Nos estamos tomando la política como un juego de perder y ganar, sin darnos cuenta de que, con esa actitud, todos estamos perdiendo
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PorHernán Rojas Angulo
Cuando estudiamos o enseñamos Economía, sabemos que necesariamente debemos revisar las corrientes ideológicas que utilizan los países, llámense los gobiernos, para resolver el problema económico de la escasez de recursos y las necesidades ilimitadas. Aprendemos así acerca de los sistemas capitalistas, comunistas o socialistas, tropicalizados en Latinoamérica como la izquierda y la derecha, y todo el abanico de tendencias que se desarrollan hacia el centro o más hacia un lado que al otro. Ello, sin dejar de lado los nombres y apellidos con que se designan tales corrientes, por ejemplo: socialdemócratas, socialcristianos, liberales, neoliberales, progresistas, nacionalistas, conservadores...
Nada de esto pareciera importarle al ciudadano costarricense a la hora de emitir su voto para escoger al próximo presidente de la República y a los diputados que “nos representarán en el Congreso”. Nos tomamos con meridiana responsabilidad el revisar la corriente ideológica con la que se autodefinen los partidos políticos o cómo son definidos por sus contrincantes.
Lo que llama la atención es que luego escuchamos alegremente a las personas justificando su voto por razones de tradición familiar, porque les gustan o no los colores de sus banderas, los eslóganes, las caras de las personas candidatas. O bien por su nivel de popularidad, si caen bien o mal, o por las personas que los acompañan o los apoyan.
Para muestra, un botón: en el reciente proceso electoral en Estados Unidos, las y los candidatos/as se valieron de artistas, cantantes, deportistas, magnates de las tecnologías y los llamados influencers para atraer votantes a sus partidos.
De verdad nos estamos tomando la política como un juego de perder y ganar, sin darnos cuenta de que, con esa actitud, todos estamos perdiendo: perdiendo identidad democrática, perdiendo valores cívicos, perdiendo responsabilidad por el futuro de nuestro país, perdiendo la oportunidad de elegir mejor a nuestros gobernantes, perdiendo la oportunidad de mejorar colectivamente el desarrollo económico y social del país, perdiendo la oportunidad de un mejor futuro para nosotros, nuestros hijos y familias.
Tomemos la política en serio. Se trata de nuestro bienestar, de nuestro futuro y de nuestro país. Revisemos no solo las ideas, objetivos y principios de las ideologías, sino también los programas de gobierno que nos ofrecen. Y revisemos también lo que han hecho en el pasado para verificar el cumplimiento o no de promesas de campaña; revisemos nuestra historia política para ver si, efectivamente, hemos tenido gobiernos partidistas que siguen y cumplen los postulados de su ideología o si hemos tenido gobiernos oportunistas que comienzan con políticas y acciones de derecha que buscan la estabilidad económica para no perjudicar a los grupos de poder económico y concluyen su gestión con políticas y acciones de izquierda calculadamente para atraer de nuevo el voto popular y mantenerse en el poder.
Ninguna ideología es buena o es mala. La cuestión es para quiénes es mejor una que la otra: ¿para las mayorías?, ¿para las minorías? ¿Para los trabajadores o para los empresarios?, ¿para los productores nacionales o para las empresas e inversiones extranjeras?
Recordemos que nuestro Estado, llámese gobierno, sí participa activamente en el mercado, de manera directa o indirecta, presentando leyes al Congreso que ayudan a unos y perjudican a otros; subiendo, bajando o eliminando cargas tributarias; estimulando o no actividades productivas de toda naturaleza; promoviendo o no la importación o la exportación; congelando salarios a ciertos sectores organizacionales; promoviendo la venta de activos nacionales; mejorando o desmejorando nuestro valioso ecosistema; atrayendo o disminuyendo el aporte de divisas para el turismo por la falta de seguridad; mejorando o desmejorando la calidad de la mano de obra del futuro con buenos o malos programas educativos.
Por eso y por mucho más, estudien y analicen mejor sus votos la próxima vez.
nancho1960@gmail.com
Hernán Rojas Angulo es profesor universitario.
Tomemos la política en serio. Se trata de nuestro bienestar, de nuestro futuro y de nuestro país. Foto: Archivo
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