“A la gente que llega a la iglesia buscando a Dios, no le interesa absolutamente nada, lo secundario; que el pastor es narco, que vea los carros que tiene, que vea los caballos... No se preocupe por eso, porque si yo fuese narco, Dios me va a sacar de este altar algún día” Estas fueron las palabras del pastor Juan Luis Barboza Pilartes durante una de sus prédicas en la iglesia Manantial de Vida, en Aguas Zarcas de San Carlos, hace cinco meses.
El video fue publicado en la cuenta de TikTok de la congregación, el pasado 13 de julio, 66 días antes de que Barboza, de 40 años, fuera detenido por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y el Ministerio Público, investigado por integrar una red de narcotráfico y lavado de dinero, vinculada con el Clan del Golfo.
Esta pesquisa se denominó Caso Shark, tiburón en inglés, pues el cabecilla del grupo, un colombiano naturalizado costarricense, de apellidos Meléndez León, era uno de los Siete Tiburones del Pacífico, encargados de las rutas de la droga de sur a norte en el continente.
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Las autoridades judiciales sospechan que el pastor, por medio de sus empresas, se encargaba de blanquear el dinero que conseguía la banda por el tráfico internacional de cocaína procedente de Colombia con destino a Europa.
Durante su reflexión en el altar, Barboza decía a los miembros de su iglesia que debían buscar a Dios, asegurando que algunos no participaban en “los tiempos de adoración”. “Si no viniste a buscarlo a Él, viniste por cualquier otra cosa”, reflexionaba Barboza, quien sostenía que la gente se preocupaba más por sus bienes, o por la minifalda de alguna feligresa.
El enorme templo, ubicado en Las Delicias de Aguas Zarcas, no solo era utilizado para las prédicas del pastor, sino como escenario de bandas religiosas internacionales que celebraban sus conciertos allí.
Un peón que levantó un imperio
En el expediente 22-000116-1322-PE del Caso , del cual La Nación tiene copia, se menciona que la investigación contra Barboza se derivó de una denuncia anónima que llegó a la delegación del OIJ en San Carlos. En la misma se mencionaba que el pastor “pasó de trabajar como peón en una piñera, a tener un gran imperio en la localidad de Aguas Zarcas y alrededores”.
También se menciona que Barboza, casado y padre de tres menores de edad, provenía de un hogar de estrato humilde y que, en cuestión de tres años, aumentó significativamente sus bienes. Se hizo de una finca enorme en Las Delicias, caballerizas para caballos frisones (raza originaria de Frisia, en los Países Bajos) y carros de alto valor.
En un video reproducido por el medio digital El Norte Hoy, el pastor cuenta que aprendió a montar a caballo y a ordeñar gracias a las enseñanzas de su papá. Se declara “empírico”, porque cursó hasta el sexto grado de la escuela, pero que eso no lo frenó para mudarse a San Carlos hace varios años, lugar donde fundó una empresa en el sector piñero que se mantiene hasta la actualidad. Empresa que, “gracias a Dios, nos ha bendecido mucho y esperamos, si es la voluntad de Él, seguir en este medio de la piña, que le da tanta oportunidad laboral a mucha gente”.
En el perfil policial, se cita que aparece como trabajador independiente ante la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y está inscrito en el Ministerio de Hacienda en actividades de restaurante, cafeterías, sodas y expendio de comida; recolección de cosechas y actividades conexas y de servicios profesionales.
Además, es dueño de dos fincas en Aguas Zarcas, tiene cinco vehículos a su nombre, valorados en ¢34,6 millones, y es presidente o administrador en 10 sociedades. Es en estas donde aparecen los bienes de mayor valor, como fincas valoradas en ¢119 millones y vehículos de lujo, entre ellos un Land Rover, estilo Range Rover Sport LISE, color blanco, año 2017, que le costó ¢67,6 millones.
El expediente señala que este hombre “posee una reputación respetuosa por la investidura de pastor evangélico”; no obstante, el teléfono a su nombre registraba comunicaciones con otros números asociados a causas por “infracción a la ley de psicotrópicos, homicidio, tráfico de personas, corrupción de funcionarios, legitimación de capitales, robo, instigación pública, tráfico internacional de drogas y asalto”.
Intervenciones telefónicas
En una de las intervenciones telefónicas, las autoridades judiciales captaron a un imputado de apellido Arce Salas conversando con un sujeto identificado con el alias de Tata. En esa conversación, realizada el 27 de setiembre del 2023, ambos mencionaron que “ese hijueputa (refiriéndose a Juan Luis) anda buscando droga”. Asimismo, comentaron que eso era positivo, pero que “la cagada es caer preso, pues ahí sí que no hay billete”.
Según el expediente judicial, el pastor utilizaba dinero del narcotráfico para integrarlo en la congregación religiosa. Recibía ayuda de empleados bancarios, descritos como “amigos”, quienes le facilitaban el ingreso de dólares, incluso en cuentas bloqueadas.
Otra de las llamadas interceptadas reveló que el pastor ofrecía regalos en agradecimiento por estas acciones. ”Barboza Pilartes le comenta a Celia que está de compras en Aguas Zarcas; le llevará un detalle a Huber y Alex, pues va para el banco de Río Cuarto. Esa gente se porta bien con él. Cuando necesita un depósito, simplemente los contacta, y eso no lo hace nadie. Le cambian dólares; no sabe cómo pagarles la confianza”, menciona el informe.
En otra conversación telefónica, el pastor hablaba con un gerente identificado como Zúñiga Brenes sobre dos cheques. El informe indica que, con el fin de “evadir controles”, cambiarían uno de inmediato y el otro, en días posteriores. ”Juan Luis conversa con un sujeto identificado como ‘Alex’. Alex comenta que tiene un cheque ‘grandecillo’ para él. Juan Luis le indica que son dos, pero que cambiará solo uno. Alex responde que dé uno de ‘diez’. Juan Luis asiente y agrega que el otro, de ‘nueve’, se cambiará hasta el miércoles. Alex está de acuerdo, y se despiden”.
Barboza Pilartes y ocho imputados más descuentan prisión preventiva mientras avanzan las pesquisas en su contra.
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