No puedo votar por Kamala Harris porque no soy estadounidense; sin embargo, espero que quienes tengan el derecho sepan aprovecharlo en favor del decoro que es “la ley suprema”, decía Martí, “amante de todos los dogmas filosóficos que pregonan la justicia y la libertad, la dignidad y el decoro del hombre", escribió Gonzalo de Quesada Miranda en una recopilación de obras martianas.
Los populistas de hoy se parecen en su falta de decoro. Trump tiene varios casos abiertos en el sistema judicial —el más grave, el asalto al Capitolio en el 2021— y ya fue condenado por abuso sexual en el 2023 y luego por difamación, así como por 34 delitos por influir ilegalmente en las elecciones del 2016 al ocultar el pago a una actriz porno para evitar el escándalo.
Como en una de las canciones de Shakira, “la retórica“ es el “arma más letal” de Trump. Apeló a ella en su primera campaña, cuando fue presidente, contra Biden y contra Kamala Harris a quien, sin decoro, cataloga de vaga.
Millones de latinos agolpados en la frontera o indocumentados en ciudades como Nueva York, donde nació Trump, son víctimas de esa retórica incendiaria basada en la xenofobia y otras fobias. Para el republicano, la gente como usted y como yo “envenenamos la sangre” de Estados Unidos. Para fanáticos de la talla de Tony Hinchcliffe, Puerto Rico es “una isla de basura flotando en el Atlántico” y Steve Miller, antiguo asesor de migración de Trump, usa la frase que recuerda al Ku Klux Klan: “Estados Unidos es solo para los estadounidenses”.
Los argumentos en contra no hacen falta; sin embargo, si alguien los necesita, el economista y premio nobel Paul Krugman, en un artículo de opinión publicado en el New York Times (“No, los migrantes en Estados Unidos no están ‘envenenando la sangre del país’“), desmonta el relato describiendo Queens, tierra de la juventud de Trump.
Ahí, impera el “horror” trumpista, porque Queens “es el condado con mayor diversidad racial y étnica de los Estados Unidos continentales” y es “difícil pensar en una nacionalidad o cultura que no esté representada allí. Los migrantes son casi la mitad de la población del municipio y más de la mitad de su fuerza laboral”. Y añade: “Queens… aunque nadie lo crea, es uno de los lugares más seguros de Estados Unidos”.
No puedo votar por Kamala Harris, pero si los estadounidenses quieren mantener el decoro en la Casa Blanca, deben votar por ella. Las personas decentes luchan también por preservar la democracia, los indecentes no.
gmora@nacion.com