En cuestión de segundos, las llamas avanzaron feroces desde una mueblería hasta nueve casas colindantes, de las cuales siete fueron consumidas en su totalidad, la noche de este miércoles en El Alto de Guadalupe, en Goicoechea.
Una de las viviendas más afectadas fue la de doña Maritza Jiménez. Ella no quería dejar sus pertenencias atrás, pero el fuego no le dejó otra opción, debió salir descalza junto a su hija y nieta, sin tiempo de salvar nada.
A pesar de que ya habían pasado 14 horas del siniestro, este viernes por la mañana ella no estaba en condiciones de dar declaraciones. Su otra hija, quien pidió que no se citara su nombre, no vivía en esa casa, pero relató los instantes de terror que su familia enfrentó la noche anterior.
“Ella tenía como 18 años de vivir aquí. Se le subió la presión y todo, la tuvieron que atender los paramédicos anoche (jueves para los lectores), en menos de dos minutos todo se salió de control, y parece que quedaron brasas por ahí porque todavía está saliendo humo”, contó, mientras los vecinos llenaban baldes de agua para apagar los remanentes del incendio.
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“A eso de las 8 p. m. empezó el incendio, pasó a la casa de atrás, pasó a la casa de vecino, y luego a la de nosotros, a como pudimos sacamos algunas cositas, ropita del bebé, no se perdieron vidas humanas, pero sí todo lo demás”, lamentó Jonathan Paniagua, otro de los más afectados.
Otros vecinos se sintieron agradecidos de que, a pesar del poco margen de reacción que tuvieron, nadie salió lastimado.
“Aparte de la casa que está quemada, gracias a Dios estamos con vida, eso es lo mas importante”, señaló Miriam Martínez, quien tiene 15 años de alquilar en el barrio, y en su casa se quemó el cielorraso, el baño y parte de la cocina.
La mayoría de sus pertenencias fueron salvadas porque el fuego no alcanzó toda la casa, pero para ella y su familia la mayor preocupación era dónde pasar la noche, y cómo trasladar sus muebles y electrodomésticos.
“A mí me quedaron algunas cosas y tengo que llevármelas porque si las dejo ahí, se pierden, entonces no puedo irme y dejar mis cosas botadas”, explicó.
Roger Ramírez vive en la casa que sufrió los menores daños, pero al igual que sus vecinos, vivió momentos de pánico. Apenas notó que el fuego se acercaba, sacó su automóvil de la calle sin salida, para evitar que el combustible empeorara el evento.
“La experiencia fue muy traumática porque las llamas alcanzaban de tres a cuatro metros, cuando salí de mi casa vi ese humarascal. Cuando dejé el vehículo afuera quise regresar, pero las llamas ya habían alcanzado todo el lote, entonces no pudimos sacar nada”, contó. Su casa no fue consumida, pero sí la alcanzó el agua de los bomberos, y aún no estaba seguro si los electrodomésticos quedaron dañados porque la zona seguía sin electricidad.
La esposa de Roger, Melissa Centeno, estaba con su hijo en el gimnasio cuando empezó el incendio. Su esposo los llamó para alertarles sobre lo sucedido. Cuando estaban a unos 50 metros de la propiedad, ya no pudieron avanzar más, y solo se cercioraron de que todos sus vecinos hubiesen salido a salvo.
El segundo incendio más grave del año
Según el reporte preliminar del Cuerpo de Bomberos, se quemaron 1.500 metros cuadrados de construcciones, incluida la mueblería y las casas que la bordeaban. En la emergencia trabajaron 40 bomberos de 12 unidades que pudieron salvar otros 10.000 metros cuadrados aledaños que estuvieron en peligro.
Esta deflagración, agregan los especialistas, es la segunda más grave del año, solo superada por el incendio que consumió 4.350 metros cuadrados de construcción frente a Muñoz & Nanne, en San Pedro de Montes de Oca. En aquella ocasión se quemó una enorme bodega, vehículos, una vivienda y hubo daños en residencias cercanas.
En cuanto a la causa del siniestro de este jueves en Guadalupe, el Cuerpo de Bomberos maneja dos hipótesis, según explicó Allen Moya, jefe de Ingeniería de Bomberos.
Una de ellas es que hay personas que prenden fuego en la orilla del río Torres, aledaño a la mueblería, con el fin de extraer metales y venderlos. La otra hipótesis es un corto circuito.
“Un fallo en el sistema eléctrico es siempre es la principal causa de incendios en Costa Rica, hay una versión del propietario (de la mueblería) de que ellos siempre desconectaban los sistemas eléctricos cuando salían, eso hay que verificarlo, para confirmar si la electricidad fue una fuente de ignición o no”, explicó Moya.
Entre tanto, los allegados a las personas afectadas iniciaron sus esfuerzos por ayudarlas. Tal es el caso de la Academia de Natación Delfines Azules, ubicada a pocos metros del sitio incendiado, que el viernes inició su campaña de recolección de donaciones para las familias que lo perdieron todo.
Colaboró en esta información el fotoperiodista Alonso Tenorio.