Jean Franco Segura Gómez, de 30 años, no solo era el dueño del bar Dude’s, en el corazón de Heredia, sino también, según la Fiscalía, es uno de los principales sospechosos de asesinar, el 7 de febrero, a los primos Carlos Alberto Barboza Chacón y Jorge Humberto Barboza Abarca, cuyos cadáveres fueron hallados una semana después en una fosa dentro del establecimiento.
A los cuatro días del crimen, Jean Franco cruzó la frontera hacia Nicaragua junto con su pareja sentimental, una joven que, según fuentes judiciales, está embarazada. Antes de salir del país, él le comentó a su hermano que planeaba iniciar un negocio en una zona cercana a la frontera norte.
Las autoridades costarricenses conocieron su paradero poco tiempo después, cuando una alerta roja de Interpol permitió su ubicación. La Policía Nacional de Nicaragua lo detuvo el 25 de febrero, y ese mismo día fue entregado a las autoridades costarricenses para enfrentar el proceso penal por los crímenes.
La Nación tuvo acceso a la declaración que Segura Gómez rindió ante agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) tras su regreso a suelo costarricense. En el documento, no niega haber estado presente en el sitio del crimen, pero se abstiene de declarar con base en una condición de salud mental.

“Rechazo los cargos y me abstengo de declarar por el momento, hasta tanto se me haga una valoración psiquiátrica, con el fin de determinar mi enfermedad (esquizofrenia y personalidad disociativa), lo que me genera un brote psicótico que me imposibilita el recordar y comprender ciertas cosas que suceden”, manifestó el sospechoso.
LEA MÁS: Esto dice informe forense sobre las brutales lesiones de los primos asesinados en Heredia
Segura también solicitó a las autoridades el secuestro de su expediente médico en dos centros hospitalarios: el Hospital Nacional Psiquiátrico y el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia.
“Solicito se mande a secuestrar el expediente psicológico y psiquiátrico del Hospital San Vicente de Paúl y del Hospital Nacional Psiquiátrico, donde consta mi enfermedad y el tratamiento que recibo”, agregó en su declaración.
Evaluación psiquiátrica
Un informe médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), incluido en el expediente judicial al que tuvo acceso La Nación, revela que desde el año 2021, Jean Franco Segura Gómez presentaba signos de afectación psicológica y trastornos de personalidad, aunque no fue diagnosticado con esquizofrenia ni con un cuadro psicótico.
En ese entonces, tenía 24 años y residía en San Josecito de San Rafael de Heredia junto a su madre, tres hermanos y dos sobrinas. Era padre de un niño de un año y se describía como creyente en Dios, aunque no practicante de ninguna religión. En cuanto a su historial académico, el documento lo perfila como un estudiante destacado, con notas por encima de 95, que cursaba los últimos seis meses de secundaria. También había finalizado un técnico en criminalística y se le consideraba una persona con gran capacidad intelectual.
Había trabajado como jefe de seguridad y en atención a clientes en bares, pero en ese momento estaba desempleado desde hacía cuatro meses debido a lo que él mismo atribuía: su “inestabilidad”.
El informe detalla que, al momento de la valoración (2021), no consumía drogas ni alcohol de forma habitual y se mostraba colaborador, sin alteraciones en el lenguaje, ni pensamiento delirante. Tampoco presentaba ideaciones suicidas ni homicidas.

Sin embargo, el equipo médico sí advirtió signos preocupantes, como tatuajes con fuerte carga simbólica: una frase en inglés sobre su cuello que decía “cut here” (cortar aquí), sogas tatuadas en forma de horca, una nota de suicidio dibujada en su piel y signos de autolesiones indirectas, como golpes o tatuajes repetitivos.
La impresión diagnóstica fue clara:
“Paciente con estructura de personalidad limítrofe, con rasgos de personalidad borderline y asocial. Predominan las desregulaciones emocionales, baja tolerancia a la frustración, alta impulsividad, ideas crónicas de muerte, fenómenos pseudo alucinatorios, cogniciones negativas y gestos suicidas”.
También se señalaba que el joven experimentaba episodios de “despersonalización y desrealización”, con una progresiva disfunción en sus relaciones interpersonales.
Tras su captura, Jean Franco y seis sospechosos más del crimen de los primos descuentan seis meses de prisión preventiva, mientras concluyen las pesquisas y se solicita la elevación a juicio.
Apuñalados
Carlos Alberto Barboza murió de forma violenta y brutal tras recibir 66 heridas con arma blanca, principalmente en el cuello, espalda, abdomen y pelvis. La más grave laceró la arteria carótida derecha, causándole una hemorragia masiva que derivó en su muerte. Además, las puñaladas dañaron órganos vitales como los pulmones, el estómago y el bazo, según se detalla en el dictamen forense DA-2025-00431-PF.
Una de las heridas más profundas alcanzó los 17 centímetros de penetración, ocasionando hemorragias pulmonares, exposición de intestinos y lesiones severas en el sistema respiratorio. El cuerpo de Carlos también presentaba golpes en la cabeza, rostro y cuero cabelludo, así como sangrado cerebral, lo que indica que fue golpeado antes o durante el ataque.
El expediente judicial revela que Carlos estaba dormido en la barra del bar cuando fue atacado. Un guarda testificó que en ese momento se desató una pelea entre Jorge Barboza (Bam Bam) y Jean Franco Segura Gómez, dueño del bar y principal sospechoso del doble homicidio. Mientras Bam Bam era golpeado, Carlos fue apuñalado en el cuello sin posibilidad de defensa.

En el caso de Jorge Humberto Barboza, el dictamen DA-2025-00432-PF señala que murió también por una herida en el cuello, que le cortó completamente la arteria carótida izquierda, causándole una exanguinación fulminante. Su cuerpo tenía cuatro heridas en el cuello, una de ellas de unos 14 centímetros de profundidad.
Jorge también mostraba signos de violencia física en la cabeza: hematomas en los párpados, el labio inferior y la frente, así como una fractura nasal. Todo apunta a que ambos primos fueron reducidos, golpeados y luego asesinados en condiciones de completa vulnerabilidad. El caso, marcado por su crueldad, evidencia un ataque planificado y con extremo ensañamiento.
Presunto rol como líder
De acuerdo con el expediente judicial Jorge y Carlos Alberto llegaron al bar Dude’s la noche del 6 de febrero con un amigo. Horas después, se desató una discusión con el dueño del bar, Jean Franco Segura Gómez, quien estaba acompañado.
El amigo de los primos logró escapar, pero Jorge y Carlos quedaron en el establecimiento, donde fueron golpeados y heridos con arma blanca. Los agresores cavaron una fosa en el sótano para ocultar los cuerpos y continuaron operando el bar como si nada hubiera ocurrido.
El caso se convirtió en una investigación por desaparición cuando los familiares de las víctimas presentaron la denuncia el 8 de febrero. La clave fue que las cámaras de vigilancia mostraron su ingreso, pero nunca su salida.
El hallazgo lo confirmó el director del Organismo de Investigación Judicial, Randall Zúñiga, cuatro días después, cuando detalló que los cuerpos fueron enterrados en el mismo sitio donde los asesinaron.
La fosa tenía forma de tanque séptico, una profundidad de 1,60 metros y se realizó en un sitio donde el suelo era rocoso, con escombros y cemento, lo que dificultó la excavación.