Bakú. A dos días de que concluya la COP29, la presión aumentó este miércoles en Bakú. Los países ricos no proponen ninguna cifra para alcanzar el objetivo de un billón de dólares anuales que los países en desarrollo necesitan para enfrentar el cambio climático.
La ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, expresó preocupación por el lento avance de las negociaciones. “Nadie pone una cifra sobre la mesa. Parece un juego geopolítico: si uno no pone la cifra, el otro tampoco”, declaró la ministra a esta agencia.
La funcionaria advirtió que se necesita al menos un billón de dólares anuales para abordar la magnitud del problema. “Entre menos se invierta, cada cinco años será más caro porque el cambio climático lo está haciendo imposible”, agregó. Según economistas comisionados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países en desarrollo requieren esa cifra anual para enfrentar las consecuencias del calentamiento global.
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“Necesitamos una cifra”, insistió Adonia Ayebare, presidente del grupo G77+China, que reúne a más de 130 países. Por su parte, Wopke Hoekstra, enviado de la Unión Europea para el clima, afirmó: “No creo que valga la pena discutir este tipo de cosas públicamente antes de establecer una base clara sobre la cual definir un monto”.
“Ahora empieza la parte más difícil”, reconoció este miércoles Yalchin Rafiyev, coordinador de las negociaciones por Azerbaiyán. Instó a las partes a “acelerar el ritmo” en las discusiones. Según indicó, este miércoles hacia la medianoche (8 p. m. GMT) podría divulgarse un nuevo borrador de acuerdo. Sin embargo, Jennifer Morgan, negociadora alemana, matizó que esto podría ocurrir de madrugada.
‘Inimaginable’
En sesión plenaria, el ministro australiano de Clima, Chris Bowen, señaló que se escucharon diversas propuestas sobre las cifras de ayuda pública provenientes de los países ricos. Entre estas destacan montos de $900.000, $600.000 y $440.000 millones.
Según una observadora, las dos últimas cifras corresponden a demandas históricas de India y del Grupo Árabe.
El negociador jefe de Bolivia, Diego Pacheco, denunció durante la sesión que los países desarrollados proponen solo $200.000 millones. Afirmó que esta cifra resulta inaceptable y habló en representación de las naciones en vías de desarrollo.
La falta de avances en el financiamiento y en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero genera creciente frustración en los pasillos del estadio de la capital azerbaiyana.
El viceministro de Ambiente de Guatemala, Edwin Castellanos, lamentó que los esfuerzos en adaptación y mitigación se vean limitados por los recursos internos. “El presupuesto necesario supera con creces lo que generamos localmente”, expresó.
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Castellanos destacó que los desastres naturales, como huracanes, imponen costos que frenan el crecimiento económico. “Un solo evento extremo puede paralizar nuestro PIB por un año”, explicó.
Los países en desarrollo solicitan $1,3 billones anuales para proyectos como centrales solares, sistemas de irrigación y protección contra inundaciones.
Por su parte, los países ricos buscan establecer cómo combinar su ayuda pública con fondos privados o impuestos globales antes de comprometer montos específicos.
Además, exigen que economías como China y Arabia Saudita, aún catalogadas como países en desarrollo pese a su aumento de riqueza, también contribuyan financieramente. Susana Muhamad, quien abogó por un paquete de financiación pública, afirmó: “Toda nación con una economía fuerte debe aportar, incluidos los países del Golfo”.
Papel de los BRICS
Nicolas Haeringer, director de campaña de la oenegé 350.org, destacó la importancia de esta conferencia para la justicia climática. Afirmó que sin financiación será imposible saldar la deuda que, de alguna manera, los países del Norte tienen con los del Sur.
El ministro de Energía de Guatemala, Víctor Hugo Ventura, subrayó que en las negociaciones se debe considerar el creciente fenómeno de un mundo “tripolar”.
“Es crucial definir cuál será el papel del bloque de los BRICS en los temas climáticos”, comentó Ventura a esta agencia, expresando su confianza en que Brasil, bajo la presidencia de Lula, lidere la agenda climática de este bloque.
En 2025, la ciudad brasileña de Belém acogerá la COP30.
Para Ventura, 2025 podría ser “el año de Brasil, de los BRICS y de Latinoamérica. Sería una excelente oportunidad”.