Alejados de la negociación y de la construcción de acuerdos, el gobierno y la oposición están entrando en una etapa en la que se normaliza el filibusterismo legislativo, el veto explícito e implícito, así como el resello.
Se trata de pulsos por imponer voluntades, sin la capacidad de alcanzar acuerdos. Las últimas dos semanas han sido ejemplos claros de esta vertiginosa cultura política de bloqueo.
El 18 de febrero, el presidente Rodrigo Chaves vetó el proyecto de boletos aéreos baratos a Centroamérica y República Dominicana.
Paradójicamente, esta es una iniciativa que promovió su propio vicepresidente Stephan Brunner, quien anticipó la oposición del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
El texto lo presentó el diputado Eliécer Feinzaig, del Liberal Progresista (PLP). Hoy, el panorama para un eventual resello no es fácil. Ya se pronunciaron en contra los ocho diputados del gobierno, seis de Nueva República, dos del PUSC y uno del PLN.
Esto solo deja 40 votos posibles. Cualquier ausencia dificultaría que se alcancen los 38 apoyos necesarios para el resello, el cual está programado para votarse el martes 11 de marzo.Por otra parte, el 24 de febrero, la oposición aprobó una rebaja en el impuesto de renta a los trabajadores independientes, quienes pagan más tributo que los asalariados. No obstante, el ministro de Hacienda, Nogui Acosta, adelantó un inminente veto al texto promovido por el Frente Amplio (FA).
Cuatro días después, el viernes 28 de febrero, el presidente Chaves vetó otro proyecto de ley aprobado por el Congreso para sancionar a los funcionarios que incumplan el deber de reglamentar las leyes. El mandatario argumentó que hubo un vicio en el trámite legislativo y que la sanción es desproporcionada. Consiste en una inhabilitación que va de uno a cuatro años para ejercer cargos públicos.
Este texto lo impulsó el PUSC para evitar que se repitan situaciones en las que el Poder Ejecutivo omite reglamentar leyes y, en consecuencia, estas no se aplican.A su vez, los diputados de gobierno recurrieron al filibusterismo legislativo para bloquear tanto el proyecto que pasaría a todos los especialistas médicos al salario global como el que trasladaría la Unidad Especial de Intervención (UEI) del Ministerio de la Presidencia al de Seguridad. Presentaron decenas de mociones para llevar las iniciativas al tortuguismo.
Se denomina filibusterismo al uso excesivo de mociones, discursos y otros recursos para frenar iniciativas de otros partidos.
Los diputados oficialistas están recurriendo a una práctica que Casa Presidencial critica cuando el Frente Amplio la aplica con el plan de jornadas laborales 4-3. El fabricismo también recurre a ella con frecuencia.
Según un reportaje publicado por el periodista Aarón Sequeira, de La Nación, el presidente Rodrigo Chaves ha vetado ocho proyectos de ley y, de estos, la Asamblea le ha resellado cuatro. Se trata de cifras récord en la historia reciente. Estas son las leyes vetadas:
- Ley para exceptuar de la regla fiscal a la Promotora de Comercio Exterior (resellada)
- Ley Orgánica del Colegio de Profesionales en Salud Ocupacional
- Ley para exceptuar de la regla fiscal al Sistema de Emergencias 9-1-1 (resellada)
- Ley de sostenibilidad del Depósito Libre de Golfito (resellada)
- Reforma al impuesto de renta para lograr la exclusión de Costa Rica de la lista negra de la Unión Europea (resellada)
- Dinamización del Sistema de Banca para el Desarrollo
- Plan de vuelos aéreos baratos a Centroamérica y República Dominicana
- Ley para sancionar a funcionarios que no reglamenten leyes
A ello se suma que, durante los periodos de sesiones extraordinarias, en que el Poder Ejecutivo domina la agenda legislativa, el gobierno anula por completo los proyectos de la oposición.
Así lo hizo con el plan de rebaja de impuesto a los trabajadores independientes, el proyecto del parque ambiental Lorne Ross, la prohibición de terapias de conversión y el plan de ejecución de la pena, por citar algunos ejemplos.
En consecuencia, cuando la Asamblea retoma el control, da prioridad de nuevo a sus proyectos rezagados y se repite el ciclo de choque.
Me despido anotando, abajo, tres recomendaciones de lectura de la semana. Le saluda Esteban Oviedo, editor de Política de La Nación.