
Detener el envejecimiento es la obsesión de Bryan Johnson, un empresario estadounidense de 47 años que sigue un riguroso protocolo para ralentizar el paso del tiempo. A diario, consume más de 50 pastillas y se somete a un régimen dictado por un algoritmo que controla su alimentación, horas de sueño y ejercicio. También recurre a terapias de luz roja e incluso ha llegado a intercambiar plasma con su hijo, menor de 20 años, en un intento por aprovechar las supuestas propiedades rejuvenecedoras de la sangre joven.
Aunque la fuente de la juventud no se puede adquirir como un elixir, existe una búsqueda incansable por prolongar la vida. Los avances en la medicina regenerativa, que incluyen intervenciones como la terapia celular y las transfusiones de plasma, prometen extender los años sobre la Tierra. Pero, ¿hasta qué punto es posible retrasar el envejecimiento?

Calidad de vida sobre la cantidad de los años
Costa Rica cuenta con un fenómeno casi único en el mundo: la zona azul de la Península de Nicoya, en Guanacaste, donde las personas centenarias disfrutan de una calidad de vida excepcional. Solo dos factores médicamente comprobados explican por qué este grupo puede superar la edad promedio del resto de la población sin desarrollar enfermedades crónicas: la dieta y el ejercicio.
Juan José Cordero, médico e investigador del Departamento de Farmacología y Toxicología Clínica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que los centenarios pueden vivir entre ocho y diez años más que el resto de costarricenses, en parte porque han realizado actividades físicas intensas a lo largo de su vida.
Aunque no son maratonistas, sí han trabajado arduamente en el campo, lo que ha moldeado su complexión delgada. De hecho, algunos hasta podrían ser considerados “desnutridos”, ya que el 40% vive en condiciones de pobreza extrema, según Cordero.
En lugar de basar su dieta en carbohidratos o productos procesados, su alimentación es variada: consumen gran cantidad de frutas, verduras, tubérculos y raíces.
Estos dos factores permiten que muchas personas lleguen a los 80 o incluso 90 años sin padecer enfermedades asociadas a un mayor riesgo de mortalidad, como obesidad, sobrepeso, hipertensión, la diabetes o la dislipidemia, que suelen perseguir a los costarricenses hasta la muerte.
“No es tan importante cuántos años tiene un centenario, una nonagenaria o un octogenario, sino la de calidad de vida con que están llegando a esas edades. Eso es lo que define una zona azul”, explicó Cordero.
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Eso sí, el médico subrayó que las zonas azules suelen estudiarse como si fueran una fotografía, cuando en realidad deberían analizarse como un video. Cada generación de centenarios es única, con características que varían con el tiempo. Esto sugiere que, en el futuro, factores como la dieta o la actividad física podrían no estar vinculados a la calidad de vida en las zonas azules.
Más allá de sus costumbres y tradiciones, ¿existe alguna razón genética asociada a la longevidad de los centenarios de estas regiones? La respuesta, en términos simples, es que no. No se ha identificado ningún gen con función específica en el ADN que explique su calidad de vida.
El estudio genético de esta población plantea dilemas éticos para los científicos, ya que podría generar conflictos legales o económicos. Por ejemplo, una aseguradora podría condicionar sus servicios únicamente a quienes posean ese gen, lo cual daría lugar a discriminación.
“Usted puede agarrar unas células y pasarlas por todas las técnicas de biología molecular genéticas que a usted se le ocurra, pero eso no se traduce en longevidad ni expectativa de vida. No dependen solamente del componente celular, sino de las variables internas de vida”.
— Juan José Cordero, médico e investigador UCR
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La eterna juventud, ¿se puede conseguir con millones?
Cuando se habla de intentar detener el envejecimiento celular –el proceso natural de deterioro de las células en el organismo–, sobresalen las intervenciones de terapia celular y transfusión de sangre.
Recordemos que a partir de una célula se generan muchas más. Aunque todas comparten el mismo “libro de instrucciones”, cada una se especializa y funciona de manera distinta, según su propósito: algunas se destinan al corazón, otras al hígado, los huesos, el cerebro y así al resto del cuerpo.
La transfusión de sangre, en esencia, se utiliza principalmente para la inyección de plasma rico en plaquetas. Estos fragmentos de células sanguíneas desempeñan un papel crucial en la formación de coágulos, al ayudar a frenar el sangrado y facilitar la cicatrización de las heridas.
Además de las plaquetas y el plasma, otros componentes sanguíneos cumplen funciones fundamentales: la captura de oxígeno y su distribución, así como generar alertas ante posibles daños en los órganos. En resumen, la sangre asegura tanto la protección como el funcionamiento del cuerpo. No sería descabellado pensar que mantenerla en perfecto estado podría ser la clave hacia la juventud.
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En cambio, la terapia celular busca implantar nuevas células madre capaces de reproducirse, especializarse o reaccionar según el propósito definido. Carolina Centeno, ingeniera en biotecnología del Centro de Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), explicó que su aplicación varía según la meta establecida, que puede ser tratar una enfermedad o revertir los efectos del envejecimiento.
Una de las técnicas más comunes consiste en colocar parches de plasma directamente sobre una herida en la piel, una sola vez, con el fin de acelerar la cicatrización en cuestión de días o meses.
También existen aplicaciones en spray, láminas o tejidos de piel artificial, utilizados para tratar úlceras o heridas crónicas. Estos métodos actúan de manera similar a una esponja, ya que están impregnados de células que se exprimen y disuelven en la zona tratada.
Otra opción consiste en extraer sangre del paciente, la cual luego es centrifugada y dosificada en un congelador (separación de las células madre en distintos tamaños) para volver a ser inyectadas en la vena del paciente.
En estos casos, las muestras de células pueden obtenerse de los tejidos adiposos en las zonas grasosas o, incluso, de la médula ósea, aunque este último procedimiento es más invasivo y doloroso para el paciente.
A pesar de toda la ciencia que respalda estas técnicas, no se puede asegurar la cantidad exacta de años con los que se podría extender la vida de una persona que se someta a ellas. Empero, sí existen cifras que apuntan hacia dónde se dirige la búsqueda por la fuente de la juventud.
En Costa Rica, cientos de consultorios clínicos realizan transfusiones de plasma para tratar diversas enfermedades. En cuanto a la terapia celular, también hay un elevado número de centros médicos que aplican estas intervenciones con el único objetivo de frenar el envejecimiento.
De acuerdo con la biotecnóloga, una terapia celular puede costar hasta $100.000, aunque el precio depende de la cantidad de sesiones que se requieran. Este mismo procedimiento puede llegar a costar hasta $500.000 en Estados Unidos, lo que ha convertido a Costa Rica en un destino popular para el “turismo médico”.
Sin embargo, ante la atractiva oferta de estas técnicas, es crucial considerar que, para realizarlas de manera segura, se recomienda acudir a consultorios que cuenten con normas ISO, certificaciones internacionales y protocolos avalados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
¿Qué podría salir mal si no se sigue este consejo? En caso de que las células no se manipulen adecuadamente y se contaminen, podrían producirse infecciones. En escenarios más graves, si las células equivocadas se colocan en un lugar inapropiado, podría desencadenarse el desarrollo de tumores. En esencia, se trataría de una metástasis.
Además, el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica no reconoce ninguna especialidad de terapia celular, células madre o medicina regenerativa, ni registra médicos especialistas en estos campos.
Con excepción del uso de células madre en trasplantes de médula ósea y el tratamiento de la osteoartritis –desgaste en las articulaciones–, el resto de estas intervenciones no cuenta con la autorización del órgano colegiado para su aplicación en el país.
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En este contexto, también surge el debate sobre si el envejecimiento debe considerarse una enfermedad. Según Centeno, afirmar que una persona anciana con una enfermedad no puede ser cubierta por un seguro de salud es injustificable. Sin embargo, al mismo tiempo, reconoce que el envejecimiento se manifiesta a través de síntomas que pueden ser tratados.
Es cierto que la pérdida de masa muscular, una mayor propensión a la hipertensión o problemas degenerativos como el Parkinson y el Alzheimer, así como signos visibles en los tejidos como arrugas o canas, son indicadores del paso del tiempo.
Todos estos signos, generalmente, conducen al deterioro de la salud. De acuerdo con la especialista, resultan de pequeños daños generados por acciones cotidianas, los cuales pueden corregirse para evitar su acumulación y, con ello, “mantener las características de juventud por más tiempo”.
En un escenario utópico, donde la medicina regenerativa sea efectiva y accesible para todos, y donde incluso se replican condiciones en las zonas azules en todo el país, el cuidado de los adultos mayores se convertiría en una prioridad esencial.
Tomando en cuenta que el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) enfrentará una fase crítica en los próximos años, surgen interrogantes cruciales: ¿quiénes se encargarán de velar por el bienestar de los adultos mayores, y cómo se puede fomentar una vejez más prolongada, si no se tiene claridad sobre el estilo de vida que se llevará?