Amaly Nicole Rodríguez Martínez, de 18 años, era la tercera de los cinco hijos de Alexandra Martínez. La tarde de este Miércoles Santo, la madre atendió a La Nación y expresó su sentir al saber que el sospechoso del femicidio de su hija fue detenido en Nicaragua.
“Esto nos trae un poco de paz. Desde un inicio siempre le pedimos que se entregara, era lo único que queríamos. Nosotros no le guardamos rencor, lo que queríamos es que se hiciera justicia y todo esto se aclarara", manifestó doña Alexandra.
El presunto homicida de Amaly Nicole es un joven de 17 años, quien era pareja sentimental de la muchacha, de 18.
Para la madre de la fallecida, es posible que algún familiar le ayudara al sospechoso a llegar a Nicaragua.
“Yo con la mamá de él había hablado para que como madre se pusiera en mi lugar y me ayudara a entregar a su hijo. Ella lo que me decía es que no tenía comunicación con él, pero de saber algo lo entregaba, porque también estaba sufriendo”, compartió la mujer.

Según doña Alexandra, la mamá del muchacho incluso es madrina de una nieta suya, por lo que eran muy cercanas.
“Él es una persona muy prepotente, de esas personas que no le gustan que lo vuelvan a ver. No estábamos de acuerdo con esa relación y cuando nos dimos cuenta de que andaba con él me sorprendí, pero qué podía hacer si eran novios", añadió la madre.
La pareja estuvo junta durante un año. En ese tiempo, aseguró doña Alexandra, nunca vieron que él fuera agresivo con su hija, pero sí lo era con los demás, incluso con su propia madre.
“En setiembre yo estuve muy enferma y lo atacaron aquí en mi casa. Estaba en el portón, llegaron varios a buscarlo, mi hija lo metió y empezaron a tirar piedras a la casa. Con eso que ocurrió era peor, no queríamos que anduviera con él. Yo le preguntaba si no le daba temor que le hicieran algo por andar con él, pero ella me decía que no", expresó.
Le molestaba que saliera
Doña Alexandra sí reconoció que días antes del crimen, Amaly estuvo ayudando a su hermana en el trabajo, pero su pareja no estaba de acuerdo, porque no le gustaba que ella saliera.
“Un día, la hermana vio como que le quiso jalonear el pelo, pero no lo hizo. Como mi otra hija se quedó ahí, entonces lo que hizo fue darle un beso y clavarle los dientes en el labio. Yo le pregunté qué le había pasado, pero me dijo que se golpeó.
“Ese propio sábado (el del homicidio) le dije ’Dios guarde yo me dé cuenta que te estás dejando pegar‘. Ese día le había ayudado a la hermana en el trabajo y llegó toda contenta a mediodía porque le habían pagado ¢12.000 colones. Me dio una parte y el resto se lo fue a comer donde él (vivía a cuatro casas)“, recordó.
Fue en la noche, cuando escucharon unos disparos, en ese momento, su hija estaba en casa del joven, pues ella solía ir a las 7 p. m. y regresar a las 10 p. m., pues sabía que el joven no era del agrado de los padres.

La muerte de Amaly
Al escuchar las detonaciones, añadió la madre, lo primero que le dijo a su esposo fue: “Amaly”.
“La llamé y me contestó él, pidiendo ayuda, porque se le habían metido a la casa y le habían disparado a ella“, indicó la mujer.
Su otra hija fue a la vivienda y la vio ahí, ensangrentada, de inmediato llegó a informarles.
“Entonces mi marido fue a la casa. Él, un vecino y Bigotes (el sospechoso) la bajaron de unas gradas, la subieron al carro y él se montó.
“Cuando mi marido va al hospital, él le decía ‘Lenín yo no fui’. Nosotros creíamos que ella estaba desmayada, se había golpeado, y que por eso estaba ensangrentada. Llegando al hospital vieron un hueco en la parte de atrás, donde el tiro salió”, agregó.
Cuando su esposo observó la herida, fue a buscar al joven.
Según el relato, su otra hija se había ido en un transporte de plataforma al hospital, y cuando llegó todavía él seguía ahí, e incluso le decía que sostuviera la pistola.

“Él brincaba y al ingresar Amaly a emergencias él desapareció, mi marido no lo encontró”, dijo.
Luego de la muerte, según doña Alexandra, hicieron actividades religiosas que terminaron el sábado y ese día el sospechoso se comunicó con ella.
“Me llamó amenazándonos de que nos iba a matar a todos. Yo le dije que no daban miedo sus amenazas”, aseveró la mujer.
Doña Alexandra aseguró que no tendrá miedo de verlo en juicio. Insistió en que no es rencorosa ni tampoco su familia, además son temerosos de Dios.
“Si fuera otra persona me hubiera vengado pero no soy así “, reiteró.
El presunto homicida cumplirá 18 años en setiembre, aunque su proceso continuaría bajo la Ley Penal Juvenil, pues el delito por el cual se le investiga ocurrió siendo menor de edad.