Recordar es vivir y a raíz de la petición de 59 asociados de Liga Deportiva Alajuelense para retirar la camisa 6 como un homenaje a Wílmer López, y que La Nación sabe que la Junta Directiva de los rojinegros la aprobó por unanimidad, a la mente de muchos liguistas volvieron imágenes del Pato haciendo de las suyas dentro y fuera de la cancha.
No solo el ídolo de Alajuelense se puso nostálgico en los últimos días. Muchos manudos hoy darían lo que fuera por verlo jugar de nuevo, más cuando abrieron el baúl de los recuerdos, que colecciona anécdotas imborrables de ese hombre que será eterno en la historia del club.
A través del canal de WhatsApp La Nación Alajuelense se planteó un ejercicio de opinión con esta consulta: ¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de Wílmer López como jugador de Alajuelense? Se recibieron 29 respuestas y algunas contienen anécdotas que usted ni imagina.
Melvin Murillo echó el casete atrás y contó que estudiaba en la escuela Ascensión Esquivel Ibarra, en el centro de Alajuela, mientras los hijos de Wílmer López lo hacían en la escuela Bernardo Soto, a escasas dos cuadras. Todos los días, sus compañeros y él esperaban al recreo de las 11:20 a. m. para irse al portón, o agarrar buen campo en las ventanas de la escuela, verlo pasar e ingeniárselas para saludarlo.
“Con solo un movimiento de sus manos como muestra de cariño nos dábamos por satisfechos. Cuando pasé al colegio lo hice en el Gregorio José Ramírez, en Montecillos de Alajuela. Mis compañeros y yo nos enteramos que la persona de seguridad era ni más ni menos que el papá de Wílmer López”, relató Melvin Murillo.
Nadie sabía que ese señor se llamaba Marco Antonio, todos simplemente le decían “López” y los colegiales lo bombardeaban constantemente en su trabajo para preguntarle por futbolista. Las consultas más frecuentes eran: ¿Va a jugar el domingo? ¿Que dice el Pato? ¿Dónde jugó? ¿Cómo empezó?
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“El señor muy amablemente dejaba sus labores y como buen meme del abuelo Simpson nos empezaba a contar historia tras historia, en las cuales siempre incluía también a su hijo Harold”, relató Melvin Murillo, quien jugó en divisiones menores de la Liga y fue protagonista de otra anécdota.
Una vez finalizado el entrenamiento realizado en la parte trasera de la gradería norte, aquellos chiquillos se quedaron en la gradería de sol para ver la práctica del primer equipo, dirigido por Manuel Gregorio Keosseian.
“El señor entrenador nos dio una gran regañada con gritos he insultos, ya que los siete compañeros del equipo y yo hacíamos mucho ruido. Con el efecto del estadio vacío se ampliaba por el eco. Luego del gran regaño por Manolo, Wílmer se acercó a nosotros diciendo: ‘Carajillos, el hombre anda de malas hoy, si ustedes me dicen que van a estar callados hablo con el hombre para que se queden a ver el entrenamiento’”, rememoró.
Todos le respondieron al Pato: “Claro que sí”. Con eso, el trato era un hecho. Wílmer impidió que los sacaran del estadio y pudieron ver toda la práctica.
Thelma Jiménez terminó de ratificar la sencillez de Wílmer López cuando siendo figura del equipo se lo encontró en un bus de Alajuela.
Ariel Eduardo Chinchilla recordó cómo el Pato tenía esa capacidad de lograr que todo fuera sencillo, con pases milimétricos de cara al marco contrario, los títulos conseguidos, su paso por la Selección Nacional y sus goles.
Ernesto Mora considera que más allá de que siempre fue un jugador completamente diferenciado como los que lastimosamente ya no se ven, siempre tenía en la mente la jugada siguiente sin siquiera haber recibido aún el balón. Para él, un recuerdo imborrable fue aquella noche en la que convirtió cinco goles en la temporada 97-98 contra San Carlos.
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Marco Madrigal, Manuel Mesén y Alexánder Cordero también hicieron referencia a ese partido mágico del Pato, al destaparse con cinco goles. De ellos, Cordero indicó que Wílmer Lopez siempre fue y será su ídolo en Alajuelense, por su entrega y amor hacia la camisa rojinegra.
Heii Castillo opinó que decir un momento específico es muy difícil, pero recuerda que era mágico verlo en la cancha, con esa capacidad extraordinaria del manejo del balón.
Blanca Mora afirmó que fue y siempre será el mejor centrocampista de la Liga. Para ella, los recuerdos son bastante hermosos y destacó que el amor por la camiseta siempre se lo enseñó a todo jugador que entró al equipo.
Jeff Mora contó que una vez en 1994 iba para catecismo en Naranjo y pasó un carro publicitario con un megáfono anunciando que Wílmer iba a estar en un lugar del cantón firmando autógrafos. Al percatarse de eso, su decisión estaba tomada: no fue a catecismo. Ahí comprobó el don de gente del Pato, porque le pidió que le firmara cuatro hojas del cuaderno y lo hizo sin problema.
“La otra anécdota fue en su despedida. Estuve en popular norte porque fue lo único que encontré y al ver que no se pudo terminar el partido, yo también invadí la cancha. Nunca encontré a Wílmer, fue imposible alcanzarlo porque estaba en brazos, casi en una pirámide humana”, manifestó Jeff Mora.
Para Luis Paulino Abarca, los pases que ponía entre líneas no tenían descripción, y lo definió como un genio del fútbol.
Juan Pablo Oconitrillo lo definió como el mejor 6 de la historia de la Liga. Dijo que fue un arquitecto en la cancha y será un ídolo por siempre.
Sydnia León opinó que resulta difícil escoger un momento memorable del Pato, porque sus pases precisos le dieron muchas alegrías a la Liga. Para ella, esa época de los 90′s era increíble y recuerda muchos goles.
“Aunque él no era delantero, marcó cinco en un partido, o la Concacaf contra Saprissa, pero un recuerdo un poco divertido es el gol del perro. Un perro entró a la cancha cuando Wímer anotó, el árbitro lo anuló y cuando reiniciaron el partido: ¡Gol del Pato! Y qué emoción volverlo a ver jugando en la despedida de Bryan Ruiz, se me salían las lágrimas porque los vi jugar juntos otra vez”, indicó Sydnia León.
El día en el que un perro le anuló un gol a Wilmer López 🐶⚽🦆 Cuenta la leyenda que en un partido de Liga Deportiva Alajuelense, Wilmer "El Pato" López anotó un gol, que inmediatamente fue anulado por el árbitro, ya que justo cuando remató, un perro ingresó al terreno de juego. Este insólito evento causó desde risas hasta asombro en todo el estadio. Mañana, Wilmer regresará al Estadio Carlos Alvarado, donde esperamos que ningún perrito se robe el show 📽️: TD Más
Publicado por La Manada CR en Viernes, 11 de agosto de 2023
Ricardo Álvarez tiene 38 años y recuerda que cuando tenía entre ocho y diez años, su papá lo llevaba mucho al estadio. Hubo un partido contra Goicoechea en el Morera Soto y a Wílmer le rompieron la camisa desde el frente hasta la espalda. Para no perder tiempo y seguir jugando, él se puso otra camisa número 6 encima.
Cuando terminó el partido lo esperaron en la grada sur, justo sobre el túnel por donde se ingresa a la cancha, y desde que terminó ese juego él le gritaba insistentemente: “Wílmer la camisa, regáleme la camisa”.
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El Pato terminó de atender prensa y se acercó al túnel, se quitó la camisa que andaba encima y la que le habían roto, la hizo un puño y decía: “A él, a él”... haciendo referencia a quien envió esta anécdota. Esa camisa la conserva su padre, cosida, pero ahí está. Manga larga, con el 6 de Wílmer y con la costura.
Un aficionado que envió su respuesta desde el correo de Asociación Desarrollo Montano contó que el hecho de que él sea liguista es responsabilidad directa de Wílmer. En 2002 la Liga arrasaba con un juego bonito y fue el equipo que lo enamoró. Y dijo que en el partido de despedida de Bryan Ruiz entre Alajuelense y Twente hubo un momento que para para muchos pasó desapercibido, pero para él no.
Fue exactamente cuando el Pato salió de cambio, ya “reventado” y mientras la gente le aplaudía, él besó el escudo. Eso enloqueció a la afición, pero confiesa que a él particularmente le movió las fibras liguistas.
Víctor Rodríguez consideró que desde que Wílmer López se retiró, a Liga Deportiva Alajuelense no ha llegado ningún jugador con el calibre, con la potencia, la organización y la definición que tenía el Pato. Incluso, reseñó que en pocas palabras, para él era media máquina de todo el equipo rojo y negro.
“Wílmer López tiene respeto a la institución y en su momento a la camiseta 6, algo que hoy en día casi no se ve, porque hoy juegan por un salario y ser un personaje público. Él se merece que saquen y encuadren esa camiseta”, destacó Víctor Rodríguez.
Marlon Prado indicó que más allá de la cancha, Wílmer ha sido un hombre íntegro y su nombre se ha inmortalizado en la Asociación Liga Deportiva Alajuelense. Por eso, considera que el retiro de su camisa también envía un mensaje positivo a los demás jugadores que están y que llegarán al primer equipo.
Su pensamiento es que con esto se les dice que si se entregan a la institución, también serán recordados por su esfuerzo y compromiso con la causa rojinegra. Además, indicó que no solo es retirarla, sino también izarla por lo más alto del Morera Soto.
Jorge Delgado elogió su visión en el campo de juego para poder distribuir las bolas que terminaban generando goles a favor de Alajuelense; mientras que Hipólito Figueroa lo tildó de tremendo jugadorazo, con gran visión de juego, pases milimétricos al pie y al espacio. Él lo definió como “un fuera de serie”, al tiempo que Andrew Solano recordó sus goles de larga distancia.
El liguismo no olvida a Wílmer López en el clásico nacional más importante
Aparte de todo lo anterior, muchos liguistas jamás olvidarán a Wílmer López en el clásico más importante del fútbol costarricense, cuando Alajuelense le ganó la final de Concacaf a Saprissa en 2004.
“De los mejores recuerdos que tengo del Pato son los goles en el clásico de la Concacaf, tanto en el Rosabal como en el Morera Soto. La manera cómo los celebró y darnos la alegría de ganar el clásico más importante hasta la fecha. Además de la despedida, todo lo que involucró esa celebración, el estar en el estadio, verlo salir a calentar con la camisa de la peña del Invu, ver sus últimos toques de balón y su magia”, afirmó Kevin Cordero.
Gustavo Flores destacó que qué más recuerdo que verlo anotar en la final de Concacaf contra Saprissa, pero también se vino a su mente una expulsión en un clásico, aunque considera que tenía razón de reclamar. Indicó que fue un jugador fuera de serie, que daba gusto verlo en cada partido y con una rapidez mental para hacer magia.
Marvin Bolaños también apuntó al 4-0 en la final de Concacaf, que fue un clásico histórico en el que el Pato anotó. Alexis Cuadra coincidó con este criterio, al igual que Juan Pablo Meneses, quien dijo: “Nos dejó ganar el clásico más importante”.
Randy Brizuela indicó: “Hay muchos recuerdos, pero el gol en la final de Concacaf (el 4-0) fue una locura. Ese día fui al Alejandro Morera Soto con mi hermano mayor. Fue un caos llegar al estadio, nos corretearon los de la barra rival, llegamos talladísimos al partido, pero ese gol lo celebramos hasta quedar afónicos”.
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Brandon Brenes apenas tenía 10 años y no entendía muy bien de fútbol. Toda su familia ha sido liguista y era la noche de un clásico, uno muy importante, el del 12 de mayo de 2004. Se jugaba la final entre Alajuelense y Saprissa por el título de Concacaf.
“Aunque hubo goles de Froylán Ledezma y doblete de Alejandro Alpízar, fue el lapidario 4 a 0 hecho por Wílmer López de cabeza el que quedó marcado en mi retina como uno de los goles que más disfruté de la Liga; celebrando a lo grande con mi papá y mis hermanos, viendo como el número 6 levantaba la copa representando a todo el liguismo y haciendo que me enamorara más de los colores de los que hoy soy socio y apoyo, a pesar de todo, porque nunca bajar los brazos es algo que vi de Wílmer el Pato Lopez”, comentó Brandon Brenes.
Allan Vargas también rememoró ese gol de cabeza, pero dijo que quería aportarle un poquito de “achiote” a la historia, pues considera que desde que Wálter Centeno empezó a ver al Pato, se contagió.
Joseph Venegas coincidió en que su mejor recuerdo del Pato fue esa final de Concacaf y aseguró que era un placer verlo jugar, como un ingeniero en la cancha.
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