Hoy es un día especial en La Nación. Conmemoramos con nuestros contenidos el Día Internacional de la Mujer, convencidos de que aún queda mucho camino por recorrer en la lucha por el reconocimiento pleno de los derechos de igualdad para las costarricenses. Esta es una batalla con un objetivo claro y, por ello, este sábado 8 de marzo queremos invitar a la reflexión crítica para fortalecer el compromiso con la equidad, la justicia y contra todo tipo de violencia.
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Costa Rica ha avanzado significativamente en los 74 años transcurridos desde que, en 1951, se permitió a las mujeres ejercer el derecho al voto. Desde entonces, se han logrado importantes progresos, pero es prioritario que, como sociedad, reconozcamos que aún falta muchísimo por hacer y que es fundamental defender y consolidar los derechos y la equidad de género alcanzados.
Uno de los desafíos más urgentes es la plena incorporación de las mujeres al mercado laboral. Así lo concluyó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su detallado informe Igualdad de género en Costa Rica, presentado el 11 de julio de 2024.
“En Costa Rica, la población en edad de trabajar está disminuyendo considerablemente, por lo que urge invertir en el talento femenino. El país combina una de las esperanzas de vida más altas de América Latina (79 años, frente a 73 en la región de América Latina y el Caribe –ALC–) con una de las tasas de fecundidad más bajas. En este contexto, la movilización del talento femenino debe ser una prioridad en cualquier estrategia de política pública costarricense para construir una economía y una sociedad más sostenibles e inclusivas”, destaca el informe.
En este escenario, la OCDE alerta sobre la brecha de género en el empleo: mientras el 73% de los hombres tiene un trabajo remunerado, solo el 47% de las mujeres está en esa situación. Esta diferencia de 26 puntos porcentuales es mucho mayor que la media de 14 puntos en los países de la Organización. Además, muchas mujeres laboran en la informalidad, lo que las deja sin acceso a protección social y afecta su estabilidad financiera, especialmente en la vejez, por falta de una pensión.
Si los costarricenses queremos garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones y el crecimiento económico del país, debemos exigir a quienes gobiernan o aspiran a gobernar que planteen una estrategia efectiva de política pública que impulse la participación femenina en el mercado laboral.
Este esfuerzo no solo implica aumentar la cantidad de mujeres empleadas, sino también facilitar su acceso a carreras de alto valor agregado, como las STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés), donde hoy predominan los hombres. La OCDE señala que la proporción de hombres licenciados en disciplinas STEM supera a la de mujeres en 19 puntos porcentuales, reflejando un desequilibrio que amplía la brecha salarial y perpetúa las desigualdades estructurales.
Otro reto es la carga del trabajo doméstico y de cuido, que sigue recayendo de manera desproporcionada en las mujeres. En promedio, las costarricenses dedican 23 horas semanales más que los hombres a estas tareas, lo que limita su acceso al empleo formal (en los países de la OCDE, el promedio es de 15 horas). La Red Nacional de Cuido es una política clave, pero su cobertura sigue siendo insuficiente. Se requiere un compromiso gubernamental para invertir significativamente en la expansión de estos servicios, así como en la implementación de permisos parentales equitativos que incentiven a los hombres a asumir un rol activo en la crianza y las labores domésticas.
El liderazgo femenino también sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque la Asamblea Legislativa ha logrado paridad de género gracias a las cuotas electorales, solo el 15% de las empresas en el país tienen mujeres en puestos de alta dirección, una cifra inferior al 21% de la región ALC, influido por prejuicios en los procesos de selección y la falta de flexibilidad en los entornos laborales.
Para revertir esta situación, Costa Rica podría adoptar medidas similares a las implementadas en Alemania e Israel, donde existen regulaciones para garantizar la presencia de mujeres en consejos de administración. Además, es clave fomentar redes de mentoría y programas de liderazgo que faciliten el acceso de más mujeres a posiciones de toma de decisiones.
No obstante, cualquier esfuerzo por mejorar la equidad de género en el empleo será insuficiente sin una política efectiva para erradicar la violencia contra ellas. En Costa Rica, el 27% de las mujeres de entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física de su pareja al menos una vez en su vida, en comparación con una media del 24% en los países de la OCDE. El acoso en el transporte público y el lugar de trabajo sigue siendo un problema de urgente atención. Es necesario reforzar los mecanismos de denuncia, ampliar la capacitación policial y garantizar la aplicación efectiva de las leyes contra el acoso callejero y laboral.
Imposible olvidar a las 11 mujeres víctimas de femicidio que se registran en el país en los primeros 61 días de este año, cinco por mes. La última, Joanna Quirós Chacón, fue asesinada el domingo 2 de marzo. Antes de ella, fueron Ingrid, Sandra, Tamara, Sofía, Julyana, Katherine, Maritza, Miriam, Julia y Meribeth. Cada una de estas muertes pudo haberse evitado si, como sociedad, hubiéramos generado mayor conciencia sobre las consecuencias de la violencia intrafamiliar.
Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, La Nación se suma al llamado mundial “Ni una menos”, para que, en nombre de quienes han perdido la vida, exijamos acciones concretas del Estado y de quienes gobiernan o aspiran a gobernar. Solo con compromisos reales podremos combatir las causas de los femicidios y avanzar en la construcción de una sociedad más equitativa y justa.
