Tatiana Cambronero es una joven profesional que se había ganado un lugar destacado en su empresa gracias a su dedicación y esfuerzo. Cada día comenzaba temprano, revisando correos electrónicos desde el teléfono mientras tomaba un café, y aun después de terminar, supuestamente, su jornada laboral, seguía trabajando. Los fines de semana, lejos de descansar, se dedicaba a resolver pendientes o a adelantar proyectos. Durante mucho tiempo, creyó que esa rutina era necesaria para alcanzar sus metas. Sin embargo, su cuerpo tenía otros planes.
Un día, Tatiana empezó a sentir dolores de cabeza constantes, insomnio y una sensación de agotamiento que no desaparecía, ni siquiera con café. Ignoró las señales, hasta que un diagnóstico médico la obligó a detenerse: había desarrollado una gastritis severa causada por estrés y estaba con un cuadro severo de burnout. Este episodio fue su punto de inflexión, también, es una realidad que viven muchas personas que priorizan sus responsabilidades por encima de su bienestar.
El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de desgaste extremo, es un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el estrés crónico relacionado con el trabajo u otras responsabilidades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este fenómeno se caracteriza por:
- Sensación de agotamiento extremo.
- Cinismo o desapego hacia el trabajo.
- Disminución de la eficacia.
Si no se atiende, esta condición puede desencadenar trastornos de ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares, problemas gastrointestinales y debilitamiento del sistema inmunológico.
Sin embargo, detenerse no es sencillo, quienes viven esta realidad le restan importancia y lo postergan.
¿Cómo saber si necesita detenerse?
Para identificar si usted está llegando al límite, la sicóloga María Laura Guillén recomienda responder con sinceridad las siguientes preguntas.
¿Siente un cansancio extremo incluso después de dormir?
¿Ha perdido la motivación para realizar actividades que antes disfrutaba?
¿Se siente irritable, impaciente o desconectado emocionalmente?
¿Experimenta dolores físicos frecuentes, como cefaleas o molestias estomacales?
¿Siente que no tiene tiempo para usted mismo o para sus seres queridos?
¿Ha notado problemas de memoria o dificultad para concentrarse?
¿Tiene la sensación de que, sin importar cuánto haga, nunca es suficiente?
Si respondió afirmativamente a varias de estas preguntas, es momento de hacer una pausa.
Un alto en el camino
Detenerse no significa renunciar, sino recargar fuerzas para avanzar de manera más saludable. Aquí le ofrecemos un plan para hacerlo:
- Reconozca la necesidad. Acepte que no puede hacerlo todo y que priorizar su salud es esencial para rendir en cualquier ámbito.
- Establezca límites. Aprenda a decir “no” cuando sea necesario y a delegar tareas. No toda la carga tiene que recaer sobre sus hombros.
- Reserve tiempo para usted. Programe descansos regulares durante el día y dedique momentos semanales a actividades que le traigan paz y alegría.
- Desconéctese. Evite revisar correos o mensajes laborales fuera del horario de oficina. Cree espacios libres de tecnología.
- Comparta sus preocupaciones con un amigo, familiar o terapeuta. Contar con una red de apoyo es clave para aliviar el estrés.
- Practique el autocuidado. Incorpore hábitos saludables como una alimentación balanceada, ejercicio físico moderado y técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
¿Qué pasa si no se detiene?
Ignorar las señales de su cuerpo puede llevar a:
· Enfermedades crónicas: como hipertensión, diabetes o problemas cardíacos.
· Deterioro emocional: trastornos como ansiedad y depresión pueden intensificarse.
· Dificultades en las relaciones personales: el agotamiento puede generar desconexión con seres queridos.
· Desempeño deficiente: una mente y un cuerpo fatigados rinden menos, afectando su trabajo y vida personal.
El estrés crónico y el síndrome de burnout son fenómenos que están alcanzando niveles alarmantes a nivel global. Según un estudio de la Universidad de Harvard, el estrés prolongado no solo deteriora la calidad de vida, sino que también está directamente relacionado con un aumento del 43% en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud considera al estrés como una de las principales epidemias del siglo XXI, afectando a millones de personas en su desempeño laboral y su bienestar general.
Detenerse no es solo una recomendación, es una necesidad urgente. Ignorar las señales de su cuerpo no solo afecta su salud física, sino también su estabilidad emocional y las relaciones que construye. Recuerde: hacer una pausa no es rendirse, sino un acto de valentía para priorizar su bienestar y poder avanzar con una vida más plena y saludable. ¿Está listo para dar ese paso? Su cuerpo y su mente se lo agradecerán.
Vacaciones conscientes
Las vacaciones son una herramienta para cuidar la salud mental. Tomarse un descanso no solo ayuda a reducir el estrés, sino que también fomenta la creatividad y, mejora la productividad.
Acá le dejamos una guía para disfrutar de unas verdaderas vacaciones.
1. Elija el lugar adecuado. Opte por un destino que se alinee con sus intereses y necesidades actuales. Ya sea una playa para relajarse, un bosque para reconectar con la naturaleza o una ciudad cultural para explorar, escoja un lugar que le inspire y le permita desconectar del estrés cotidiano.
2. Nada de dispositivos electrónicos. Las notificaciones constantes y la necesidad de estar “siempre disponibles” pueden ser una barrera para el descanso. Establezca límites claros, como revisar el correo electrónico solo una vez al día o desconectarse completamente si es posible. Esto le permitirá disfrutar del presente y reducir la ansiedad.
3. Planifique, pero no en exceso. Aunque es útil tener un itinerario básico, deje espacio para la improvisación. Programar cada minuto puede convertirse en una fuente de estrés innecesario. La espontaneidad puede traer sorpresas agradables y memorias inolvidables.
4. Actividades que le generen energía. Dedique tiempo a actividades que le hagan sentir bien, ya sea leer, nadar, practicar yoga, hacer senderismo o simplemente disfrutar de una buena comida. El objetivo es recargar energías, no agotarlas.
5. Presupuesto realista. El estrés financiero puede arruinar la experiencia de las vacaciones. Planifique de antemano cuánto puede gastar y busque opciones dentro de ese rango. Recuerde que lo más importante no es el lujo, sino el descanso y la conexión consigo mismo.
6. No sobrecargue su agenda social. Si bien compartir con amigos o familiares puede ser gratificante, también es importante reservar tiempo para usted mismo. Encuentre un balance que le permita disfrutar de su compañía y la de los demás.
7. Regrese con tiempo para adaptarse. Intente evitar regresar el mismo día que debe retomar sus actividades cotidianas. Un margen de uno o dos días le permitirá adaptarse gradualmente y regresar con una mentalidad renovada.
El burnout afecta tanto a la calidad de vida como al desempeño laboral. Un estudio reciente encontró que hasta el 71% de los trabajadores experimentaron síntomas de este síndrome en algún momento, siendo la sobrecarga de trabajo el principal desencadenante. Además, el estrés constante puede impactar la memoria, el aprendizaje y la capacidad de tomar decisiones.
La ciencia sugiere que actividades como practicar la atención plena, realizar pausas estratégicas y buscar apoyo emocional pueden prevenir el desarrollo de este síndrome. Fomentar un balance entre trabajo y descanso no solo mejora la salud individual, sino también la productividad y el bienestar general.