El nuevo ciclo de aranceles impuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump a los tres países con los que mantiene el mayor déficit comercial y las respuestas inmediatas de sus socios comerciales ha intensificado las tensiones económicas a nivel mundial.
Estos tres socios comerciales representan el 62% del déficit de balanza comercial norteamericano total, por lo que sería la razón principal para imponer en el corto plazo aranceles a las importaciones provenientes de México, Canadá y China, así como plantear otras posibles medidas a otros países de la región.
México logró contener la amenaza arancelaria por 30 días, en los que deberá demostrar resultados satisfactorios para la administración Trump en materia de seguridad, especialmente en la frontera norte.
Canadá, dispuesto a optar por medidas similares, juega un papel clave en la generación de aproximadamente el 50% de la energía que consume su país vecino, lo que podría eventualmente ocasionar un apagón que encarecería el combustible y los costos de los estadounidenses.
China, el jugador más contundente y agresivo, impondrá medidas recíprocas y dirigirá su mirada a otros países para colocar su producción; desafiando no solamente a EE. UU., sino también las producciones locales de estas economías.
El mensaje de Trump es claro: recuperar la balanza comercial frente al resto del mundo; promover el empleo nacional norteamericano y lanzar un llamado contundente a industrias clave como la automotriz, la industria médica, agroindustrial, productos químicos y semiconductores, para que regresen sus inversiones a Estados Unidos. De lo contrario, enfrentarán aranceles que castigarán sus negocios si producen en otras naciones.
Estos cambios traerán repercusiones en la economía global, con incrementos de costos que se trasladarán a los consumidores en diferentes latitudes y un ajuste importante en cómo conocemos la “globalización” debido al nuevo posicionamiento de Estados Unidos de ser un país que promovía el “multilateralismo” a un nuevo fenómeno: Primero, Estados Unidos.
Tal situación marcará riesgos globales para Latinoamérica, la Unión Europea (UE) y el resto del mundo. En el caso de la UE, para el año 2023 tuvo un superávit de 156.646 millones de euros vs. EE. UU., lo que lo convirtió en una pequeña China. De estos, Europa importó 87 miles de millones (MM) de euros en productos minerales con un déficit de 71 MM contra EE. UU. y exportó 132 MM de productos químicos con un superávit de 59 MM.
En esta realidad europea, cada país de la comunidad ha tenido distintas realidades, por ejemplo, Irlanda fue el de mayor compra de servicios, con 183 MM; Alemania, el de mayor venta de servicios a EE. UU., con 66 MM. Por otra parte, en cuanto a servicios, la UE tuvo déficit con EE. UU. por 104 MM debido a su dependencia tecnológica.
La región de Centroamérica y el Caribe representa apenas el 1,83% del déficit de los EE. UU, y en Costa Rica representamos solo el 0,14%, pero, para nuestros países, la situación no pasa necesariamente por la balanza comercial, sino por temas geopolíticos en nuestra relación con China, el manejo de los temas migratorios o la posición sólida en temas relacionados con seguridad y lucha contra el narcotráfico.
La balanza comercial entre Costa Rica y Estados Unidos al cierre de 2024 nos dio un pequeño superávit de $1,5 MM. Ser reconocidos como un aliado estratégico podría facilitarnos mantener y aumentar la atracción de inversión extranjera, lo cual consolidaría la ruta de los semiconductores, aprobada en 2024 por el Senado, con votos demócratas y republicanos.
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‘Castigados’ y ‘beneficiados’
Debemos prestar atención a los mensajes de Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, quien ha anunciado que algunos países se verán “castigados” y otros, “beneficiados”, según el apoyo que reciban en asuntos trascendentales que aseguren a EE. UU. su gobernanza, su seguridad, y que sean aliados en la lucha contra el narcotráfico. En este sentido, se abre una gran oportunidad para Costa Rica de trabajar de la mano en estos temas que consideramos trascendentales para mejorar la calidad de vida de los costarricenses, siempre que nuestra soberanía no se vea comprometida.
Rubio anunció que EE. UU. tendrá un espacio diplomático de mayor cercanía con los países vecinos en Occidente, recuperando lo que ellos consideran aliados estratégicos y que esperan que sus vecinos se les en esta lucha. Esto nos abre nuevas oportunidades para mejorar nuestra posición con EE. UU. Lo anterior, siendo un socio relevante donde producimos con calidad, con seguridad y con costos razonables para la ciudadanía estadounidense.
Estamos en frente de “una nueva guerra”, una guerra geoeconómica, una guerra anunciada de aranceles inmediatos que se cocinará a fuego lento, mientras los países entendemos la nueva dinámica global que nos pondrá en una clara disyuntiva de Occidente contra Oriente, sin que esté claro quiénes se pondrán de un lado o del otro.
Este es un momento histórico para que en Costa Rica nos unamos y sigamos produciendo y aprovechando las oportunidades de exportar en el sector agro y agroindustrial, y en el médico, el alimentario, el de servicios, etcétera.
Mientras debemos ser conscientes y prudentes de los nuevos retos que afronta el mundo, seguir diversificando mercados y consolidando nuestra posición también con los países vecinos del Istmo, adonde exportamos cerca del 20% de nuestros productos, además de apuntar hacia Oriente Medio y los países asiáticos y europeos.
Es fundamental que nuestros productores y exportadores evalúen detalladamente sus cadenas de suministro y mercados-objetivo con apoyo de las autoridades, siempre con el mejor planteamiento estratégico de largo plazo.
Aún es prematuro sacar conclusiones definitivas sobre el impacto de estas medidas en Costa Rica. Resulta claro que el presidente Trump tiene una mentalidad mercantilista y de puertas adentro. Esto se puso de manifiesto en la agenda sostenida con Rubio, quien manifestó su intención de promover a Costa Rica como un aliado estratégico, siempre que mantengamos una ruta clara en materia de seguridad ciudadana y tecnológica, en nuestra lucha contra el narcotráfico, y en nuestra baja incidencia en materia migratoria.
Víctor Pérez Pérez es el presidente de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco).