El curso lectivo comenzó este 5 de febrero sin el Programa de Estudio de Educación para la Paz y la Convivencia, que sustituirá al Programa de Afectividad y Sexualidad Integral, eliminado a pedido de la ahora exministra Anna Katharina Müller.
La falta de definición sobre el nuevo plan, así como el enfoque, preocupa a las exviceministras de Educación Rocío Solís Gamboa y Karla Salguero Moya.
En entrevistas por separado con La Nación, ambas señalaron la necesidad de formar en cultura para la paz porque es vital para la convivencia. Sin embargo, dudan de que pueda existir una fusión con las temáticas de sexualidad y afectividad. Su temor es que por querer abarcar ambos tópicos en un solo curso se pierdan de vista aspectos importantes de ambos.
“Lo que había que hacer era revisar ese programa, ajustarlo. No sepultarlo ni sustituirlo. Yo no sé qué es lo que viene”, resumió Solís.
Hasta el momento, no se conocen detalles de los contenidos. Leonardo Sánchez Hernández, ministro de Educación comentó que el nuevo programa podría ser revisado por el Consejo Superior de Educación (CSE) en aproximadamente un mes.
“Lo que se está hablando en este momento es en el aire, no lo hemos visto publicado. Que nos cuenten de qué se trata. Hay muchas preguntas sin respuesta, ¿los docentes ya fueron capacitados? ¿Se cubren todas las temáticas que se requieren?“, se preguntó Salguero.
Para ella, un programa es un proyecto de formación de la ciudadanía y los educadores tienen la responsabilidad de conocerlo para implementarlo, lo que podría retrasar más su ejecución. Sin embargo, considera que es prematuro hablar sin conocer los contenidos.
“Es difícil tener una posición cuando se ofrece algo que todavía nadie conoce. Quisiera que el Ministerio de Educación Pública (MEP) o el CSE se pronuncien sobre cuál es este programa”, destacó.
Este martes, 18 organizaciones solicitaron a la Defensoría de los Habitantes revisar los contenidos del nuevo plan de estudios y asegurarse que atiende los derechos y necesidades de los estudiantes en esta materia.
Combinar temas distintos en un solo programa
Para las exviceministras, cada uno de estos temas requeriría un programa separado e independiente.
“Había una estructura firme en el programa anterior, pero aquí yo no siento estructura. Como la Ruta de la Educación (plan de la exministra Müller), que nunca tuvimos. Va a ser un ensayo y error de un montón de cosas y quienes van a salir perjudicados son los estudiantes. Porque no podemos revolver un montón de cosas, la cultura de paz con la sexualidad, las dos cosas son muy importantes, pero no revueltas. No podemos meter todo en un saco, tanto lo diluimos que queda en nada, el que mucho abarca poco aprieta”, aseveró Solís.
Salguero duda que se haya logrado hacer “ese amarre” para integrar en un programa sumamente robusto todos esos temas con fortaleza con la participación de la Dirección de Desarrollo Curricular y la Dirección de Vida Estudiantil.
“Me preocupa que se fuera a perder de vista la formación en afectividad. La convivencia es una cosa, la educación para la paz es otra, y la educación para la afectividad y sexualidad buscan otros temas de estudios, son temas muy diferentes”, insistió.
Otras preocupaciones
Independientemente de las temáticas del nuevo programa, a Solís le preocupa algo que el Estado costarricense, a su criterio, ha descuidado: la educación a los adultos, tanto padres de familia como los mismos docentes.
“Al Estado le toca la educación a los padres, y es una gran deuda que tienen tanto el MEP, el PANI (Patronato Nacional de la Infancia), el IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social), los hospitales, las universidades. Se debe enseñar cómo acompañar a los hijos en una crianza positiva. No se trata de cómo ayudarles en la escuela, se trata de la forma de crianza, la afectividad, cómo moldear el carácter y ayudarles a ser mejores personas, con buena autoestima”, amplió la exfuncionaria.
Solís reconoce que el PANI tiene una academia de crianza, sin embargo, el alcance no llega a todos los que la necesitan.
En su criterio, descuidar la formación en sexualidad y afectividad con un programa que diluya demasiado los contenidos es un riesgo grande.
“Si ya tenemos una educación con unos grandes vacíos a nivel académico, ahora a nivel de relaciones interpersonales, de convivencia y de una sexualidad sana nos veremos muy afectadas. Los padres no van a hacerlo, y quienes van a sacar provecho son las mafias, proxenetas, y abusadores sexuales”, concluyó.