Si antes pudo haber alguna pequeña duda, ya se puede afirmar con toda propiedad que el gobierno de Rodrigo Chaves está en modo “campaña política”.
Dos plazas públicas realizadas en Casa Presidencial y pagadas con dinero de los contribuyentes marcaron el descarado inicio de los fuegos electorales en Zapote.
En una primera puesta en escena, el jaguar mayor se quitó el saco con manchas y se puso el traje de fantasía para presentarse ante el auditorio como el paladín de la moral.
Armado con un arsenal de falsedades y frases denigrantes, el mandatario arremetió furiosamente contra los antiguos programas de educación sexual del MEP y contra la comunidad LGBTI.
También se sacó de la manga un proyecto para endurecer las penas de cárcel contra las mujeres que aborten o que consientan la interrupción del embarazo.
Chaves convocó para este acto a representantes de distintas iglesias que, posiblemente sin quererlo ni sospecharlo, ungieron con su presencia este evidente guiño al votante conservador.
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El coqueteo resultó tan notorio que despertó la incomodidad de grupos y políticos tradicionalmente cercanos a ese sector del electorado, y a esos enfoques tradicionalistas.
La segunda parte del show tuvo lugar, 24 horas después, en el mismo lugar cuando el mandatario anunció el “envío” de cinco miembros de su gabinete a la llanura.
Esta ceremonia ocurrió solo un día antes de que expirara el plazo que tenían los ministros para renunciar si tenían interés de aspirar a la presidencia o vicepresidencias en los próximos comicios.
Con un formato muy parecido al de los mítines políticos de antaño, cada uno de los jerarcas fue presentado con un video sobre sus logros y una florida descarga de loas.
Todos ellos fueron invitados a la tarima para “despedirse” y apretaron los dientes cuando llegaron las preguntas de rigor y las ensayadas sobre sus posibles intereses electorales.
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Claro, el riesgo de una denuncia por beligerancia política aconsejaba mantener la prudencia por un tiempo más antes de poder hablar libremente del tema.
Pero el intercambio de frases de doble sentido y de sonrisas cómplices entre el presidente y sus principales lugartenientes arrojó luz sobre lo que ya estaba claro.
Ahora, es cuestión de tiempo para que se confirmen las fichas del chavismo para la campaña. Lástima que en Zapote ya estén pensando en estos temas, en lugar de resolver los problemas del país.