Jonathan Pérez Méndez, alias Tan, es uno de los objetivos policiales más importantes en Matina de Limón. En los últimos 15 años, este hombre de 40 años, oriundo de la zona, escaló desde los robos menores al sicariato y luego a ser el cabecilla de varias de las organizaciones de narcotráfico más peligrosas de la zona. Prosperó cuando se convirtió en uno de los empleados de Alejandro Arias Monge, alias Diablo, pero ahora opera independiente, ante la debilidad y ausencia del primero.
Desde el 2 de enero, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en coordinación con la Fiscalía Adjunta del Primer Circuito Judicial de Zona Atlántica, desplegó en Batán a 80 de sus mejores agentes para desmantelar la red de Tan y su socio, Eddy Alonso Martínez Angulo, alias Ailon (detenido el jueves pasado en Tuetal Norte de Alajuela). Aunque el director del OIJ, Randall Zúñiga, reconoció que la captura del cabecilla es un desafío, debido a que no está en el distrito, las autoridades están tras la pista de él y 22 miembros más relacionados con esta estructura criminal.
A Pérez Méndez también lo conocen como Perrito, El Perro, Freedom o El Wuato. Su historia criminal se remonta al 2010, cuando operaba con bajo perfil y se dedicaba a asaltos menores.
A partir del 2015 se le empezó a vincular con Diablo, pero en aquella época se le consideraba un sicario del grupo. Sin embargo, con el pasar de los años, y tras los golpes del OIJ y la Fiscalía a otros grupos delincuenciales en Batán, Tan ganó terreno y junto a su hermano, Greivin Pérez Méndez, alias Chata, tomaron el control del mercado de drogas en la zona. Fue allí donde comenzaron a imponer su propia ley, afirman fuentes policiales consultadas para este trabajo.
Chata descuenta prisión en Máxima Seguridad de La Reforma, en Alajuela, condenado por un delito de homicidio.
Entre el 2018 y el 2020, los homicidios se dispararon de 9 a 12 y luego 22 en ese periodo y se estima que muchos de ellos están relacionados con disputas por el control del territorio para la venta de drogas. Según las pesquisas, se sospecha que Pérez Méndez prohibió que sus competidores pudieran vender marihuana colombiana y habría ordenado la ejecución de quienes desafiaron su mandato. También amenazó de muerte a aquellos que comercializaran drogas para otros grupos rivales. La sangre derramada en Batán, Matina y Carrandí consolidó su reputación como peligroso y violento.
Pese a los múltiples operativos que han desmantelado grupos dirigidos por Pérez Méndez, el hombre sigue, en la actualidad, reclutando mano de obra para tratar de sostener sus actividades criminales que se ha visto gravemente afectadas por las operaciones policiales desarrolladas en la zona. Investigaciones como el Caso Los Tucanes y el Caso Justiciero, en 2021, lo señalaron como el cerebro detrás de decenas de homicidios por ajustes de cuentas. A pesar de su estatus de prófugo, ha logrado mantenerse en la clandestinidad huyendo a zonas de difícil acceso y aprovechando el uso de tecnología y mensajería en redes sociales, evadiendo el asedio policial.
En los últimos tres años, agrega una fuente policial, se estima que la organización de Tan estaría vinculada con 80 asesinatos en la zona.
Sus asesinatos más impactantes
Solo en el 2023, el cantón de Matina registró 51 homicidios vinculados a la disputa de territorio entre su red y otro grupo criminal. Aunque investigaciones recientes llevaron a la captura de más de 40 personas asociadas a su organización, las autoridades aún buscan terminar de neutralizar a Pérez, quien sigue ordenando crímenes desde la clandestinidad.
Entre los detenidos figura la pareja sentimental de Tan, una siquirreña de 34 años, de apellido Cabezas, quien procreó dos niñas con el sospechoso.
La violencia de este cabecilla no solo ha golpeado a sus rivales, sino también a las fuerzas de seguridad. En redes sociales, han circulado mensajes con amenazas explícitas contra funcionarios judiciales y policías. Hoy no se descarta que incluso opere desde fuera del país.
Entre los homicidios que se le atribuyen al grupo, está el del oficial de la Fuerza Pública, Mainor Obregón Briceño, ocurrido el 29 de diciembre mientras realizaba labores policiales. El agente, con casi doce años de servicio, perdió la vida tras ser atacado a balazos por dos jóvenes de 18 y 19 años que se movilizaban en moto. Apenas dos días después, hombres armados, uno de ellos menor de edad, abrieron fuego contra la Fiscalía, el Juzgado Penal y el OIJ en Batán con un fusil de asalto AK-47, en lo que se presume fue una respuesta violenta a la detención de los sospechosos del crimen del policía.
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El 24 de agosto del 2024, miembros de la estructura criminal irrumpieron en una vivienda en Batán, armados con fusiles AK-47, para ejecutar a un rival conocido como Popeye. Sin embargo, la masacre cobró la vida de su pareja, Yoselyn Chacón Berrocal, quien estaba embarazada, y de su hijo, Ian Leonardo Chacón Berrocal, de 11 años, quien fue herido de gravedad y murió días después en el hospital.
En octubre fue detenido un hombre de apellidos Chacón Montano, supuesto implicado en el triple homicidio. Empero, las autoridades investigan la posibilidad de que Tan, Ailon y otro sujeto apellidado Pérez Sánchez, alias Chapulín, también participaron directamente en el crimen.
Las autoridades judiciales advierten a la población de su peligrosidad y solicitan la colaboración para su ubicación y detención. Para ellos pueden comunicarse a la línea confidencial del OIJ 800-8000-645.
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