Lidier Esquivel, jefe de la Unidad de Investigación y Análisis de Riesgo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), lanzó una advertencia este sábado sobre la posibilidad de que la acumulación de ceniza en el cráter del volcán Poás ocasione flujos de lodo y cabezas de agua en el río Desagüe, en Alajuela.
“La acumulación que se está dando de ceniza en la parte oeste del cráter nos preocupa enormemente porque esto se va reflejar, posiblemente, en las próximas horas o días a lo largo del río”, manifestó Esquivel.
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Este cauce nace en las faldas del macizo y, a lo largo de más de 15 kilómetros, ofrece pozas, aguas celestes y cataratas, cotizadas atracciones turísticas durante la época de verano.
“No es recomendable estar ni en las cercanías ni mucho menos dentro del río”, manifestó Esquivel.

Las declaraciones fueron emitidas tras una visita realizada por la CNE este sábado al cráter del volcán, en compañía de personal del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), guardaparques y especialistas de la Escuela de Química de la Universidad Nacional. El objetivo de la visita era evaluar el impacto de las constantes erupciones en el parque nacional.
Según Esquivel, la actividad volcánica del Poás se mantiene muy alta y explosiva, por lo que el cierre del parque deberá extenderse por un tiempo indefinido.
Asimismo, advirtió sobre el peligro de ingresar ilegalmente al parque, especialmente en estas condiciones de actividad volcánica, que representan un gran riesgo para quienes intenten acercarse.
El río ya había sido afectado por el volcán
En abril de 2017, el cauce del río Desagüe se tornó gris por la gran cantidad de ceniza que arrastró del Poás, que durante esa época registraba erupciones que alcanzaban varios kilómetros sobre el cráter.
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Ese año, la mañana del Viernes Santo, una fuerte erupción lanzó ceniza a más de cuatro kilómetros de altura y destruyó por completo el domo del volcán, que existió por más de 60 años.
La intensa actividad provocó, además, que la laguna del volcán se secara en junio del 2017. Sin embargo, en 2019, una vez que la actividad volcánica comenzó a desvanecerse, se llenó de nuevo.