La historia de la música está salpicada de accidentes felices. Uno de ellos ocurrió la noche del 24 de enero de 1975 y hoy, a medio siglo, lo seguimos celebrando. Su protagonista, Keith Jarrett, llegó agotado, tras dos días sin dormir y de un largo viaje desde Suiza. El concierto en Colonia, Alemania, empezaba a las 11 p. m., una hora inusual.
Nada salió como se esperaba, pero la grabación del evento resultó en el álbum de jazz y de piano solistas más vendido en el mundo: The Köln Concert (1975), con más de cuatro millones de copias vendidas.
Jarrett, con 29 años y un terrible dolor de espalda, llegó a la Ópera de Colonia y todo parecía un desastre. La organizadora del concierto, la promotora Vera Brandes, había conseguido un espacio en el recinto posterior a un concierto de orquesta (de allí la rara hora, casi a medianoche).

Mil cuatrocientas personas en el público, las calles heladas, y para rematar, el piano no era el Bösendorfer Imperial que el músico estadounidense había solicitado y que le habían prometido. En su lugar, encontró un piano de ensayos desafinado y algo malogrado.
A regañadientes, Keith Jarrett subió al escenario y se dejó llevar. Famoso por su música con Miles Davis, sus propios conciertos y otras colaboraciones, estaba en ascenso como estrella del jazz y la gira europea era una oportunidad envidiable.
“Daba la sensación de que todos en el público estaban allí para vivir una experiencia tremenda, y eso hizo que mi trabajo fuera más fácil”, contó Jarrett al periodista Dan Heckman en 1979. “Lo que sucedió fue que, con ese piano, estuve obligado a tocar de una manera diferente. Mi sensación era: ‘Tengo que hacer esto, lo estoy haciendo. Me importa un carajo cómo suena el piano. Lo estoy haciendo’. Y lo hice”.
En la Berlinale de febrero se estrenará Köln 75, una película sobre el acontecimiento musical. No todos los discos ameritan su cinta en competencia de festivales.

¿Qué ocurrió en el ‘concierto de Colonia?
Aquella noche en Colonia, a pesar del mal preámbulo, ya estaba listo el equipo de grabación, así que Jarrett aceptó tocar. Luego diría que solo puso la mente en blanco y dijo que sí. Algunos comentaristas han sugerido que, al inicio de la grabación, su improvisación emula las campanillas que avisan del inicio de la función en el teatro; él dijo que no lo recuerda así, pero que al rato ocurrió.
Las anécdotas han alimentado el mito de que todo el concierto fue improvisado, aunque una parte se basa en composiciones previas. De cualquier modo, y enfrentado a un piano que se le resistía, Jarrett sí fluyó de una manera tan fresca, tan inusual, que la audiencia y él mismo se dejaron llevar en un trance de poco más de una hora. A lo largo del disco, se escuchan exclamaciones, gente que aplaude y silba, celebra lo que ocurre frente a ella.
“Este Bösendorfer que está acá no tiene el tamaño correcto, y suena como si fuese un clave eléctrico”, le dijo Jarrett a los organizadores. La joven Vera Brandes había bregado por lograr siquiera que ocurriera el concierto, así que ciertos detalles se enredaban. El camió que había traído el piano se había retirado: nada que hacer ya.

De cualquier modo, ya todo estaba listo para grabar. Jarrett, hambriento, se fue un restaurante italiano cercano para ahorrar tiempo... y les sirvieron de últimos... mala comida. “”En una hora tenía que estar tocando, y aún no me habían traído la comida ni la bebida”, contaría después. Saliendo al escenario, Jarrett cree recordar que levantó el puño y le dijo “¡Poder!” o algo por el estilo a Manfred Eicher, de ECM Records y promotor de su gira.
Lo que ocurre luego es que escuchamos a un pianista pelearse primero con su piano, para luego encontrarle la belleza, aún en los defectos (las notas altas eran débiles, las bajas peor). Los fraseos fluyen como un torrente, ora ligero, ora dramático, entre géneros que rozan hasta el blues y el folk, hasta el gospel cuando quiere.
¿Por qué The Köln Concert de Keith Jarrett se hizo tan popular?
Es bien sabido que los años 70 permitieron locuras que ninguna otra década soportaría. Eran años curiosos para la música popular, el puente entre el frenesí exploratorio de los años 60 y la masiva industria musical que, a la fecha, procura sofocar la innovación desde la raíz. El jazz ya había cruzado de las salas de concierto populares al prestigio, pero de camino, había logrado que una parte de la audiencia le huyera.
No ocurrió así con The Köln Concert. Al final de la grabación se escuchan aplausos que insisten en seguir, maravillados. Si bien luego sería criticado por ser “demasiado ligero”, incluso por el mismo Jarrett que no soportaba que se redujera a banal banda sonora, quizá ese espíritu liviano, que se siente que se va construyendo mientras lo escuchamos, les permitió a los melómanos encontrar la intriga y la pasión del jazz, en su fiebre improvisatoria.
Porque claro que hay improvisación, pero también una estructura muy clara en las distintas partes del concierto, de modo que se hace más “accesible” a quienes puedan temer la abstracción del género. Partiendo de un estándar, Jarrett se desvía por cuanto recoveco se le ocurre, y uno puede escuchar cómo físicamente reacciona tanto al instrumento como a su receptiva audiencia.
Con los años, Keith Jarrett atraería audiencias muy peculiares, y luego grabó otros conciertos igualmente basados en la improvisación... algunos de ellos, igualmente accidentados. Pero hace medio siglo, lo que casi fue un desastre resultó en The Köln Concert, que nos recuerda que nuestra búsqueda del “genio” fracasará si no aceptamos los accidentes.