A ver, los veo como adormilados en esta fría mañana, así que aquí va la siguiente pregunta: ¿qué es peor, la censura o la desinformación? Cuando hablo de censura, me refiero a un poder que autoriza o prohíbe la circulación pública de ciertas informaciones debido a razones políticas, religiosas, estéticas o, incluso, en nombre de la “verdad”. Por otra parte, de acuerdo con la Real Academia Española, la desinformación es información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines. Ambas influyen intencionalmente sobre la ciudadanía, ocultan verdades, pero lo hacen por métodos diferentes: la censura, mediante una restricción de la libertad de expresión; la desinformación, mediante el abuso de ella.
Más de uno objetará la pregunta misma. Dirán: “Esa es una falsa disyuntiva, ¿quién dice que se trata de una escogencia entre una cosa y la otra? En el mundo real, ambas coexisten y hasta pueden reforzarse.” Punto concedido, no tengo nada que rebatir… excepto por un pequeño detalle: la pregunta no plantea una escogencia ni supone que una excluya a la otra. De hecho, Elon Musk, el sumo pontífice de la desinformación, quien ha sumido a la red social X en la cloaca de la mentira y el odio, puede alegremente coexistir con Xi JinPing, el presidente de China, responsable final del sofisticado aparato de censura de su país. Hasta se pueden dar besitos y acordar repartirse mercados en un “ganar ganar”.
La pregunta que formulé sondea un tema diferente, la posibilidad (o no) de establecer una gradación ética entre tener un árbitro que limite a priori la libertad de expresión y tener matrafuleros que hagan un uso excesivo, injusto y deshonesto de ella. Vean que, al menos teóricamente, uno podría imaginarse un censor ilustrado y cultivado que pare la desinformación, mientras que uno no puede imaginarse, por definición, a un desinformador dispersando verdades por los cuatro vientos. Estamos claros en que ambos son infiernos profundamente antidemocráticos, pero hasta en La Divina Comedia, de Dante, el Infierno tiene nueve círculos, unos peores que otros.
Si uno quiere ser un personaje heroico, es preferible combatir la censura en nombre de la libertad, pues enfrentarse a la desinformación es meterse en el barreal de las trincheras sin nombre. Sin embargo, la pelea contra la desinformación es una misión que solo puede darse en democracia. Y prefiero la democracia.