
En una entrevista íntima con La Nación, el polémico periodista Josué Quesada dijo que, irónicamente, sus papás no son fiebres del fútbol, sino que sus abuelos fueron los responsables de la gran pasión que siente por Saprissa, la cual profesa desde pequeño.
“Cuando había aquellos clásicos noventeros, bravos, de la Liga-Saprissa, mi abuelita no comía. Si el clásico era a las 7 de la noche, mi abuelita comía como hasta las 10 de la noche; se le cerraba el estómago”, recordó el periodista.
“Si perdía se apagaban las luces de esa casa y todo el mundo a dormir. Imagínese que yo tengo primos liguistas, y si Saprissa perdía los domingos, mejor no llegaban, porque sabían que estaba la posibilidad de que hubiese un poquito de mal humor por parte de mis abuelitos para sus nietos liguistas”, agregó.
LEA MÁS: Josué Quesada no cree en Saprissa y vaticina la estrella 31 para uno de los grandes de Costa Rica
De ese ambiente nació un morado que, en la adolescencia, hizo su grupito de muchachos de buena familia que caminaban de Moravia al estadio Saprissa, con una enorme efusividad por los colores, y que solo el miedo a ser asaltados los apartaba de unirse a La Ultra.
Pero justo cuando estaba por entrar a décimo año del colegio, y estando en sus mejores épocas de saprissismo desaforado, a su mamá, quien es profesional en mercadeo, le surgió una inmejorable oportunidad laboral en el cantón de Grecia, en Alajuela.
LEA MÁS: Josué Quesada se sintió Kylian Mbappé en el juego de Los Saprissa
Partir a aquel lugar, que le parecía el más remoto de los parajes, y abandonar su ombligo, ubicado en la frontera entre Guadalupe y Moravia, fue posible solo porque su madre le prometió comprarle un Play Station e instalarle televisión por cable.

En aquellos lejanos lares, aquel muchacho encontró las puertas abiertas a la extroversión, convirtiéndose en el josefino popular que hacía shows de comedia y al que todos querían como su amigo.
“No sé por qué en Grecia creían que la gente que venía de San José era como que venía de Nueva York. Entonces, eso me ayudó mucho porque decían: ‘Uy, el mae que viene de Chepe ¿por qué no le dicen si quiere estar en el equipo?, que se llegue la fiestilla hoy en la noche’”, dijo.
“Después yo empecé a llevarme compas del cole de Grecia a San José, a partidos de Saprissa o a fiestillas de mis compas. Me volví el mae popular del cole de Grecia, que se llevaba a sus mejores compas a Zapote, a la calle de la Amargura, a la California... Yo era como un superadolescente josefino en un barrio de Grecia”, explicó Josué.
LEA MÁS: Josué Quesada gana recurso de amparo contra Alajuelense
También, en tierras griegas, encontró al periodismo deportivo, su más grande pasión, sentado en el sillón con un control en la mano. La televisión por cable lo puso frente a David Faitelson, Martín Liberman y un abanico de programas picantes que nunca había visto en Costa Rica, y que supo eran su camino a seguir.
Fue así que el hincha que amaba ponerse la morada e ir al estadio con sus amigos se fue apagando. Ese protototipo de persona, finalmente, quedó enjaulado en 2009, cuando ingresó a trabajar en Columbia.
“Soy tan saprissista como toda mi vida, pero perdí el grupo de compas que iban al estadio. ¿Por qué? Porque mientras Saprissa jugaba contra la Liga en el Ricardo Saprissa, Josuecito tenía que estar en Puntarenas contra Cartago, cubriendo, trabajando. O mientras Saprissa salía del país para ir a jugar contra Pachuca en México, Josuecito tenía que estar aquí cubriendo la Liga-Heredia”, argumentó.
Y agregó: “Nunca me voy a poner una camisa de Saprissa y desde que estoy en periodismo nunca me he puesto una. Al yo ponerme una camisa de Saprissa me convierto en aficionado, me convierto en hincha y me invalido como periodista a la hora de, por ejemplo, en estos tiempos, criticar al equipo”.

Ídolo @JosueQuesada17 pic.twitter.com/2vpgMlLR2g
— TD Más (@tdmascrc) July 14, 2024
LEA MÁS: Bombazo! Kevin Jiménez revela cómo obtiene sus primicias deportivas y responde a sus críticos
Sin embargo, esto nunca le pesó, y al pensar en Madrid, Londres, Qatar, Rusia, Brasil, Centroamérica y todas las puertas que le ha abierto su profesión, no le salen otras palabras que no sean de gratitud.
“Amo más ser periodista que ser saprissista; si me ponen a elegir, voy a elegir el periodismo. A ver, me encanta mi equipo; pero la vida y los lugares a donde me ha llevado el periodismo, nada nunca lo iguala. Yo fui a Brasil 2014: tenía 28 años y ¢20.000 en mi tarjeta de débito del Banco Nacional. Conocí Sao Paulo, Río de Janeiro, Fortaleza, Salvador, Bahía.. y volví a Costa Rica con la misma plata, porque Columbia me pagó todo”, narró.
“Ahí dije: ‘Bendito sea el periodismo, que me ha llevado, siendo una persona de recursos limitados, por el mundo como un millonario”, concluyó.
Quesada hoy no solo le agradece a su carrera, sino también a los mimos de sus abuelos, los pleitos escolares, el rigor de sus padres, las caminadas al Ricardo Saprissa con sus amigos y a toda su historia que, sin haber llegado al pitazo final, es un partido de idas y vueltas; lleno de emociones como pocos.