
La ashwagandha es un arbusto perenne que crece principalmente en Asia y África. Este vegetal se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional, especialmente por sus supuestas propiedades como adaptógeno, es decir, una sustancia que ayudaría al cuerpo a enfrentar el estrés físico y mental.
Sin embargo, la evidencia científica que respalda la mayoría de estos usos aún resulta limitada.
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Usos comunes de la ashwagandha
Según MedlinePlus, servicio informativo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la ashwagandha contiene compuestos que podrían calmar el cerebro, reducir la inflamación, disminuir la presión arterial y modificar la actividad del sistema inmunológico.
Las personas la han empleado tradicionalmente para tratar diversas afecciones relacionadas con el estrés. Medilineplus informa que la ashwagandha es posiblemente eficaz para:
- Ansiedad: Podría reducir la preocupación y la tensión en personas con trastorno de ansiedad generalizada.
- Insomnio: Su consumo ayudaría a mejorar la calidad y el patrón del sueño.
- Estrés: Algunos estudios sugieren que podría disminuir los niveles de estrés y evitar el aumento de peso asociado.
- Envejecimiento y otras condiciones, aunque no existen suficientes pruebas científicas que confirmen su efectividad.
No hay evidencia confiable sobre su utilidad en el tratamiento de COVID-19 ni en otras enfermedades graves.
Eficacia de la ashwagandha
La Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales la clasifica como posiblemente eficaz para tratar ansiedad, insomnio y estrés. En otros casos, no existe suficiente evidencia para confirmar su eficacia o determinar su impacto real.
Seguridad del consumo
Medlineplus agrega que la ashwagandha podría considerarse posiblemente segura si se consume por vía oral durante un máximo de 3 meses. Sin embargo, el uso en dosis elevadas puede provocar efectos adversos como malestar estomacal, diarrea o vómitos.
En casos poco frecuentes, se han reportado daños hepáticos graves que incluso podrían derivar en la necesidad de un trasplante de hígado.
Cuando se aplica sobre la piel en forma de loción, su uso también se considera posiblemente seguro, siempre que se limite a un período de hasta 2 meses.
Advertencias y precauciones
Durante el embarazo, su uso es probablemente inseguro debido a evidencia que indica un posible riesgo de aborto espontáneo. En el periodo de lactancia, no existe suficiente información confiable para garantizar su seguridad, por lo que se recomienda evitarla.
Las personas con enfermedades autoinmunes como lupus, esclerosis múltiple o artritis reumatoide deben evitar el consumo de ashwagandha, ya que podría estimular el sistema inmunológico y empeorar los síntomas.
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Quienes padecen enfermedades hepáticas deben abstenerse de tomarla, debido a los casos reportados de daño hepático. También se recomienda suspender su uso al menos 2 semanas antes de una cirugía programada, ya que puede ralentizar el sistema nervioso central y potenciar los efectos de la anestesia y otros medicamentos.
En pacientes con trastornos de la tiroides o que usan medicamentos con hormonas tiroideas, se aconseja precaución o evitar el producto, ya que podría elevar los niveles hormonales.

Interacciones con medicamentos
Ashwagandha podría interactuar con ciertos medicamentos. En combinación con hormonas tiroideas, podría aumentar en exceso la cantidad de esta hormona en el organismo. Cuando se consume junto a medicamentos para la diabetes, podría provocar una baja peligrosa en los niveles de azúcar en sangre. También puede potenciar los efectos de medicamentos antihipertensivos y reducir la presión arterial más de lo esperado.
En el caso de los inmunosupresores, como los utilizados tras un trasplante, la ashwagandha podría disminuir su efectividad. Además, al combinarse con fármacos que afectan el hígado, se incrementa el riesgo de toxicidad hepática.
Cuando se toma con sedantes, como las benzodiacepinas o depresores del sistema nervioso central, puede aumentar la somnolencia o causar problemas respiratorios.
En cuanto a los suplementos naturales, su combinación con productos de efecto sedante como melatonina, valeriana o kava podría intensificar la somnolencia.
El riesgo de daño hepático también podría aumentar si se consume junto a suplementos como garcinia o kratom. Por último, su uso con suplementos que reducen la presión arterial, como la L-arginina o la ortiga, puede causar una disminución excesiva de esta.
Dosis y forma de uso
Adultos han utilizado ashwagandha en dosis de hasta 1.000 mg diarios, por un período máximo de 12 semanas. Se recomienda consultar con un profesional de salud para determinar la dosis adecuada según cada caso.
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