Geisel González Cantón dejó hace dos décadas su paradisíaca isla de Ometepe, en Rivas, para migrar a Costa Rica en busca de mejores oportunidades. Aquí formó un hogar y acá nacieron sus dos hijos. Gracias a su empeño, abrió su propio salón de belleza y hace pocos días había comprado un carrito. Tenía planeado viajar a Nicaragua en abril, para saludar a su familia y a sus amigos.
Pero ese último plan nunca se concretó. Su propio compañero sentimental, el padre de sus hijos, es el único sospechoso de asesinarla a puñaladas en su casa en Calle Moral, en La Trinidad de Moravia este jueves por la tarde. El hombre, de apellido Rodríguez, habría escapado hacia El Coyol de Alajuela, en el carro de Geisel, pero su actitud sospechosa lo delató. Cuando lo interrogaron los agentes de Fuerza Pública, les confesó que había asesinado a su pareja.
Al llegar las autoridades a la vivienda, en una sencilla urbanización, a cuatro kilómetros del centro de Coronado, los agentes encontraron a Geisel, de 37 años, con golpes y lesiones de arma blanca.
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Su amiga Eveling Lopez, en Rivas, se quedó esperándola, especialmente para contarle de los proyectos que tenía a corto plazo. Ella está impactada por la noticia del femicidio, el decimo segundo desde que empezó el año, pues nunca escuchó de problemas o agresiones entre la pareja.
“Siempre hablábamos de nuestras cosas, de nuestros hijos, de lo que pasaba en la casa. De hecho, el lunes estuve conversando con ella acerca de una cerámica que íbamos a poner en mi casa, y ella estaba muy contenta porque tanto ella como yo nos alegrábamos de nuestros logros. Hablábamos mucho acerca de todo lo que pasaba a nuestro alrededor. El lunes fue el último día que compartimos, porque ella siempre estaba ocupada; como tenía un salón allá, se mantenía trabajando”, relató su allegada en declaraciones a La Nación.
Recordó que Geisel tenía entre 18 y 20 años de relación y que el mayor de sus hijos recientemente cumplió 17 años, pues la orgullosa mamá le había enviado fotos del festejo. Reconoció que sabía que, “como toda pareja”, Geisel tenía diferencias con su compañero, pero no parecía nada de gravedad y que cualquier inconveniente ya estaba resuelto.
" Hablaba con ella y me decía que todo estaba bien. Me decía lo mismo que yo conocía de él, porque él estuvo en mi casa, y cuando venían, siempre lo vi como una persona tranquila. Nunca noté indicios de agresividad, ni que la ofendiera. Siempre la trató muy bien. Incluso, ella me aseguraba que nunca había recibido maltrato, ni psicológico, ni verbal, mucho menos físico. Nunca me dijo algo así, y ella me contaba todo porque tenía mucha confianza en mí. Él siempre se mostró tranquilo. Lo conozco desde hace años y siempre me pareció una persona amigable. Incluso, cuando venía a mi casa, platicábamos, y siempre noté el amor que le tenía a ella. Estoy consternada con este caso porque nunca imaginé que él llegara a ese extremo. No lo conocí así”, narró Eveling.
El sospechoso, también de origen nicaragüense, quedó detenido este jueves y está a la espera de que un juzgado penal programe una audiencia para el dictado de posibles medidas cautelares.
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Sorpresa y silencio
En Calle El Moral, ningún vecino quiso hablar este jueves. La barriada de una sola calle, de 300 metros de longitud, está en una pronunciada pendiente. La Policía cerró el acceso y los vecinos solo podrían entrar a sus casas a pie. Cuando se descubrió el crimen, al final de la tarde, muchos iban regresando de sus trabajos. Solo hubo gestos de asombro y preocupación, pero ninguno quiso referirse al caso.
Ahora Geisel no volverá al barrio. Según medios nicaragüenses, su cuerpo será repatriado a Esquipulas, Moyogalpa, en su natal Ometepe, donde será sepultada.
Eveling se reunirá antes de tiempo con su amiga, a quien esperaba hasta el próximo mes. “Me había dicho que iba a venir y que teníamos planes para salir aquí en Nicaragua. Me contó que viajaría en su carrito, el mismo en el que lo detuvieron en Alajuela. No sé si logró terminar de pagarlo, porque me había dicho que estaba en eso. Esto me ha dolido mucho porque los conozco a los dos.
“Nosotras crecimos juntas y nunca perdimos la comunicación. Aunque ella se fue para Costa Rica, siempre hablábamos, siempre nos reíamos de nuestras cosas. Yo le contaba mis problemas y ella los suyos. La verdad, todo esto es muy extraño para mí. No sabemos cómo sucedió, porque ella siempre me mandaba videos de las actividades en familia, una familia aparentemente feliz”, dijo Eveling entre lágrimas.
Geisel es la décimo segunda víctima de femicidio en Costa Rica en apenas 72 días. El primer caso ocurrió el 1.° de diciembre cuando asesinaron a Ingrid Espinoza durante las celebraciones de año nuevo.
La mujer, de 35 años, era oriunda de Pacuarito de Siquirres, en Limón, pero residía en Guararí de Heredia. En la madrugada del 1.° de enero, Espinoza se encontraba discutiendo con una vecina frente a su vivienda cuando su pareja sentimental, Osmar Machado Gómez, de 31 años, llegó al lugar y se la llevó a la fuerza hacia la casa.
Minutos después, el hombre salió de la vivienda con la camisa ensangrentada, mientras los hijos de la víctima gritaban por ayuda. Al parecer, los pequeños presenciaron el ataque contra su mamá.
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