La Asamblea Legislativa aprobó este lunes, en segundo debate, el proyecto de ley para endurecer las sanciones por agresiones contra las mujeres cuando se den ataques con ácido, sustancias tóxicas, corrosivas o inflamables.
Se trata de una reforma impulsada por la diputada Daniela Rojas, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), que modifica el inciso e del artículo 8 de la Ley de penalización de la violencia contra las mujeres, para que se pueda considerar el empleo de esas sustancias como una circunstancia agravante de los delitos que ya penaliza esa iniciativa.
La utilización de ese tipo de sustancias será una circunstancia para que los jueces aumenten hasta en un tercio la sanción penal señalada para los diferentes delitos, cuando estos los cometan quienes tienen vínculo de pareja, matrimonial o unión de hecho.
Para esos casos, la pena vigente es de ocho meses a dos años de prisión, pero si ese daño se hiciera con ácido, sería de 10,6 meses a dos años y diez meses, por ejemplo.
“Es un proyecto que viene a cerrar un portillo o una posibilidad. Aunque han sucedido casos en el país, no son la mayoría ni han sido tan mediáticos, en que se han atacado a mujeres con ácido o sustancias corrosivas. Ya se han dado casos en el país y la legislación no estaba lista”, apuntó Rojas.
La congresista enfatizó que es importante hacer la reforma, porque ya en conversaciones con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), se ha indicado que no se dan detalles sobre este tipo de ataques porque pueden ser ideas para agresores que, al generar algún tipo de violencia contra las mujeres, empiezan a replicar el tipo de agresión, la actuación o manera de hacerlo.
“En cualquier momento, podrían ser más los casos que empezamos a ver en Costa Rica y nuestra legislación; entonces, estará lista”, dijo la socialcristiana.
Daniela Rojas narró que, cuando se ataca a una mujer con ácido, existe un daño psicológico, económico y físico. Agregó que se da una afectación profunda a la autoestima de la mujer y se busca que ella no pueda continuar con su vida, porque la desfiguración física generada le hace pensar que tiene un impedimento para seguir con su vida de pareja con otra persona.
“Las lesiones permanentes que sufren las mujeres atacadas de esta manera les impide seguir trabajando, ser independientes económicamente, seguir atendiendo su hogar y sus hijos, o personas a su cargo. Son daños muy grandes y que las afecta en todos los ámbitos de su vida, en caso de que no les genere la muerte. Si es muerte, es muy dolorosa, no inmediata, muchas veces a los meses”, contó Rojas.