Hace 30 años, La Nación se convirtió en el primer periódico de Centroamérica y el quinto de Latinoamérica en inaugurar un servicio informativo utilizando Internet como vehículo de difusión. El 7 de abril de 1995 surgió La Nación Digital con una dimensión entonces acotada: servir de vitrina al periódico impreso, actualizada solo una vez al día y sin posibilidades de interacción por parte de los usuarios.
El ímpetu que la animó, sin embargo, fue mucho más amplio: lanzar un auténtico laboratorio de prueba sobre cómo poner las nuevas tecnologías al servicio del buen periodismo y las cambiantes necesidades y aspiraciones de nuestro público.
La apuesta sorprendió a muchos. Sin embargo, fue resultado natural del proceso de digitalización que, desde años antes, había emprendido La Nación S. A. como empresa, tanto en sus procesos de creación periodística, como en los de producción y gestión empresarial.
Esta experiencia, junto al seguimiento de las tendencias en otros países, permitió alimentar un cuidadoso análisis de las posibilidades que se abrían –junto a evidentes desafíos– en el ecosistema de comunicación que se estaba desarrollando por la convergencia de varios factores. Entre ellos estaban la facilidad de “navegar” por Internet gracias a los protocolos de comunicación de la red global World Wide Web, o www; la digitalización de todo tipo de contenidos (textos, fotos, anuncios, audio, video) y, como resultado, la integración de distintos “lenguajes”, así como la mayor –y creciente– capacidad de almacenamiento y procesamiento de datos.
Entonces, además, comenzaba a tomar ímpetu el uso de computadoras personales y, por ende, mayores posibilidades de circulación entre los públicos.
A partir de esa decisión pionera comenzó a desarrollarse un intenso y activo proceso de evolución, transformación, diversificación y crecimiento. A los pocos años, La Nación Digital se transformó en nacion.com. Hoy, además de compartir su contenido mediante el sitio web central, también lo hace mediante plataformas múltiples, pensadas –sobre todo– para los dispositivos móviles. Estas incluyen desde una aplicación dedicada y recientemente renovada, hasta los contenidos en Facebook, Instagram, WhatsApp, TikTok, Bluesky y Threads. En conjunto, nos permiten alcanzar a más de 2,5 millones de usuarios únicos al mes, con una continua tendencia al crecimiento.
En los inicios, el mayor contingente de lectores lo constituyeron costarricenses en el exterior, que encontraban en el nuevo y aún rígido sitio una oportunidad sin precedentes para informarse cada día sobre lo que ocurría en el país. Aquí, en tanto, el impreso se mantenía como la principal opción, por su mayor diversidad, por la lentitud de las redes locales y por los altos precios y poca disponibilidad de computadoras conectadas a la web.
El cambio ha sido de gran rapidez y extensión. Hoy, la información disponible en todas nuestras plataformas se actualiza constantemente. La sala de redacción ha adoptado, aunque con algunas excepciones, el principio conocido como digital first; es decir, los contenidos no se guardan, sino que se distribuyen tan pronto están listos y han pasado por nuestros estándares éticos y profesionales. De ahí que las “alertas” informativas se generen de manera casi constante durante ciclos noticiosos que nunca se detienen.
El uso de videos está hoy totalmente incorporado en la oferta multimediática. La capacidad de “navegación” y búsquedas del público se ha ampliado. Hemos introducido nuevas formas de exponer y narrar, sea solo mediante textos o integrándolos con imágenes y otros recursos. El desarrollo de herramientas para medir las audiencias y conocer sus hábitos informativos nos permite ofrecer contenidos más relevantes según sus necesidades. La inteligencia artificial ya forma parte de nuestro trabajo para mejorar nuestra productividad, interactuar mejor con el público y apoyar la labor siempre insustituible de nuestros periodistas.
Nada de lo anterior ha implicado descuidar el impreso, que se mantiene como gran “buque insignia” de La Nación, origen y sustento de nuestro liderazgo. En esta plataforma apostamos más por la profundidad de contenidos, la elaboración de “paquetes” informativos que se nutren de insumos digitales, y el uso del diseño en páginas como una modalidad de integración de contenidos siempre clara, impactante y atractiva.
Nuestra renovación constante está guiada por los mismos principios de independencia, rigor y credo democrático que dieron origen al periódico en 1946. A ellos seguimos y seguiremos apegados, como pilares desde los cuales nunca cejar en el afán de mejora.
