mi primera experiencia internacional, dije: ‘aquí quiero estar’. Fue a los 16 o 17 años, cuando empecé a competir en junior. Todo ha sido progresivo, mejorando poco a poco, tratando de verlo como algo posible”, asegura la oriunda de Poás y estudiante de Educación Física.
En masculino el proceso está en una etapa diferente, porque París 2024 no se ve con los mismos ojos que con Raquel, y aunque él y su entrenador están trabajando para seguir escalando posiciones en el ranquin, lo cierto es que la meta más real son los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
Eso lo tiene claro el joven brumoso, quien ha demostrado cualidades y tiempos que al compararlos con los de Chacón, dan muy buenas señales. La diferencia, eso sí, es que los atletas de afuera han mejorado mucho más y la competencia, que ya antes era difícil, ahora se ven más fuerte.
De acuerdo con Solano, tomando en cuenta los tiempos de Álvaro y Leonardo a la misma edad, el estudiante del Tecnológico de Costa Rica es un minuto más rápido en 1.500 metros de natación, pedalea similar o un poco mejor y corre más lento.
“Tiene el mismo nivel o inclusive superior, porque sale en un grupo (de natación), pero eso no le alcanza para ser de los mejores 200 del mundo, mientras Leo podía ser 30, 40 o 50. Leo tuvo mucho desarrollo juvenil y era buen competidor. La densidad aumentó un montón, hay mucha gente muy buena y se profesionalizó en muchos lugares”.
Esas diferencias hicieron que Campos muchas veces se cuestionara si lo estaba haciendo lo suficientemente bien: “las primeras veces que Roberto me comentaba esto de los tiempos, yo decía qué raro, será que me falta colmillo, más competencia, no compito tan bien..., pero el nivel de afuera subió aún más”.
Los momentos difíciles en medio de un desarrollo como atletas de alto rendimiento son normales, en eso están de acuerdo Solís y Campos. Sin embargo, ambos aprendieron a disfrutar del proceso, hacerlo sostenible y compartirlo con otros atletas.
“Desde hace tres años que me di cuenta que podía ser bueno, cambió un poco, dejé de sufrir tanto y veo los entrenamientos de otra forma (...), los disfruto más, porque son muchas horas a la semana, muchas semanas, meses y años y todavía me faltan más”.
En ese tiempo es donde ven necesario e incluso saludable acompañarse de otros atletas. Sin importar que las metas sean diferentes, eso lo hace facilita. Para Raquel, entrenar con hombres también es tener el mejor sparring del mundo, describe Solano.
“Son mejores que yo en las tres disciplinas y siempre tengo que dar un poco extra para ir con ellos y eso me ayuda mucho. Además siempre me cuidan en el ciclismo, están pendientes de que uno de esfuerce. El equipo se ha convertido en una familia muy bonita para mí”, añadió Solís.
La próxima meta de ambos será el 24 de abril, durante la Copa Continental de Salinas, en Ecuador, donde continuarán con la meta de cazar puntos para el ranquin.