Hablar de salud mental y de las emociones es una consigna que las nuevas generaciones llevan por delante. Y sí, dichosamente la sociedad ha logrado una apertura en estos temas y cada vez se pone más en consciencia la importancia del bienestar psicológico.
Además, ahora es mucho más común hablar de afecciones mentales y conflictos emocionales; así como es inmensamente más fácil acceder a información relacionada a estos aspectos.
Sin embargo, no todo es color de rosa: también se ha caído en la trampa. En medio del inmenso caudal de información y conversaciones, se ha colado la indeseable desinformación que como la maleza, necesita de poco para reproducirse desenfrenadamente.
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Estamos de acuerdo: hablemos de salud mental y emociones; pero hagámoslo con fundamentos. Por esta razón, en Dominical nos dimos a la tarea de revisar con expertos cuatro conceptos relacionados a la psicología que están muy presentes en Tik Toks, charlas entre amigos y hasta en consejos familiares.
Pero es que no se queda ahí, pues los profesionales en psicología han confirmado que también llegan al diván y que muchos corresponden a un cóctel de malentendidos, pseudociencia y estereotipos.
En concreto, abordaremos los conceptos de: toxicidad, lenguajes del amor, tipos de apego y las energías femeninas y masculinas.
Para esta tarea, contamos con la colaboración de la clínica Integral de Psicología y Psicoanálisis Grupo Poïesis, por medio de Carlos Bonilla, director general del grupo; Andrea Robles, coordinadora del área de terapia infanto-juvenil; y Sussan Ortiz, quien lidera el área de Terapia de Pareja y Familia. Además, también brindó su criterio la psicóloga clínica Diana Corrales, quien se especializa en terapia enfocada en las emociones.
Los cuatro son profesionales graduados en psicología, con años de experiencia brindando consulta en Costa Rica y debidamente colegiados.
La toxicidad, una etiqueta dañina
La toxicidad es uno de los conceptos que más ha acaparado las discusiones sociales de los últimos años y que ha calado con más profundidad en el habla cotidiana de las personas a partir de la época de las redes sociales. Paralelamente, es uno de los términos más manoseados, para el que prácticamente cada persona tiene una definición.
De repente, pasamos a que fuera una palabra que nuestra mente asociara a productos, a escucharla 24/7, como el calificativo de moda que disparamos a cuanta persona o acción nos disguste. Pero, ¿hacemos bien al usarla?
Para la psicóloga Andrea Robles, este término es sumamente dañino y ella no lo utiliza durante sus consultas. Explica que esto es estigmatizante y que es preferible hablar de patrones, historias de vida o situaciones que deben trabajarse o mejorar.
Además, Robles comentó que este concepto fue acuñado por Lillian Glass, una especialista en comunicación y asesora de imagen estadounidense. Desde los años 90, Glass publicó varios libros en torno a las “personas tóxicas” y cómo identificarlas.
“Ella buscaba estructurar qué tipo de comportamientos hacen que una relación se vuelva nociva para dos personas. Ella señalaba factores como la falta de apoyo, la presencia de conflictos, la búsqueda de socavar al otro. Pero, en términos generales, la palabra a mí no me gusta porque tóxico es algo que contamina excesivamente y todos en algún nivel tenemos estos rasgos de toxicidad”, detalló la especialista.
Por su parte, la psicóloga Diana Corrales está en desacuerdo con el uso del concepto de toxicidad, pues lo considera una generalización dañina. Recalca que una máxima en psicología es que no se puede englobar a una persona bajo ninguna característica específica.
“Hablamos de una condena global por un conjunto de rasgos, que además son sacados fuera de contexto. ¿Qué pasa en redes sociales? Salen videos que dicen: ‘si tu pareja tiene este y este rasgo es una persona tóxica’, y la persona que está haciendo ese video, no conoces a la otra persona, el contexto, lo que va a interpretar quien ve el video. Puede ser demasiado dañino porque encasilla a una persona sin saber su complejidad humana”, declaró Corrales.
Comenta que ser una “persona tóxica” no es una categoría psicológica o algún tipo de trastorno. Además, recuerda que paralelo a este término ha surgido el de “persona vitamina”, que de igual manera es una categorización errónea aunque pretenda ser positiva.
“De nuevo es categorizar a una persona, reducirla a algo. Yo ya espero que esa persona sea siempre una persona vitamina pero, ¿qué pasa en el momento en que haga algo que no es vitamina? (risa) Entonces también rompe ese esquema que, nuevamente, representa rigidez”, concluyó.
Sumado a esto, Corrales tampoco avala la categorización de tóxico a actitudes, acciones o comportamientos, como sí lo hacen algunos de sus colegas, pues lo considera algo subjetivo. Es decir, lo que una persona crea o sienta como dañino o desfavorable no aplica necesariamente para los demás.
Los lenguajes del amor: la ‘teoría’ de un consejero evangélico que muchos toman como ley
Los lenguajes del amor son una propuesta del consejero matrimonial evangélico Gary Chapman. él postula que existen cinco lenguajes para expresar y experimentar amor: palabras de afirmación, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio y contacto físico.
Aunque el estadounidense publicó su libro homónimo a principios de los años 90, sus aseveraciones han tomado fuerza en tiempos de redes sociales. Figuras públicas, como el cantante colombiano Camilo y su pareja Evaluna se han encargado de popularizar a los lenguajes del amor, que para muchos, son santa palabra en las relaciones amorosas.
El psicólogo Carlos Bonilla aclara que lo propuesto por Chapman es solo una experiencia teórica y que no existe ninguna investigación que cumpla con los parámetros científicos, para respaldarla. Eso sí, destaca que el autor es bastante respetado y tiene libros muy populares.
Para Bonilla, el auge de este libro tiene que ver con que dentro de la cultura patriarcal suele formarse a las mujeres para amar, educar y criar; mientras que a los hombres se les focaliza únicamente para proveer económicamente.
Es por esto, explica, que en muchas relaciones heterosexuales existen problemas de comunicación que pueden llevar a recurrir a este tipo de libros, especialmente de parte de las mujeres que lo regalan como una manera de saltarse la hermeticidad de su pareja y hacerle entender las carencias comunicativas de la relación.
“Las personas se empiezan a quedar en ellas y entonces piensan que así lo van a lograr y más bien tenemos que ir muchísimo más allá de los lenguajes y realmente encontrar un lenguaje de la relación. Al aprender a leer realmente a la otra persona, mutuamente, en ese vínculo ahí sí, podríamos llegar a lograr mejores resultados”, explicó el psicoanalista.
Sussan Ortiz confirma que en muchas ocasiones las personas se quedan en un solo lenguaje, y en las consultas ya lo tienen como algo establecido. Esto, asegura, genera disputas en las relaciones, que nacen de la incomprensión.
“Las parejas piensan que solo hay un único lenguaje del amor, o que los lenguajes del amor son universales y en sí, todo es muy mixto. La manera en que una persona recibe amor no es la misma con su pareja o familia, porque sí, el afecto y el amor son a nivel de toda la familia en general”, comentó Ortiz, quien es especialista en terapia de pareja.
Diana Corrales es otra de las psicólogas que asegura que a su consultorio han llegado pacientes con afirmaciones del estilo: “este es mi lenguaje del amor” y que además, también ha recibido consultas sobre el tema de familiares y amigos. Según explica, el terapeuta debe trabajar en una reestructuración cognitiva, para deconstruir en el razonamiento de las personas sobre estas y, en general, cualquier estructura preconcebida sin fundamento.
“La rigidez es como el peor enemigo de la salud mental. A mayor flexibilidad cognitiva, mayor salud mental. En este tipo de casos hay que trabajar con mucha reestructuración cognitiva y flexibilidad”, explicó la experta.
Por otro lado, aunque no tienen asidero científico, Corrales rescata lo que promueve en el fondo, que es el hecho de que todas las personas recibimos el amor de maneras diferentes. Supone que Chapman creó esas cinco categorías como algo didáctico, pero enfatiza en que son arbitrarias y no hay nada científico que las respalde.
“El problema con la mayoría de las cosas que consumimos de psicología en redes sociales, es que se intentan simplificar de tal forma de que el público lo pueda entender y digerir; pero al mismo tiempo puede ser algo sobre simplificado. Entonces caemos en estructuras que son demasiado rígidas, aunque el ser humano es mucho más complejo que eso”, puntualizó.
Los tipos de apego: una teoría contaminada por la desinformación
Este tema se las trae y es un caso bastante diferente a los demás, pues sí existe todo un marco teórico relativo a los tipos de apego en la psicología. Cualquiera puede buscar en fuentes fidedignas información al respecto. Entonces, ¿cuál es el problema?
La psicóloga Diana Corrales explica que el principal conflicto es que esta información es para uso de los profesionales, que pueden interpretarla junto al contexto necesario. Sin embargo, llegó a las personas “civiles”, de manera aislada y esto genera una serie de malinterpretaciones peligrosas.
Corrales enfatiza en que los apegos son categorías que pueden guiar el proceso terapéutico, pero de ninguna forma pueden interpretarse como diagnósticos. En este punto, puede verse la mala difusión del concepto, pues lo que abunda en redes sociales son personas asegurando que tienen apego ansioso o evitativo.
De acuerdo con estos postulados, las personas cuyo tipo de apego, aseguran, es evitativo se blindan en esto para justificar actitudes como la falta de comunicación asertiva o la ausencia de estabilidad en las relaciones. Por su parte, quienes se agrupan como “ansiosos”, se asocian con la intensidad e incluso se amparan en esto para normalizar el irrespeto por los espacios de los demás, asegurando que su apego los obliga a estar siempre cerca de su pareja o les impide cultivar su individualidad.
De acuerdo con Carlos Bonilla, la teoría del apego fue desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby, quien identificó cuatro tipos de apegos: seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado. Estos se consolidan en las personas en su infancia, de acuerdo con las experiencias que vivieron en esta etapa, pero afloran también en la adultez.
“Si no van a terapia, lo que sucede normalmente es que tenemos adultos que se comportan como cuando estaban niños o se relacionan como se relacionaban cuando eran niños. Eso es lo que hay que trabajar en el apego, que influye obviamente en el bienestar emocional y en cómo la gente se vincula en sus relaciones interpersonales”, explicó.
Además, Diana Corrales aclaró que los apegos fluctúan y se desarrollan en las personas por una interminable lista de situaciones vividas que no pueden reducirse a una lista en Tik Tok o Twitter. Por lo tanto, no son características inamovibles de las personas y al contrario, la idea de la terapia es trabajar para que nuestros apegos emocionales se desarrollen de forma cada vez más segura.
“Yo estoy formada en terapia focalizada en las emociones donde el apego, sí es bastante importante, pero no todo psicólogo va a trabajar con estos conceptos. Además, nosotros mismos lo usamos para guiar, pero pero para nuestro propio proceso con el paciente, ni siquiera es información que se le brinda a la persona”, enfatizó.
Energías Masculinas y Femeninas: ¿Roles de género 2.0?
Con solo hacer una búsqueda del término en internet, es posible observar que el consenso asocia a la energía femenina con rasgos como la pasividad, receptividad, autocuidado e intuición. Mientras que las masculinas están relacionadas con la proactividad, estabilidad, fuerza y la lógica.
En otras palabras, poco le falta a esta pseudo teoría para afirmar que las mujeres son seres sumisos e irracionales y los hombres proveedores guiados por el raciocinio; una lógica que es de todo menos novedosa y sustenta al sistema patriarcal.
Para Diana Corrales, terapeuta psicológica focalizada en las emociones, al analizar el tema de las energías renacen planteamientos que han sido estudiados desde muchas ramas y que debaten sobre qué está dado biológicamente y qué corresponde a un aprendizaje sociocultural.
Más allá de que no exista tal cosa como las energías, Corrales aprovecha para explicar que la caracterización de algo como femenino o masculino es una disposición ideológica que no está basada en ningún hecho científico.
“Me parece contraproducente decir que una característica es energía femenina versus energía masculina, porque no hay realmente un fundamento real científico. También puede ser dañino en el sentido de que si yo tengo más energía masculina que femenina y yo soy mujer, entonces ¿qué? ¿hay algo malo conmigo?. No, simplemente son características humanas, que algunos tendremos más que otras, pero son características, en general”
Además, cuestiona que estas aseveraciones pueden ser formas de reproducir roles de género bajo un empaque novedoso. Si al final se plantea que todos tenemos una mezcla de “energías femeninas y masculinas”, dividirlas en género tiene la doble intención de asociar al hombre y a la mujer con ciertas características.
Por otro lado, Andrea Robles explica que esto es un gran limitante para las personas, que suele sentirse encasilladas en cómo deberían actuar dependiendo de su género.
“Como mujer puedo ser cariñosa, pero también tengo que saber establecer límites y eso es a lo que le llaman energía masculina. De repente una mujer que se empodera y asume roles fuertes en la sociedad, llega este trending y le llama a eso energía masculina. Igualmente si los hombres son empáticos, cariñosos o respetan algunas decisiones de la mujer; entonces viene este trending y le llama energía femenina”, reflexionó la especialista.
Aunado a esto, Carlos Bonilla considera que continuar con este tipo de discursos refuerza el sistema patriarcal e impide que a nivel social se piense en otras maneras posibles de organizarnos, que sean diferentes a las que adoptamos miles de años atrás.
“No hemos logrado mejorar la cultura hacia un hombre que sea muchísimo más positivo y que ya no se coloque en esas posiciones autoritarias. Un hombre que madure y que se responsabilice de otra forma; eso sería algo a lo que nos tenemos que abocar todos y todas”, declaró el director de Grupo Poïesis.
Finalmente, la psicóloga clínica Diana Corrales invitó a las personas a consultar mejores fuentes y no validar argumentaciones disfrazadas de psicología solo porque las emitan personas con mucha fuerza en redes sociales.
Corrales afirmó que las dificultades en el acceso a profesionales en salud mental e información de calidad al respecto, genera brechas y que por ende, es más que normal que las personas busquen respuestas en internet.
Para esto, afirmó, es necesario un compromiso de los sectores gubernamentales, para que la atención de la salud mental y emocional deje de ser un privilegio que solo algunos pueden costearse.