Goldman Sachs Asset Management (AM) comunicó este miércoles que su apuesta para 2025 consiste en la renta fija y diversificar en materia de acciones bursátiles, en tanto que el año se verá marcado por riesgos geopolíticos, el retorno de Trump a la presidencia de Estados Unidos y el ciclo mundial de relajación monetaria.
La firma estadounidense, que atesora un patrimonio de $3.100 millones bajo gestión, alegó que, tras dos de años de inflación y tipos de interés elevados, los desequilibrios macroeconómicos han disminuido.
Los recortes de tasas, según la codirectora de inversiones en multiactivos, Alexandra Wilson-Elizondo, deberían progresar en la mayoría de los mercados desarrollados y los emergentes en 2025 —aunque con calendarios diferentes— antes de establecerse en un nivel superior al del anterior mundo de tipos bajos.
Así, desde la entidad han apostado por el aterrizaje suave de la economía de Estados Unidos, si bien alertaron de posible rebrotes inflacionistas por las políticas arancelarias y trumpistas del presidente electo.
“Seguimos esperando que la Fed vuelva a recortar los tipos en diciembre y a principios de 2025”, indicaron los expertos de la entidad para dibujar un panorama en el que aconsejan alejarse del efectivo y buscar activos de renta fija.
En concreto, citaron que su análisis sugiere que las empresas del mercado de crédito con grado de inversión (‘investment grade’, en la jerga) pueden seguir siendo resistentes en 2025, de forma muy similar a su resistencia a la subida de tipos en los últimos años.
“En 2025, estaremos atentos a un posible aumento de la oferta de bonos impulsado por un elevado ‘espíritu animal’ que conduzca a actividades corporativas financiadas con deuda, como recompras agresivas o fusiones y adquisiciones, lo que podría afectar a las sólidas métricas crediticias actuales”; agregó el director de renta fija, Simon Dangoor.
También consideraron que pueden encontrarse oportunidades de ingresos en el mercado de bonos verdes, uno de los segmentos de renta fija de más rápido crecimiento, para capitalizar rendimientos más elevados.
Por otra parte, establecieron que con el mercado de renta variable estadounidense “cerca de su mayor concentración en 100 años”, en referencia a las grandes capitalizadas y particularmente a a las tecnológicas, resulta importante ampliar activos.
“A pesar de este grave riesgo de concentración, la renta variable estadounidense sigue siendo la más atractiva”, englobaron, para apuntar ahora en dirección a adquirir un enfoque “completo y diferenciado” en el espacio estadounidense de alta y mediana capitalización.
A la par, citaron también como activos a seguir a las capitalizadas de pequeño tamaño. Sobre este aspecto, argumentaron que las pequeñas capitalizaciones estadounidenses superaron a menudo a las grandes capitalizaciones cuando los bancos centrales iniciaron recortes de tipos, especialmente en aterrizajes suaves, y las empresas más pequeñas pueden beneficiarse de las reducciones de tasas al disminuir los pagos de intereses.
Al hilo del impacto del retorno de la administración Donald Trump, apostillaron que la agenda trae consigo la posibilidad de adoptar medidas favorables al crecimiento, como la rebaja del impuesto de sociedades y una regulación menos estricta.
En cuanto a mercados como el europeo, los ejecutivos de Goldman Sachs apuntaron, por sus valoraciones atractivas, a las empresas sanitarias, de energías limpias y de bienes de lujo.
Los mercados emergentes también arrojan buenas perspectivas, pero con matices para las dos economías más grandes:
“Los mercados de renta variable asiáticos son divergentes, con riesgos crecientes en torno a las acciones chinas ante la perspectiva de nuevos aranceles, mientras que la India sigue presentando sólidos fundamentales”; ligado a esto, países como Taiwán y Corea del Sur deberían verse favorecidos por su exposición a la Inteligencia Artificial (IA).
Finalmente, cerraron su dibujo de perspectivas para 2025 aduciendo que la actividad inmobiliaria debería acelerarse por los recortes de tipos y que los mercados privados seguirán desarrollándose y ampliando su base inversora.
Sobre este último apartado, establecieron que el descenso de los tipos puede resultar paradójicamente constructivo para el crédito privado, ya que daría equilibrio a la oferta y demanda.
“También debería surgir un equilibrio entre la demanda de crédito público y privado”, dijo el ejecutivo del área en cuestión, Greg Olafson, ya que “las empresas elegirán entre el menor coste del capital disponible en los mercados públicos frente a una estructura de capital y una solución de financiación más adaptada en los mercados privados”.