La transición hacia los carros eléctricos avanza en Costa Rica gracias al ingreso constante de vehículos amigables con el ambiente. Sin embargo, esta apuesta arrastra una dificultad que persiste hace años: el crecimiento de la flotilla es mucho más acelerado que el desarrollo de la infraestructura de recarga que requiere ese tipo de unidades.
Silvia Rojas, directora ejecutiva de la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (Asomove), detalló que actualmente circulan 25.000 vehículos eléctricos en el país. En febrero pasado, la cifra iba por 24.000.
Dicho aumento no solo corresponde a automotores particulares. Según Asomove, conductores de plataformas como Uber y DiDi, así como pequeñas y medianas empresas, también están renovando su flotilla hacia modalidades eléctricas.
El hecho de que sectores que van más allá del usuario particular estén apostando por este tipo de solución de transporte implica una demanda más amplia y constante sobre la red de recarga pública.
Aunque casi 97% de los propietarios privados recargan sus vehículos en casa, según estudios de la Asociación, otros usuarios requieren cada vez más esa infraestructura en carretera. Actualmente, la red pública rápida ofrece 60 puntos de recarga en todo el país.
A partir del 2020, comenzaron a desarrollarse estaciones en zonas periféricas del país gracias a la Ley de Incentivos y Promoción para el Transporte Eléctrico, la cual dispuso que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y otras distribuidoras de energía instalaran puntos de carga rápida como impulso para la transición a vehículos cero emisiones.
Los cargadores debían situarse cada 80 kilómetros en rutas nacionales y cada 120 kilómetros en vías cantonales, según el área de concesión.
Fue así como el ICE, principal proveedor de este servicio, logró tejer una red de 39 puntos fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM), diseñada para recargar al 80% (en solo 30 minutos) unos 4.600 vehículos al cierre del 2021.
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Dificultades en la vía
A diciembre del 2023, el país contaba con 57 puntos de recarga. En marzo de este año, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) sumó tres más en el peaje de San Rafael de Alajuela, para un total de 60 a la fecha.
No obstante, en los últimos 15 meses, la flotilla de autos eléctricos pasó de 12.000 al final del 2023 a 25.000 unidades al mes anterior, según Asomove.
Lo anterior significa que la posibilidad de encontrar un cargador rápido disponible disminuye según crece la cantidad de vehículos en circulación. En teoría, viajar en carro eléctrico de San José a Guanacaste debería ser viable, pero en la práctica, los usuarios podrían topar con cargadores dañados o largas filas en los puntos de abastecimiento.
En la actualidad, la red está conformada por estaciones del ICE, la CNFL, la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), Coopelesca, la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal de Cartago (Jasec) y Coopeguanacaste.
Sin embargo, tal variedad de proveedores le agrega una dificultad adicional al usuario, pues cada una tiene su propio sistema de pago.
“Cada distribuidora funciona diferente. En el ICE, por ejemplo, hay que usar la aplicación ¡Es Eléctrico! y asociar una tarjeta de pago. En Coopeguanacaste se puede pagar con cualquier tarjeta, mientras en Heredia se necesita la aplicación Atilla”, explicó Silvia Rojas, directora de Asomove.
Debido a lo anterior, el dueño del vehículo debe saber en qué región se encuentra, identificar a qué operador pertenece el cargador y, una vez hecho eso, averiguar cómo activarlo y cómo pagar.
“Eso implica pasar por muchos filtros”, añadió Rojas.
Por otra parte, existen también cargadores lentos y semirrápidos en hoteles y restaurantes, los cuales representan una opción adicional, pero implican tiempos de espera más prolongados.
Un cargador rápido puede llevar un vehículo del 20% al 80% de batería en unos 30 minutos. Uno semirrápido, con potencia de 21 kW, puede tardar tres horas para alcanzar el mismo porcentaje, y uno lento de 7 kW puede demorar entre seis y siete horas.
Esto significa que, si bien hay opciones, el usuario debe investigar y planificar con anticipación para saber qué esperar en su ruta.
“Es muy importante informarse sobre la potencia de los puntos de recarga para no perder el tiempo. De hecho, siempre se recomienda cargar durante la noche y dejar los cargadores públicos para quienes realmente los necesitan. Hay pocos puntos rápidos y ese es un reto importante”, subrayó la jerarca de Asomove.
Recientemente, algunas marcas han comenzado a ofrecer sitios de recarga privados para sus clientes. Entre ellas están BYD, Grupo Purdy, BMW y Audi.
No obstante, Rojas advirtió de que esas estaciones suelen ser de uso exclusivo para clientes de la agencia y que la potencia de los cargadores oscila entre 7 y 21 kW, lo cual implica pausas más largas.
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Mejoras esperadas
La infraestructura para atender a los vehículos eléctricos existente sufre desgaste tras varios años de servicio. El pasado 25 de marzo, el ICE anunció mejoras en su red de recarga rápida, que incluirán el reemplazo de 30 de sus 40 cargadores actuales.
La previsión es distribuir esos nuevos cargadores en 14 estaciones, entre este año y el próximo, como parte de una inversión de ¢2.058 millones. Los nuevos espacios contarán con seguridad, áreas de espera, baños y conexión inalámbrica a internet.
La expansión comenzó en Liberia, donde el ICE ya instaló dos nuevos cargadores: uno semirrápido de 21 kW y otro rápido de 120 kW. Además, la entidad prometió una versión actualizada de la app ¡Es Eléctrico!, que permitirá realizar pagos con diferentes métodos y facilitará su uso.