Cuando Anna Katharina Müller fue designada como jerarca del MEP, el 22 de abril de 2022, afirmó que “no porque cambiara un grupo, iba a cambiar la educación”. En su gestión, sin embargo, la educación sí cambió, aunque difícilmente se podría decir que para bien.
A su llegada, la nueva jerarca, con un currículum de 11 páginas, aseguró que no habría improvisación en caso de impulsar transformaciones. Pero, a pesar de tal promesa, Müller no dejó de sorprender a lo largo de dos años y ocho meses de labor.
-En junio de 2022, un mes después de asumir el Ministerio de Educación Pública (MEP), eliminó las pruebas FARO, decisión que anunció incluso sin que el asunto hubiera pasado por el Consejo Superior de Educación.
A las Pruebas para el Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Oportunidades (FARO), que se implementaron en el gobierno de Carlos Alvarado en sustitución de las de bachillerato, no se les dio la posibilidad de madurar y la nueva administración optó por borrarlas.
Así fue aunque la ministra reconoció en aquel momento que las pruebas FARO dejaron resultados importantes para los planes remediales.
Los resultados eran reveladores: en primaria, en Ciencias, el promedio de calificación fue 61,2; en Español, 61,4 y, en Matemáticas, 65,8. En secundaria, en Ciencias, la nota promedio fue de 50,6; seguida por Matemáticas, con un 53,2, mientras que en Español, la nota promedio fue de 64,28.
La ministra dejó pasar el 2022 sin evaluaciones nacionales, para introducir en el 2023 las Pruebas Nacionales Estandarizadas. Hizo un ensayo diagnóstico cuyos resultados dio a conocer con un semáforo, en el que clasificó a los estudiantes en básico (rojo), intermedio (amarillo) y avanzado (verde), sin que pudiera conocerse realmente el estado de los aprendizajes. En los últimos meses de ese año, realizó la prueba sumativa, pero los resultados se dieron a conocer nuevamente con semáforo y seis meses después. Es decir, el país quedó a ciegas.
Presentada como la profesional que revolucionó la educación en Vietnam, país donde laboró como representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), doña Anna Katharina tenía más sorpresas.
En febrero del 2023, unos días antes de iniciar el curso lectivo, presentó en un acto público en presencia del gabinete, la denominada Ruta de la Educación. Estuvieron con ella el presidente Rodrigo Chaves y otros invitados.
La inquietud de muchas voces internas en el MEP se oyó desde el principio: había preocupación, pues se desconocían la metodología y la fundamentación del proyecto de Müller. Solamente fueron presentadas 56 diapositivas que se colgaron en el sitio web del MEP.
LEA MÁS: Anna Katharina Müller: ‘La Ruta de la Educación me la inventé yo’
Considerando tales antecedentes, fueron muy reveladoras las palabras de la entonces jerarca durante una actividad en la Universidad Ulacit, en setiembre de aquel año. Textualmente, dijo: “Por eso es que la Ruta de la Educación sí existe, solo que la Ruta me la inventé yo, nunca ha habido una ruta de la educación y ahora hasta la Contraloría de la República quiere decirme cómo es el documento que yo debo entregar, el que todo mundo está esperando. Yo, de la Ruta, ya tengo más de la cuarta parte ejecutada”.
Ya pasaron dos años desde la presentación de la Ruta y el documento nunca llegó a los diputados, académicos, sindicatos ni al Estado de la Educación. La idea que quedó es que realmente se la inventó la ministra.
Ese año, siguieron los cambios abruptos. En abril de 2023, Müller informó de que no renovaría más el contrato con la Fundación Omar Dengo, encargada desde hacía 35 años del Programa Nacional de Informática Educativa (Pronie). Según indicó la Fundación, la inesperada decisión afectaría a unos 740.00 alumnos.
Seis meses después, en octubre, presentó el nuevo Programa Nacional de Formación Tecnológica (PNFT), cuya meta era alcanzar a la totalidad de estudiantes en el 2027. Según informó La Nación en noviembre pasado, solo 1.975 centros tenían docentes de informática frente a 2.477 que no.
La gestión de Müller también será recordada porque, bajo su liderazgo, fracasó la comisión negociadora del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y, por primera vez en la historia, fue la Asamblea Legislativa la que resolvió el aumento en el presupuesto para las universidades públicas.
LEA MÁS: Anna Katharina Müller deja reunión del FEES en medio de reclamos de estudiantes
Igualmente, fue durante su gestión que el MEP recibió los presupuestos más bajos en relación con el producto interno bruto (PIB). Para este 2025, fue de solo 4,9%. Empero, no extraña, pues la propia ministra, en la citada presentación en Ulacit del 2023, ya había cuestionado el 8% del PIB para la educación, sobre lo cual pidió prueba científica.
Curioso que la ministra que no entrega metodología ni fundamentación para sus planes pidiera esa prueba para el mandato constitucional.
Y faltaba más. La jerarca no podía dejar de sorprender en el nuevo curso lectivo, el cual ni siquiera llegó a inaugurar este miércoles 5 de febrero. Esta vez, se trató de la eliminación de los Programas de Afectividad y Sexualidad, que se habían impartido a colegiales desde el año 2012 y fueron reformados en 2017. En un acto inédito en Zapote, junto al presidente Rodrigo Chaves, afirmó que los programas tenían un enfoque erotizante.
De nuevo, voces internas del MEP, así como académicos y médicos levantaron la voz para desmentirla y alertar sobre las consecuencias de tan desacertada medida.
LEA MÁS: Aprobado voto de censura contra ministra de Educación, Anna Katharina Müller
La lista de acciones sorpresa podría seguir creciendo, pero con los hechos descritos basta para concluir que Müller —de los ministros, la segunda en la historia que recibe una censura del Congreso— sí cambió la educación. Y, claramente, no para bien.